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viernes , abril 26 2024
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ESA SONRISA

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

La serenidad del domingo permite la recuperación de las emociones vividas el sábado. Cuán profunda resulta la felicidad de ver ganar a Gimnasia y de verlo ganar con Maradona. Sobre todo porque lo ocurrido es, en cierto modo, la ratificación de un camino que no venía nada mal, pero se obstruía a la hora de la plasmación. Tres partidos de empate, quizás de algo más, habían terminado en derrota; se intentó “explicar” esos resultados mediante lupas que no alcanzaban a enfocar adecuadamente.

Pero el sendero del Bosque trazado por este cuerpo técnico estaba bien diseñado. ¿Porqué no iba a resultar? Quizás mi única preocupación se registró en Córdoba, cuando las llegadas escasearon; pero ante Ríver, el desnivel fue importante y sólo la enorme capacidad de conversión de Scocco facilitó la inversión de los merecimientos. Los comentarios escuchados por entonces ofuscaban la inteligencia: “pero lo que necesita Gimnasia es ganar” decían los resultadistas, como si no lo supieran todos.

Esa frase remanida es un equivalente a este ejemplo. Uno se enferma, por caso, una gripe importante. Entonces, el que se las sabe todas en vez de decir andá al médico, tomá esto, guardá cama o algo así, viene y enfatiza: “¿Sabés lo que necesitás vos? ¡Curarte!”. Que vivo. El que padece una situación no precisa conocer el final de la trama sino cómo transitar el presente para llegar al mismo. Al observar que pese a la dificultad de concreción Gimnasia generaba más y más, con todas sus falencias y limitaciones, respaldé con energía el trabajo realizado.

Pero esto no es nada; es el arranque de una posibilidad. Apenas eso. El fondo es oscuro y las paredes, lisas. Quién sabe. En ese marco, un comentario: entre el deslumbramiento justificado que implica la presencia de la más grande figura del fútbol mundial, repasé sus enseñanzas para los tiros libres. Antes de lo ocurrido en Mendoza, estaba fascinado: Maradona enseña cómo pegarle a quienes tienen condiciones para hacerlo. No puede lidiar con beisbolistas, pero si con aquellos que, como Ayala, poseen materia prima. El tema es la cobertura con el pie de la parte baja del balón para lograr que la curva descienda tras la barrera.

Es un equilibrio difícil porque si el pateador se excede, como suele pasar, la pelota se va arriba, lejos, con un coro de silbidos. A diferencia de aquellos médicos de ocasión, Maradona enseña cómo hacerlo. Y ahí tenís vo. Otrosí: Contín o algún otro de los delanteros del banco merecía la oportunidad. Pero más: la definición de García –vean la pierna que usó- amerita aplausos de aquellos que lo hostigaron. Nada de eso opaca las dificultades en la salida ni el problema del retroceso por izquierda. Nada de eso invalida la genuina preocupación por el aire del 5 cuando hay más de dos volantes rivales en derredor.

Pero ¡qué alegría! y qué alegría la alegría del Diez. Más allá del bailongo: la sonrisa amplia en el terreno de juego. Esa sonrisa es –también- el fútbol. Se juega para eso. Para, después de esforzarse y tratar de hacer las cosas bien, poder sonreír así. Es un gesto que viene del cuerpo, surge con la potencia de un geiser y se concreta en el sol que evidencia la satisfacción. Esa sonrisa vasta, completa, sin otro anhelo que seguir siendo, es una parte del Ho que muy de vez en cuando provee este juego. Maradona ya había logrado todo, pero en ese instante su realización llegó con esta victoria.

Y todos los nosotros volvimos a lagrimear. Confieso que nunca pedí tanto. Sueño con Gimnasia; tras los clásicos me despierto sobresaltado por pesadillas que evocan momentos clave de la catástrofe. Rezo por Gimnasia. Pedí de todo –la canción dice “pedí cien mil deseos, nunca se me cumplieron”- pero jamás tuve la osadía de solicitar tener a Diego Armando Maradona vistiendo el buzo tripero. Lo dije: ese deseo pervivió de modo latente sin emerger, porque parecía demasiado. Y resulta que un día aparece el tipo, gordito, chueco y contento dirigiendo a la camiseta más hermosa del mundo. ¿Saben cuál es la estrofa que sigue?: “Nuestra revancha es la pasión”.

Esta es la breve historia del primer triunfo de Maradona en su retorno al fútbol argentino.

Vieran cómo se pone el Bosque cuando llega la primavera.

 

* Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica

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