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Arturo Jauretche y el periodismo

Por ARITZ RECALDE *

“En esta serie de artículos sólo me propongo consolidar esa saludable desconfianza popular a la letra impresa y a la voz de la radio, que salva a nuestro pueblo en las grandes circunstancias históricas. Ya he dicho en otra ocasión que esa desconfianza y el buen sentido que apareja deben ser hijos del hábito del mate, y de esa pausa entre mate y mate, que abre un interrogante humorístico, mientras se leen los diarios mañaneros, y por donde se desliza esta preguntita socarrona: ¿Qué hay detrás de esto, qué finalidad persiguen, qué interés se mueve?. Conviene que los hombres que han llegado al gobierno tomen mate” (…) O cumplen el programa nacional y popular que nos han prometido, y entonces los van a pintar como si fueran el diablo, o no lo cumplen, y entonces los van a pintar como angelitos de cielorraso”. Arturo Jauretche[1]

 

“Unificaron todo el periodismo, la radiofonía y la televisión. Volcaron sobre papel y sobre los oídos toneladas – ¿cómo se mide esto?- de injuria y difamación. Convirtieron en traidores a la patria a los que la habían redimido de las viejas coyunturas a que ellos sirven; presentaron como tiranos a los libertadores, y no hubo basura del rincón o de retrete que no se arrojaran sobre los hombres, sobre las ideas y sobre la fe de pueblo argentino. Llamaron patriotismo, esquizofrenia; demagogia, al amor al pueblo; paralelo 42, a la organización sistemática del contrabando; libre empresa, a la destrucción del capital argentino para subordinarlo al extranjero; y la libertad de trabajo y de asociación, a la destrucción de los organismos sindicales y patronales de defensa de los intereses nacionales. Llamaron jueces a los sicarios; policías, a los matones; virtud, al entreguismo; desfiguraron todo, anatematizaron lo argentino, exaltaron lo extranjero, llamaron valentía al asesinato impune, y cobardía a la resistencia popular. Volvieron a desfigurar la historia, exaltando al cipayo y al vendepatria y denostando al patriota de verdad. Y eso lo dieron por el periódico, por la radio, por el libro, por la universidad, por la escuela. Y lo dieron en dosis masivas, en dosis para adultos, se dormían oyendo la palabra mentirosa del locutor y despertaron oyendo la palabra mentirosa del locutor”. Arturo Jauretche [2]

 

A continuación, vamos a entregarle al lector algunas claves de lectura para interpretar la visión de Arturo Jauretche sobre los objetivos y las formas de funcionamiento del periodismo argentino.  Las opiniones del autor se hacen con un profundo conocimiento del tema, ya que Jauretche desarrolló una importante tarea periodística en la prensa gráfica que se vio reflejada en artículos publicados, entre otros, en Marcha de Montevideo, Forjando, La Hipotenusa, Petróleo Argentino, Imagen del País, Comunidad Nacional, El Mundo, Ultima Hora, Palabra Argentina, Santo y Seña, Democracia, La Tarde, Confirmado, Todo,  Cuadernillo de Cultura, El Nacional, Reconquista, Que sucedió en 7 días, El Líder, El 45, Primera Plana, Confirmado o Señales.

El autor promovió un marco teórico para comprender los procesos de formación de la cultura en los países dependientes y en el cual se inscribía la actividad periodística argentina. En este marco, estableció que los diarios y la radio[3] formaban parte de un conjunto de instituciones forjadoras de cultura que denominó aparatos de la colonización pedagógica.

El rol de la colonización pedagógica y de sectores importantes del periodismo, era el de hacer de la Argentina una “semicolonia” en la cual el trabajo y la riqueza interna del país puedan ser exportados a las metrópolis. En este sentido, es que Jauretche estableció que “A la dictadura de los cabos y sargentos de la gran guerra reemplaza, en los países llamados democráticos, la dictadura de los grupos financieros. Los efectos son los mismos aunque el modus operandi de las imposiciones sea otro más sutil, menos perceptible pero no menos eficaz. Va de unos a otros la diferencia que media entre el asalto a mano armada y la estafa. Mientras los totalitarios reprimen toda formación y toda manifestación de la conciencia popular, los cabecillas de la plutocracia impiden, por el manejo organizado de los medios de formación de las ideas, que los pueblos tengan conciencia de sus propios problemas y los resuelvan en función de sus verdaderos intereses. Grupos capitalistas tienen en sus manos la universidad, la escuela, el libro, el periodismo y la radiotelefonía. No necesitan recurrir a la violencia para reprimir los estados de conciencia que le son inconvenientes.[4]

Con el objetivo de profundizar la apropiación de los recursos del país, los factores de poder económicos internacionales y la oligarquía interna, organizaban el aparato de la colonización que se caracteriza por su manejo monopólico de los medios de comunicación. En su opinión “Un director del trust eléctrico, o de cualquier otro trust, tiene hoy en sus manos el control de todas las noticias, de todos los editoriales, de todos los comentarios periodísticos. Desde sus despachos sale debidamente controlado el material informativo con que ha de nutrirse el ciudadano. De su visto bueno depende el buen nombre de un candidato, de un partido, de una acción cualquiera”.[5]

Los intelectuales, profesionales o periodistas eran permeables a la colonización cultural y “como se ha explicado con la alucinación de los intelectuales, se constituyó un sistema, en la misma relación en que se consolidaban y agrandaban los instrumentos materiales de la influencia exterior que constituían factores de poder mucho más poderosos que el mismo Estado o que la conjunción de intereses nacionales. Así, el error de la “intelligentzia” revertió sobre ella misma, y ya no pudo salir de él, porque todo el aparato a través del cuál podía expresarse y a través del cual se elaboraba el “intelectual”, se fue conformando a la política dominante cuya proyección se dirigía a estabilizar el país en las condiciones más óptimas para su aprovechamiento que, desde luego, no podía trascender los fines para los cuales fue “civilizado”. De tal manera  la “intelligentzia” quedó prisionera de lo que había promovido, y se tuvo que conformar definitivamente como instrumento colonial. Así, los que habían sido apóstoles de un error doctrinario se vieron convertidos en simples instrumentos divulgadores, cumpliendo en el campo de la cultura la función que el poder material cumplía en el campo de los intereses materiales”[6].

Tal cual se puede deducir con estas citas mencionadas, se observa que los medios de comunicación eran parte del aparato de la colonización cultural y de la disputa por el poder político del país. Asimismo, Jauretche muestra como las prácticas de los profesionales e intelectuales vinculados al periodismo, estaban inmersas en lógicas de producción y de reproducción de modelos, visiones e ideologías de la colonización pedagógica. Las instituciones periodísticas iban formando y reproduciendo “estereotipos” que favorecían la perpetuación de la “intelligentzia” y la educación distorsionada de nuestros periodistas.

 

Sobre este principio general de la “colonización pedagógica”, se organiza el artículo que presenta de manera sintética cuatro ejes que y según se puede deducir del planteo de Jauretche, son elementos fundamentales del funcionamiento del periodismo argentino. Estos son “¿libertad de prensa o de empresa?”;  “el periodismo y la política”; “las técnicas del ocultamiento” y el “rol del periodista”. El texto realiza una mención breve a las claves de interpretación del periodismo en la óptica de Jaureche e introduce citas y comentarios realizados por el autor a lo largo de sus obras.

 

I- ¿Libertad de prensa o de empresa?

  • El periodismo responde a intereses de poder económico y político y las definiciones de “periodismo independiente” o similares, son categorías ideológicas para garantizar su encubrimiento. La libertad de prensa, en los hechos, se desenvuelve como la libertad de empresa de los grupos financieros y económicos poderosos.

El cuarto poder está constituido en la actualidad por las grandes empresas periodísticas que son, primero empresas, y después prensa. Se trata de un negocio como cualquier otro que para sostenerse debe ganar dinero vendiendo diarios y recibiendo avisos (…) Así, el diario es un medio y no un fin, y la llamada “libertad de prensa”, una manifestación de la libertad de empresa a que a ella se subordina, porque la prensa es libre sólo en la medida que sirva a la empresa y no contraríe sus intereses”.[7]

 

  • El problema de fondo del periodismo argentino no es la falta de “libertad de prensa”, sino y por el contrario, es la posibilidad de garantizar la “libertad de opinión” a todos los ciudadanos.

(…) en el terreno de la formación de la opinión pública, la solución democrática consistirá en sustituir la libertad de empresa periodística o radiotelefónica, que es la libertad de los grupos plutocráticos para hacer su prensa o su radio e impedir toda otra, por la libertad de prensa sólo lograble cuando ella no tenga que depender de los intereses capitalistas”.[8]

Sobre la opinión del vicepresidente de Arturo Frondizi, Alejandro Gómez, a favor de promover “los fueros del periodismo”, Jauretche estableció que “yo opino todo lo contrario; lo que hay que asegurar son los fueros de la opinión pública, para que la gente del negocio periodístico no pueda desfigurar la verdad, por lo menos en la información, como se hace sistemáticamente. (De paso, y por que viene al pelo, recordaré que en un tiempo, Sábato fue director de Mundo Argentino y lo echaron, los de ASCUA por informar a la opinión pública sobre las torturas de la muy democrática y libertadora. Es decir, que la publicación que se ufana en recoger la necesidad del fuero  periodístico, ésta incursa precisamente en haberlo destruido, en cuanto un hombre de pluma intentó decir una de las tantas verdades que la prensa libre oculta”).[9]

II- El periodismo y la política

  • El periodismo se inscribe en las luchas del poder del país y los proyectos políticos y económicos, promueven instituciones culturales con funciones determinadas.

Refriéndose a las relaciones entre los fines del golpe de Estado de 1955 y la actividad del periodismo, Jauretche estableció que “hay un solo plan que comprende varios planes: Plan Económico, encomendado a Presbich; Plan cultural, ya ejecutado, restaurando en la totalidad de la prensa, en la Universidad, en la enseñanza media y primaria, la formación que viene desde Caseros, y se mantiene por el monopolio mitrista de los instrumentos de la cultura, para que la deformación histórica se consolide, impidiendo la formación de una conciencia nacional”.[10]

“Pero, además de la muy relativa validez de los datos, existe el uso malicioso de la información, para fines políticos y económicos, como la creada por los órganos de publicidad y por las manifestaciones de los grupos económicos agro importadores interesados en dar una imagen del país que les conviene y que en los últimos años es directamente depresiva”.[11]

 

  • La prensa al estar al servicio del imperialismo y la oligarquía, es enemiga de la independencia económica del país y en particular, de la industria nacional y las empresas públicas.

“Y esa gente es la que informa a nuestro país sobre la posibilidad de nuestro comercio, la que fundamentó la destrucción del IAPI[12] y el Banco Central nacionalizado, la que nos quiere orientar hacia la “libre empresa”, la que combatió los acuerdos bilaterales y la que ha clasificado el patriotismo de los hombres argentinos. Pero, recordar esto debe ser “esquizofrenia nacionalista”, como dice Rojas (El Almirante)”.[13]

  • Los intereses que defiende un sector importante del periodismo en un país dependiente, son los del imperialismo y la oligarquía interna aliada.

“Se trata del aviso de la gran empresa; los poderosos grupos financieros – y en nuestro país los servicios públicos hasta su nacionalización – obtienen del gran periodismo la orientación que conviene a sus intereses, y por sobre todo, los silencios correspondientes. Así el ojo de la dirección señala directivas a los “cagatintas” y censura la información para adecuarla, pues actúa con el oído atento al timbre de la registradora”.[14]

 “La función del economic Survey es pues doble: dar una imagen deformada del interés argentino para los argentinos; y conformar una idea de la Argentina en el exterior, conveniente al mantenimiento de esa imagen interna en la opinión de afuera”.[15]

“La falsificación ha perseguido precisamente esta finalidad: impedir, a través de la desfiguración del pasado, que los argentinos poseamos la técnica, la aptitud para concebir y realizar una política nacional. Así hemos carecido de realismo político (…) con una deformación transmitida de generación en generación, durante un proceso secular, articulando todos los elementos de información e instrucción que constituyen la superestructura cultural con sus periódicos, libros, radio, televisión, academias, universidades, enseñanza primaria y secundaria, estatuas, nomenclaturas de lugares, calles y plazas, almanaque de efemérides y celebraciones”.[16]

  • Los grandes medios de prensa han enfrentado a los gobiernos populares que las mayorías eligieron por intermedio de las urnas.

“Como, en 1916, contra Yrigoyen gobernante se produce la coalición de todas las fuerzas de la extranjería ideológica, de izquierda a derecha, siempre en nombre de la libertad y contra la dictadura y con la política del escándalo como gran instrumento en que coinciden parlamentarios, catedráticos y la prensa toda, desde “Crítica” a “La Nación” y “La Prensa”.[17]

“Hay que ir a los editoriales de La Prensa y La Nación y las informaciones del periodismo combatiente para enterarse de la indignación que produjo Yrigoyen al permitir que los trabajadores entrasen a la casa de Gobierno a conversar con él”.[18]

En los años 1945 y 1946 y frente al peronismo “Todo el aparato de la superestructura cultural estuvo al servicio de la clase alta con el monopolio de la prensa”.[19]

 

III- Las técnicas del ocultamiento

  • El periodismo en su tarea de ocultamiento aplica técnicas novedosas y conscientemente organizadas.

“Esto se hace con el manejo de los títulos, de la fotografía, del espacio, del tipo de letra. El lector desprevenido podrá darse cuenta fácilmente que la primera página tiene mucha más importancia que la última, pero ignora que la página impar es mucho más importante que la página par. Tome el diario, lector, y compruébelo: la página impar es la que salta a la vista y allí va la noticia destacada deliberadamente. Hay mil secretos, mil artimañas desleales que inciden en la formación de la opinión pública. Y cuídese lector de lo vagamente insinuado, de lo reiterado con m alicia , mucho más que las groseras imputaciones o elogios, porque más trabajan con la gota de agua de todos los días que con el escándalo resonante. Así edifican héroes y pecadores, prestigian ideas o las desmerecen”.[20]

 

  • Los medios de comunicación privados e históricamente, censuraron la libertad de expresión.

“Yo soy un hombre prohibido en la prensa grande; como otros muchos, que sólo salen cuando se trata de colgarles un sanbenito (…) no hay que descuidarse, porque la rienda del poder de que disponen en el manejo de la información es tal, que si lo agarran a uno mal pisado lo pueden alzar por los elementos”.[21]

“No voy a hacer la historia de los periódicos que me ha tocado dirigir, fatalmente clausurados por los variados Conintes[22] y estados de sitio, que al fin y al cabo no son más que formas estilizadas y con apariencia jurídica de sargento Cárdenas y los hermanos Ávila. Ahora el cuarto poder existe, y yo diría que es el primero, sólo que no tiene nada que ver con la libertad de prensa y sí mucho con la libertad de empresa”.[23]

“Este aviso del libro Los Profetas del Odio de Arturo Jauretche fue cobrado, pero no publicado. El diario de Gainza Paz ejerce censura de la publicidad cuando se trata de ideas, pero no cuando se trata de estafas. Para eso goza de los beneficios del cambio preferencial y de la exención de impuestos al negocio de la publicidad periodística que nada tiene que ver con la información ni con la cultura. Léase el texto del recibo y se verá que La Prensa se reserva el derecho de censurar el aviso”.[24]

 

  • En su accionar integral a favor de la dependencia, el periodismo eleva  a los representantes literarios de la oligarquía y censura a los intelectuales que piensan “diferente”.

Mostrando la censura de la que eran parte, Jauretche estableció que “Fuimos un día con Manzi  a llevar una noticia de FORJA que como todas, no publicaría”.

Para interpretar la relación entre prensa gráfica y censura en los ámbitos literarios, el autor recuperó las palabras que le transmitió Homero Manzi sobre Enrique Larreta: “Es federal por convicciones históricas y por la sangre, pues es nieto de Oribe. Pero no se anima a confesarlo. Está prisionero de la máquina de hacer prestigios literarios, como su atuendo del retrato que le pintó Zuloaga”.[25]

“El libro más útil que escribió Ricardo Rojas es “ La Restauración Nacionalista ”, y también el que le constó más caro. Por haberlo publicado, lo descendieron del púlpito donde ya lo había colocado el aparato de la colonización pedagógica y así se cerraron las columnas de “La Prensa” y “La Nación” y las altas tribunas académicas”.[26]

 

IV- El rol del periodista

“Entre intelectual y argentino, voto por lo segundo. Y con Todo”. Arturo Jauretche[27]

 

  • No existe el “periodista independiente” y la actividad implica un posicionamiento  y una elección de vida por parte del profesional.

“Fui colaborador de La Nación, allá por 1927 o 1928, publicando varios cuentos (entre los que sobresale uno titulado “Numerarse por la derecha”). Pero después no quise seguir colaborado porque se hacía incompatible con mi posición ideológica”.[28]

“Esto que estoy diciendo es historia mínima que baja la categoría de los temas; no beneficia al que escribe, pero no hay otro camino que documentar estas minucias, para ayudar al pueblo a descubrir la verdad entre la mentira engolada y la información falsificada”.[29]

 

  • Jauretche, a sabiendas de los riegos de ser censurado, implementó una acción periodística a contracorriente conjuntamente a la organizaciones libres del pueblo, demostrando la importante capacidad para comunicar que disponen los silenciados por el poder oficial.

“Era así como andar  con el arco y la flecha en medio de ametralladoras y cañones, construyendo ladrillo y barro en la época de hormigón armado. Oponíamos el sentido común y las conclusiones del análisis inmediato a un pensamiento infatuado de sabiduría prestada; pequeños volantes y folletitos o la voz de nuestros oradores callejeros contra todo el aparato de difusión y la publicidad de la fama y la suficiencia y contra la autoridad de las cátedras y bibliotecas.”[30]


Bibliografía citada

  • Díaz César (2007) Combatiendo la ignorancia aprendida. La predica jauretchiana en la Revista qué 1955 – 1958, EDULP, Buenos Aires.
  • Fernández  Aníbal (2011) Zonceras Argentinas y otras yerbas, Ed. Planeta, Buenos Aires.
  • Galasso Norberto (2003) Jauretche y su época, Ed. Corregidor, Buenos Aires.
  • Goldart Ernesto (1975) Jauretche, Ed. Cuadernos de Crisis, N 17, Buenos Aires.
  • Jauretche Arturo (1941)  “Opinión Pública y democracia”, Forjando, Buenos Aires.

(1958) “Aprendamos a leer los diarios”, Revista Qué, Buenos Aires.

(1958 – b) “La mentira de la prensa libre”,  Revista Qué, N 173.

(1969) Manual de las zonzeras argentina, Ed. Peña Lillo, Buenos Aires.

(1970) Política Nacional y revisionismo histórico, Ed. Peña Lillo, Bs. As.

(1972) De Memoria. Pantalones cortos, Ed. Peña Lillo, Buenos Aires.

(1973) Entrevista en la Revista CRISIS , Septiembre, Buenos Aires.

(1974) El Plan Prebisch. Retorno al coloniaje, Ed. Peña Lillo, Bs. As.

(1986) Mano a mano entre nosotros, Peña Lillo editor, Buenos Aires.

(2002) Escritos inéditos, Ed. Corregidor, Buenos Aires.

(2003) Jauretche y su época, Ed. Corregidor, Buenos Aires.

(2004)  Los profetas del odio y la yapa, Ed. Corregidor, Buenos Aires.

               (2006) El Medio Pelo en la Sociedad Argentina , Ed. Corregidor, Bs. As.

(2007) Forjando una nación, Scalabrini Ortiz y Jauretche en la revista Qué sucedió en siete días, EDUNLA,  Buenos Aires.

(2008) Ejército y Política, Ed. Corregidor, Buenos Aires.

 

Paginas web consultadas

www.elortiba.org

www.pensamientonacional.com.ar



[1] Arturo Jauretche (1958), “Aprendamos a leer los diarios”, Revista Qué,  extraído de Jauretche (1986) Mano a mano entre nosotros, Peña Lillo editor, Buenos Aires. P 179.

[2] Arturo Jauretche (1958 –b) “La mentira de la prensa libre”,  Revista Qué, N 173. Extraído de Arturo Jauretche (2007) Forjando una nación, Scalabrini Ortiz y Jauretche en la revista Qué sucedió en siete días, EDUNLA,  Buenos Aires. P 192.

[3] La Televisión fue creada por el Estado en el año 1951 y tenía poco desarrollo en el país en relación a la prensa gráfica o la radio y se puede deducir que es por eso, que ocupa poco lugar en la crítica cultural efectuada por Arturo Jauretche.

[4] Arturo Jauretche (1941) “Opinión Pública y democracia”, Forjando. Extraído de Arturo Jauretche (2002) Escritos inéditos, Ed. Corregidor, Buenos Aires. P 211.

[5] Arturo Jauretche (1941). P 212.

[6] Arturo  Jauretche (2004) “Los profetas del odio y la yapa”, Ed. Corregidor, Buenos Aires. P 103.

[7] Arturo Jauretche (1969) Manual de las zonzeras argentina, Ed. Peña Lillo, Buenos Aires. P  240.

[8] Arturo Jauretche (1941). P 212.

[9] Arturo Jauretche (1958). P 177.

[10] Arturo Jauretche (2008) Ejército y Política, Ed. Corregidor, Buenos Aires. Pp 17 y 18.

[11] Arturo Jauretche (2006) El Medio Pelo en la Sociedad Argentina , Ed. Corregidor, Buenos Aires. p 13

[12] Se refiere al Instituto Argentino de Promoción del Intercambio que monopolizaba las transferencias del comercio exterior argentino y que funcionó entre 1946 y 1955.

[13] Arturo Jauretche (1958). Pp 183-184.

[14] Arturo Jauretche (2004). p

[15]  Arturo Jauretche (1974)  El Plan Prebisch. Retorno al coloniaje, Ed. Peña Lillo, Buenos Aires. 149.

[16] Arturo Jauretche (1970)  Política Nacional y revisionismo histórico, Ed. Peña Lillo, Buenos Aires. P 15.

[17] Extraído de Norberto Galasso (2003) Jauretche y su época, Ed. Corregidor, Buenos Aires. P 168.

[18] Extraído de Norberto Galasso (2003). P 198.

[19] Extraído de Norberto Galasso (2003). P 507.

[20] Arturo Jauretche (1958). Pp 181- 182.

[21] Arturo Jauretche (1958). P 176.

[22] Jauretche se refiere al Plan Conintes  (“Conmoción interna de Estado”), aplicado a partir del gobierno de Arturo Frondizi. El Plan permitió que la Fuerzas Armadas repriman huelgas o reclamos civiles, incluyendo y como dice Jauretche, el cierre de periódicos.

[23] Arturo Jauretche (1969). P  239.

[24] Arturo Jauretche (1958 –b). P 191.

[25] Extraído de Norberto Galasso (2003). P 296.

[26]  Arturo Jauretche (1972) De Memoria. Pantalones cortos, ed. Peña Lillo, Buenos Aires. P 213.

[27] Arturo Jauretche (1973) Entrevista en la Revista Crisis , extraído de Ernesto Goldart (1975) Jauretche, Ed. Cuadernos de Crisis, N 17, Buenos Aires. P 70.

[28] Extraído de Norberto Galasso (2003). P 145.

[29] Arturo Jauretche (1958). P 181.

[30] Extraído de Norberto Galasso (2003). P 302.

* Sociólogo (UNLP), magíster en Gobierno y Desarrollo (UNSAM) y doctor en Comunicación (UNLP).

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