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viernes , abril 26 2024
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Rojo Miedo al Movimiento / Entrevista a Benjamin Naishtat

 

Texto FERNANDO INFANTE LIMA   /  Producción LUCÍA INFANTE

 

Benjamin Naishtat es el nombre sobresaliente de una nueva generación de buenos realizadores en la Argentina. Su lente es un ojo riguroso, dueño de una mirada aguda, critica, sin concesiones. Su cine se interesa en las cuestiones sociales, frescos que sin importar su espacio físico y temporal, interpelan el andar titubeante y violento de la sociedad, que si bien puede ser contextualizada en cualquier latitud, desde una mirada eminentemente política, se detiene en distintos procesos históricos de la Argentina.

Un cuerpo de obra aún incipiente, asoma a un imaginario que exime al autor, de optar por posiciones intermedias. La apuesta es siempre asumir el riesgo, desde lo estético, desde lo narrativo, desde lo discursivo. La apuesta es ganar la escena, adoptando una intensidad infrecuente, un compromiso que se apoya en ideas firmes, abiertas a la discusión, desde la convicción que es un debate necesario.

1- Historia del Miedo (2014)

El miedo como motor, el miedo como un arma, el miedo como control de una sociedad que se siente sitiada, amenazada y ante la inminencia de un posible ataque, paralizada. “Historia del Miedo” es una película claustrofóbica, ahogada de tensión, una mirada crítica a una sociedad, mareada, confundida, que no puede escapar a la incertidumbre de un presente que no puede comprender y que parece haberse resignado a hundirse en una lenta agonía.

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LSM: En “Historia del Miedo” hay una enorme tensión, una sociedad que vive acosada y no consigue entender que sucede y lo que le sucede, sin embargo usted decidió tomar distancia, prescindir de las imágenes del único final posible. ¿Por qué?

BN: Hay que entender las películas dentro de un proceso, en “Historia del Miedo” había un juego formal de no resolver las escenas, dejarlas ahí, que cada uno imagine como quiera lo que sigue. Me di cuenta después, que en realidad las películas que más me gustan son en las que pasan cosas, no en las que casi pasan, es parte del aprendizaje, hay que ir probando y dándose cuenta. La historia subjetiva ya no me interesa, hay películas que me gustaban cuando era más chico y hoy no me gustan, me gustan las películas que siendo profundas puede interpelar a un gran público.

LSM: El tema del miedo como motor social es interesante, un miedo que paraliza, hay una insinuación de la violencia que nunca llega a despertar. ¿Usted percibe que la Argentina ha dejado atrás su historia en que las cuestiones políticas se resuelven con sangre?

BN: Es difícil saber que puede ocurrir, creo que sí, hay una evolución y es por eso que sentí que en parte el relato había quedado sin sabor. No es casual que en “Rojo” haya decidido volver a replantear el tema.

2- El Movimiento (2015)

Una cruzada en tono épico, en donde un presunto caudillo político intenta revivir un movimiento revolucionario. El personaje principal se mueve sobre contornos imprecisos, en los cuales puede caber un libertario, un maleante o alguien que ha perdido la razón.

La inmensidad, la desmesura de la Pampa, la idea de finitud, agobia a las criaturas que habitan la historia, almas que parecen estar abandonadas a su propia suerte. Los fantasmas de aquellos seres ambivalentes que con su sangre regaron la tierra, persisten en tiempo presente, en una nación que busca permanente ratificar su identidad.

LSM: En “El Movimiento”, sorprendió el tono elegido, una narrativa que toma distancia con las formas tradicionales, una edición muy dinámica, más cuando la historia transcurre en medio de las batallas de independencia.

BN: La película fue filmada en medio de una gran cantidad de contingencias de producción, por la escasez de recursos y el poco tiempo de rodaje disponible. Eso obligó a buscar formas creativas para resolver situaciones que se presentaban, había que adaptarse a la calidad posible, faltaban planos por todos lados y había que acomodarse a lo que había. Igual, al margen de todo eso, la idea de la historia se alejaba del centro de interés del gran público y el corte experimental fue pensado previamente.

LSM: El riesgo se extiende también, a la idea de filmar en blanco y negro, más allá de las posibilidades estéticas y a jugar escenas nocturnas en parajes perdidos de la Pampa.

BN: Creo que hay que ir a favor de los elementos que hay, en vez de tratar de disimular todo lo que no tenés para filmar. La iluminación en blanco y negro le aporta una textura distinta y las escenas nocturnas en ese escenario tienen una dimensión diferente.

La idea fue aprovechar las limitaciones para lanzarse a experimentar, a tomar esto como un ejercicio, ir a fondo y al mismo tiempo para poder cumplir con las condiciones y los tiempos del premio que nos dieron en Corea.

LSM: Es curiosa la historia del premio en Corea y me parece interesante que cuente como se dio.

BN: En un festival coreano pasaron mi película anterior, “Historia del Miedo”, les gustó y me ofrecieron un fondo para hacer un largometraje con un presupuesto limitado y yo acepté. El dato extraño e interesante es que no pedían la presentación de un guión, con lo cual tenés poco dinero pero lo podés utilizar como quieras y podes hacer el tipo de película que quieras. Es insólito que te financien a ciegas, siempre hay que presentar un guion que se entienda, que tenga la pretensión de llegar a todos los públicos, hay que sortear los filtros obligados. La financiación se las dan a películas que puedan interesar a distintas audiencias, “El Movimiento” es una película demasiado rara para garantizar una cantidad determinada de público, pero ante el cuadro de situación que se dio en el rodaje, se fue pariendo así.

LSM: El personaje central, interpretado por Pablo Cedrón, en la que puede ser la mejor interpretación de su carrera, asume el rol del gran líder, el salvador, una idea que está bien instalada en la cultura argentina, pienso en Gardel, Perón, Maradona, pero lo hace sin que nadie se lo pida y por otra parte es muy difícil saber si es un libertario, un embustero o alguien que ha perdido la cabeza ¿Esa ambigüedad fue intencionada? ¿Es una metáfora de la forma de construir poder en la Argentina?

BN: Es bastante cómoda esa ambigüedad, a la luz de la lectura histórica, porque en el siglo diecinueve ya empieza a verse de manera clara la fuerza de las familias políticas: liberales, europeístas, nacionalistas. Si te vas metiendo en los personajes, en especial en los líderes que gobernaron, hay espacios cada vez más ambiguos, de pronto tenías un caudillo popular que gobernaba bien a su pueblo, pero también tenía una extensión de tierra fenomenal y vivía como un rey.  La figura de Dorrego fue muy cuestionada y después de su muerte se transforma en una especie de líder popular, en héroe de la independencia. La construcción del personaje de Cedron contiene distintos elementos, esta creado a la luz de esas contradicciones y también tiene un discurso iluminista, más propio de los porteños de la generación del 37. Es increíble, pero cuando se estrenó la película, hubo gente que se la tomo a mal, pensaban que era una crítica al “rosismo” y la verdad es que intentaba no ceder ni eso, antes de entrar al todo.

3- Rojo (2018)

Un pueblo chico de provincia, un abogado muy respetado, un hecho fortuito, una serie de accidentes, el uso de los accidentes, las trampas, la falsa moral; la decadencia de una sociedad, que consciente o inconsciente, se encamina al capítulo más obscuro de su historia. «Rojo» es en retrato incomodo, perturbador, el reflejo de una sociedad intolerante que escapa a su propio análisis y que reparte culpas para no asumir los errores propios. La acción de la película transcurre en 1975 pero parece estar hablando de la Argentina de hoy.

LSM: Sus películas tienen un enfoque sobre la temática social muy fuerte, en un punto funcionan como si fueran estudios. ¿A la hora de comenzar a pensar el guion, tenía la idea de recalcar la cuestión social de manera firme o surgió en el momento de la escritura?

BN: Uno tiene sus temas, temas que interpelan y después de pronto aparecen historias que calzan para un tema o una idea más formal, una idea de cómo filmar determinadas cosas. No es todo tan pragmático o programático, en mi caso es más caótico, son años de juntar elementos, son cositas qué se van guardando en una bolsa de proyectos y después se organizan. Sí sé que hay una afinidad, una idea de que es bueno que una cuestión te interpela así, técnicamente, socialmente. Me gustan esas películas, pero me gustan mucho los géneros, no me gusta que mis películas sean panfletos.

LSM: Eso es claro, aun así, en el caso de “Rojo”, me da la impresión que tiene un punto de contacto, por lo menos es la interpretación que yo he hecho, con la “Cinta Blanca” de Michael Haneke, en el sentido de que todo eso genera el caldo de cultivo en la sociedad, que después permite la llegada de la dictadura.

BN: A ver, yo no sé de qué género es la película “Cinta Blanca”, algo similar a lo que ocurre con “El Huevo de la Serpiente” de Ingmar Berman; “Nashville” de Robert Altman, es una gran película, que termina con el asesinato a un presidente, lo interesante es saber cómo se llega a esa situación, me gustan esas películas en las que se queda mostrando el antes de ese momento importante.

LSM: Se puede hacer cine de temática social, de denuncia, sin comprometerse ideológicamente, pero creo que la bajada de línea política aquí es muy clara.

BN: En el caso de “Rojo”, si la acción trascurre en la década del setenta, no podes no tomar posición. En mi película anterior, “El Movimiento”, al transcurrir en el siglo diecinueve, se puede ser más ambiguo, el hilo conductor es más flotante, siempre tiene que ver con cómo se puede organizar el material que se tiene.

4- Una Mirada al Interior del Cine Argentino.

LSM: A fines de los años noventa, surgió un movimiento al cual se le conoció como “nuevo cine argentino”, que tenía como rasgo distintivo, amén de la cuestión generacional, la idea de ruptura; temática, narrativa y estética, con la producción de cine en la Argentina hasta ese momento. La apertura propuesta, abrió mercados, generó premios y reconocimiento en el exterior, pero nunca termino de consolidarse entre el público local. ¿Por qué cree que ocurrió eso?

BN: Es una cuestión compleja, creo que hubo un momento breve de quiebre hacia fines del 2000, que es cuando se consolida “el nuevo cine argentino”, hubo una respuesta de público importante para películas como “La Herencia”, “La Ciénaga”, todas pasaban los 100.000 espectadores en ese momento, algo que películas similares hoy no podrían conseguir. Se dio que hubo un público que quiso ver ese tipo de cine, en el tiempo en que se consolidaron los monopolios de exhibición, los distintos complejos de multisalas, que tienen su propia política a la hora de ceder las salas, en definitiva ellos son los que definen qué se ve y en el tiempo consiguieron cambiar la cultura, hay películas europeas premiadas, que no se ven en el país, por los serios problemas que tienen los distribuidores a la hora de conseguir pantallas.

 

LSM: El hecho de que la penetración sea tan fuerte como para cambiar la cultura, merece un debate serio acerca de cuáles pueden ser las políticas culturales en el futuro.

BN: Si, hay que dar un debate serio de como volver a tener una cultura popular, porque en su momento Leonardo Fabio, con películas extrañas para el gran público, como “Nazareno Cruz y el Lobo” llevaba tres millones de personas, el público respondía y me parece que es necesario crear condiciones virtuosas, para que vuelva a suceder. En mi opinión tiene que haber un debate hacia dentro del mundo del cine también, los cineastas defienden su  derogativa autoral como sagrada y capaz cuando llega a su casa después de haber ido al cine, piense que no estaría mal que haya una planificación, que haya argentinos involucrados. Si la idea es disfrutar de la subjetividad, los yanquis vienen y te copan todo, si es necesario se pueden hacer películas de superhéroes argentinos, hay que convocar gente que sepa y dar una batalla grande.

LSM: En el Festival de San Sebastián, cuando ganó el premio al mejor director por la película “Rojo”, dio un discurso muy fuerte, en tono de denuncia, acerca de cómo el gobierno de Macri ha desfinanciado al medio cultural. ¿El Instituto Nacional de Cine fue vaciado también?

BN: Si, hubo un vaciamiento de distintos niveles, frenaron y disminuyeron las convocatorias, cortaron el crédito, que era el aporte financiero número uno para iniciar una producción, recortaron los subsidios especiales. La idea fue que se haga menos y más grande, a cargo pusieron a alguien que jamás trabajo en una película, que no entiende cómo funciona el medio, un burro; no se puede poner de director de un hospital a alguien que no sabe de medicina, en el cine ocurre lo mismo. El gobierno de Macri, en el inicio nombro a Alejandro Cacetta, que te podía gustar o no, pero era una persona que tenía treinta años de experiencia en el mundo del cine. La falta de presupuesto hace que las películas se filmen en dos o tres semanas y manejando esos tiempos es difícil que la película quede bien. El resultado es que este año no hay películas argentinas en festivales como Venecia y Toronto, que siempre fueron muy receptivos para el cine argentino.

LSM: Hay películas argentinas, de gran mérito artístico, que son bien recibidas y reconocidas en el exterior, pero que aquí están condenadas a ser estrenadas en un circuito marginal, al punto de que una buena parte del público ni siquiera se entera de su estreno. Teniendo en cuenta esta idea, me gustaría que me recomiende tres películas de estreno reciente, que quedaron atrapadas en ese aislamiento.

BN: En el último tiempo me gusto “El Motoarrebatador” de Agustín Toscano, una película tucumana muy buena, me gusto “Familia Sumergida” de María Alché, que es una maravilla y me gusto “El Azote” de José Campusano, que se estrenó el año pasado, en general el cine de Campusano es muy interesante.

 

  • Ya nada será igual / La Señal Medios

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