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MIRAR HACIA DENTRO. El Independiente de La Rioja. Creación, lucha, generosidad y dolor

 

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

Durante dos décadas Alipio Eduardo Paoletti (Tito) lideró una experiencia comunicacional pionera, de alta calidad y amplia llegada en la provincia de La Rioja. Junto a un extraordinario grupo de periodistas, gráficos y asistentes relanzó en 1959 un medio nacido en 1901 pero cuyo derrotero padeció una intermitencia que por años limó su asentamiento. Ese camino amerita reconocimiento local, pero también nacional (*)

El diario El Independiente de La Rioja fue vanguardia regional en la difusión de la Resistencia de los primeros 60, luego bandera de lucha contra el onganiato, concepto para la acción con la CGT de los Argentinos, e impulso de la apertura democrática posterior. En la cúspide de su desarrollo, Paoletti y sus compañeros, propietarios de la marca, dejaron de lado el afán económico particular y lo cooperativizaron, dejando una huella que carece de parangón.

Así, el 12 de octubre de 1970, cuando se cumplían once años de salida ininterrumpida, Tito, Ricardo Mercado Luna, Mario Argentino Paoletti (Cacho) y Guillermo Alberto Alfieri (Yiyi), anunciaron durante un asado del conjunto de los trabajadores que “Editorial Norte se transformará en una cooperativa de trabajo de la que formarán parte periodistas, empleados, gráficos y maestranza”. El jefe de redacción explicó que la decisión se asentaba en la necesidad de llevar al plano de la práctica las convicciones que el diario refleja cotidianamente en el análisis de los problemas provinciales y nacionales. Rápido, contaron con el respaldo de un reportero gráfico singular: Plutarco Schaller (Chacho).

 

Chacho

 

Durante el vibrante lustro inicial de los 70, las ventas del diario se acrecentaron, así como las polémicas y los desafíos laborales. En condiciones técnicas difíciles, los hacedores se las arreglaron para reunir la mejor información posible de la región, el país y el mundo. El vínculo con gremios, cooperativas y con el espacio católico orientado por monseñor Enrique Angelelli se consolidó. Durante un 1975 complejísimo, las amenazas y las persecuciones recayeron sobre todas las franjas que contribuían a distintos estilos de construcción popular. Los poderosos locales, la Triple A, vertientes eclesiales conservadoras, desplegaron su acción para obturar la re construcción de una provincia que había sido protagonista de la vida nacional y estaba jaqueada por dificultades e injusticias.

Durante el golpe de marzo, en 1976, Alipio Paoletti estaba realizando gestiones vinculadas al diario en la Capital Federal. La dictadura inició su búsqueda con ahínco. En La Rioja fueron detenidos Schaller, Alfieri y Mario Paoletti, el hermano de Tito. Junto a ellos, decenas de miles de ciudadanos argentinos que participaban de alguna instancia social genuina, acusados de subversión. Después de peregrinar clandestinamente, la familia que componían Tito, Lily y sus seis hijos, partió al exilio y recaló en España. El régimen avanzó sobre el diario El Independiente e impuso  nuevas autoridades. Durante un lapso decretó su intervención. Y cuando se cerraba el tramo dictatorial, devolvió condicionadamente el control a la Cooperativa.

 

Yiyi

 

En el primer tramo del régimen, se forzó la renuncia de los tres periodistas en prisión. Dimisiones redactadas por los verdugos, en las cuales las víctimas se comprometían a abandonar su lugar en el espacio laboral y también el oficio ¡de por vida!. Un alejamiento similar fue fraguado sobre Paoletti, falsificando su firma. A diez mil kilómetros de distancia, todos habían pensado en la misma esquela, palabra por palabra. El absurdo intentaba cumplir formas institucionales mientras cada resolución avanzaba a punta de fusil.

Hasta allí, un crudo y suscinto fresco de obras, luchas y persecuciones. Pero lo más sorprendente estaba por llegar. Pues al entre abrirse el juego institucional, el exiliado y los apresados intentaron retornar al medio de comunicación que habían creado. La interioridad de algunos miembros de Copegraf ya no era la misma; en todo caso, la oscuridad dictatorial había hecho surgir ese costado sórdido que ya portaban en su seno.  Quienes pervivieron al frente del diario argumentaron que Alipio Paoletti, Plutarco Schaller, Guillermo Alfieri y Mario Paoletti habían hecho “abandono de tareas” en 1976, cuando todos los protagonistas conocían con nitidez lo ocurrido.

 

Cacho

 

Quién sabe. En un comienzo, la necesidad de subsistir puede haber llevado a muchos cooperativistas a aceptar los lineamientos dictatoriales. La presión fue muy fuerte y el anhelo dual de conservar la fuente laboral y la seguridad personal tiene que haber influido en esa admisión. Sin embargo, en la apertura posterior a 1983 parecen haber tallado otros factores; entre ellos un temor más rastrero: el de reincorporar a los motores del emprendimiento, a quienes por su calidad humana y profesional habían puesto de pie el diario durante once años de fuerte trajín y luego abrieron los brazos para compartir la creación. Un miedo opaco, configurado con una dosis de envidia, determinó el rechazo.

Desde entonces, los afectados bregaron judicialmente con el sencillo objetivo de recuperar su lugar de trabajo. Pero el daño, estaba hecho.

El 1 de diciembre de 1986 murió Tito. El 23 de mayo de 2016, Chacho. El 3 de junio de 2018, Yiyi. El 14 de noviembre de 2020, Cacho.

La herencia de cada uno de ellos es potente, vigorosa. Eso se palpa en familiares, amigos, colegas, alumnos. Se desliza sutilmente en la historia viva de un trazo periodístico que sigue abriendo compuertas hacia un futuro mejor y quebrando muros de falsedades construidos por empresas muy privadas. Privadas de decencia, entre otras cosas.

Esa herencia, queda. Sigue.

Pero ninguno de los mencionados pudo volver a cumplir sus tareas habituales en el medio que elaboraron con amor, pasión y talento. Se fueron de este mundo con ese dolor en el corazón.

 

Angelelli y Tito

 

  • Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica / Sindical Federal
  • ** Para un conocimiento más completo de la historia de El Independiente, vale leer “El libro de Alipio Eduardo Paoletti” de Guillermo Alberto Alfieri, editado en Paraná, Entre Ríos, en noviembre de 2008. También “Solitarias historias del siglo que nos deja” de Ricardo Mercado Luna, Edit. Canguro, La Rioja, 1998.

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