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Tras catorce horas de sesión, el oficialismo logró aprobar el presupuesto de ajuste acordado con el Fondo Monetario Internacional. Lo hizo con el respaldo del llamado Peronismo Federal y algunos partidos provinciales. El Presupuesto 2019 se votó a las 3,33 de la madrugada y fue aprobado con 45 votos a favor, 24 en contra y una abstención.
La división del interbloque Argentina Federal, que conduce Miguel Angel Pichetto, evidenció el malestar de sus aliados pero no puso en riesgo la normativa antiproductiva del PRO Cambiemos UCR. La nueva Ley reduce la actividad económica nacional a la de un villorrio sin desarrollo alguno.
La meta del oficialismo era contar con esta ley antes del comienzo del encuentro internacional del G20 y, especialmente, ofrecer al FMI la previsión de gastos y recursos para el año próximo tal como lo habían acordado. Vale señalar que el Presupuesto en cuestión anula la inversión pública, a la cual anatematiza como déficit fiscal, y la emisión de moneda, una herramienta soberana de los Estados que anhelan crecer.
El Presupuesto implica un “gasto” total de más de 4 billones de pesos, un dólar promedio de 40,10 pesos y una inflación interanual de 23 por ciento para diciembre del año próximo pese a que la de este año superará el 45 por ciento. También incluye una caída de la economía del 0,5 por ciento del PBI en tanto que el pago de los servicios de la deuda se incrementarán un 48,8 por ciento respecto de este año.
En un alarde que vincula la matemática con la magia, Cambiemos pretende subir hasta casi un 39 por ciento la recaudación tributaria mientras aplasta la inversión un 10 por ciento. El oficialismo expresó en el proyecto su deseo de que las exportaciones suban un 20 por ciento. El incremento representaría un récord histórico de exportaciones en dólares, alcanzando los 95 mil millones de dólares. Por otra parte, la iniciativa prevé que las importaciones se incrementarán en un 2,8 por ciento.
En la era de la posverdad, el oficialismo sostiene que este presupuesto establece un aumento de recursos para Desarrollo Social del 34,2 por ciento y la creación de un fondo de 6.500 millones de pesos para girar a las provincias a modo de compensación por la rebaja de subsidios al transporte. Sin embargo, los especialistas precisaron que esos números no son reales.
La inversión en servicios sociales habrá caído casi 3 por ciento al finalizar el mandato de Cambiemos (si se concreta el 23 por ciento de inflación). Las caídas mayores se expresan en Educación y Cultura y también en Ciencia y Técnica. En cuanto a Vivienda y Urbanismo la pérdida es mayor ya que supera el 70 por ciento. Por último, en servicios sociales la reducción es del 4,9 por ciento.
La ex presidente y senadora Cristina Fernández de Kirchner tuvo una alocución nítida, durante la cual recorrió el sentido profundo de la acción económica del Estado. Puso de relieve que en casi tres años de gobierno la gestión liderada por Mauricio Macri desestructuró la reindustrialización que, tras la debacle de los 90, se había originado en la década reciente.
CFK señaló que todas las facilidades otorgadas a las demandas financieras no redundaron en inversión alguna. «Sólo vinieron los buitres» denunció a lo largo de una exposición que se prolongó por 46 minutos. En la misma señaló las dificultades de la población, de las empresas ligadas al mercado interno y de los servicios que debe proveer el Estado. «Sólo 92 empresas están ganando mucho dinero. El resto, en la lona» precisó.
Como elemento contrastante llamaron la atención las fundamentaciones del oficialismo. Entre otros, Esteban Bullrich hizo una crítica del «consumo» que por momentos hizo recordar alegatos hippies. Realzó que consumir no es bueno, y que «ahorrar» si lo es. Como elemento curioso es preciso señalar que el gobierno PRO Cambiemos UCR arribó con una propaganda ligada al despliegue del capitalismo en la Argentina.
GF / Agencias / LSM
