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domingo , mayo 5 2024
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AL GRAN PUEBLO ARGENTINO, SALUD

Por HERNÁN JAUREGUIBER *

 

Todos aplauden y revalorizan a los médicos, auxiliares reclamando el funcionamiento del sistema de salud.

Aquí es bueno pegar una mirada del derrotero y estado actual de la salud pública.

Todos conocen el empeño del Gobierno del Gral. Perón para convertir en prioridad un robusto sistema de salud.  Es ya mitológico aquel tren sanitario que circuló en los primeros tiempos para poder asistir a pacientes que jamas habían sido siquiera relevados por los liberales desde  Mitre en adelante.  Fue el primer impulso de urgencia para ganar el tiempo de comenzar y concluir formidables construcciones de Hospitales suficientes para una prestación sanitaria integral para todos.

Un censo ligero de dirigentes de aquella etapa, dan cuenta de la cantidad de médicos y odontólogos en proporción a militares y abogados,  que siempre predominaron en el sistema político.

Y nadie puede sugerir que se tratara de médicos del montón llegados al quehacer político.

Alberto Taiana, fue diploma de honor de la UBA y un destacadísimo cirujano torácico. Oscar Ivanissevich  un gran cirujano antes de asomarse a la vida política, con todos los cuestionamientos que se le pudieran formular al final de sus días.

De Carrillo no hace falta recordar su copiosa obra como sanitarista, pero si agregar que era un brillante Neurocirujano.

Raul Matera fue símbolo de la mejor medicina, un Messi de los quirófanos, que también hacia política en primera línea.

Y la lista puede seguir con Guardo, notable odontólogo presidente de la Cámara de Diputados, antes de cederle el puesto a su colega Hector J. Cámpora.

Es que la comunidad organizada se propuso cambiar no solo la excelencia de la salud, sino el concepto de enfermedad y salud. El Peronismo venía a curar, no a litigar.

Tales fueron los logros en la materia, que la revancha liberal instaurada en el 55 se ensaño particularmente con algunos  emprendimientos monumentales que no llegaron a ser concluídos y fueron abandonados prontamente ni bien terminaron de  bombardear.

Todos los que tenemos mas de 40 sabemos lo que era el Elefante Blanco o el Albergue Warnes, aunque no todos recuerden el deliberado abandono de estos testimonios edilicios.

Pero el derrumbe comenzaría con los tiempos del falso nacionalista Onganía, solamente tradicionalista y chupacirio y un verdadero artífice del liberalismo azul, con su Adalberto Krieguer Vassena y otros personajes que entre otras iniciativas, crearon el sistema de Obras Sociales, como forma de sustraer del Estado, al sistema de Salud.

Despues todo fue en vano, los ojos del sistema público de salud  se cerraron y se abrieron los de los hombres de negocios.

Nacen y florecen las empresas prepagas, fabulosos paraísos para los ejecutivos. Y como los nombres propios  de la mitad del Siglo XX fueron Taiana, Liota, Matera o Favaloro, los tiempos que corren llevan nombres como el de Julio Fraomeni, opaco galeno y un verdadero Faraón que ocupa el podio de los individuos mas ricos de la Argentina, según la Revista Forbes.

Al compás de las subas de acciones de la medicina en la Bolsa de Comercio, cayeron la de los   médicos como sujetos principales en el concepto sanitario.

El Doctor que otrora, era un vecino prestigioso y  que podía valorarse socialmente a la par que  acceder a posiciones económicas que no era mas que un buen pasar (  El sueño de mi hijo el dotor o el de Guiseppe el Zapatero) hoy  suele galguear para llegar a fin de mes.

Los médicos de hoy, son pauperizados trabajadores, con poca valoración social y mucha  sosobra al tiempo de cubrir necesidades.  En algunos casos inferior al de otras actividades de menor trascendencia comunitaria.

La estabilidad que tanto defienden nuestros jueces, no fue reconocida en tribunales con especial mención a la  Corte Suprema  que en fallos recientes como “Cairone”  con particular voto de  Lorenzetti, avala el cuentapropismo de los médicos afectados a una clara relación de dependencia con los sanatorios privados.

Es que los médicos que atienden en sanatorios, cumplen horario, percibiendo un ingreso impuesto por el dueño del establecimiento,  atendiendo a pacientes que contratan con el nosocomio (jamas con el médico) fueron considerados vulgares monotributistas sin derecho ni a vacaciones, ni aguinaldos ni a la continuidad en su vínculo.  Sencillamente porque son microempresarios según los Cortesanos que no dudaron a la hora de preservar la tangibilidad del negocio de la salud.

Un médico hoy, factura a su empleador. Si se enferma no cobra. Si se cansa no tiene vacaciones. Si tiene un hijo no tiene el menor amparo en la maternidad.

Los prestadores externos de la empresas privadas de salud y también del sistema de Obra Social, sumamente emparentados entre si, tampoco negocian el valor por cada prestación. Se la imponen.

Los laboratorios transformaron el mercado de recetas en un negocio de los mas salvajes.

Retornan con erogaciones,  viajes o congresos la cantidad de recetas que emiten los médicos precarizados . La conciencia Hipocrática no predomina, tanto por voluntad como por pauperización.

Así están las cosas. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires exhibiendo su decisión de convocar médicos para cubrir la pandemia que asola al mundo, ofrece salarios a médicos que acepten correr riesgos en su salud equivalente a  $ 59000 mensual por 8 horas de trabajo 5 días a la semana.  Un ligero cálculo arroja algo mas de 300 pesos la hora. No es necesario hacer muchas cuentas para ver la asimetría  con otros salarios.  Y encima lo ofrecen como un acto de campaña y generosidad.

Por eso, a la hora de evaluar los aplausos balconeados, lo mejor es pensar que no hay medicina sin médicos. Y no hay médicos que resistan el medievalismos al que lo sometieron los empresarios de la salud, los funcionarios de la Anssal y los jueces que, como los de la Corte Suprema, han priorizado la estabilidad y ganancias de empresarios.

AL GRAN PUEBLO ARGENTINO, SALUD.

 

  • Abogado / La Señal Café al Paso / La Señal Medios

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