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CARLINO / El incunable

Por JOSÉ LUIS PONSICO *

 

Era bajo, gordito, lleno de ingenio popular. Cara redonda, usaba bigotes y andaba con una gorra oscura. Siempre llevaba un portafolios con libros, papeles, archivo propio. Su gran orgullo, «ser peronista de la primera hora», decía Alfredo Carlino, fallecido hace unas horas a la edad de 86 años.

Siempre en su barrio de Once, zona de Almagro. «A los 80 hago natación tres veces por semana y no lo digas, pero tengo una compañera a la que le llevo una vida», comentó en uno de los últimos encuentros con el cronista.

Muy de Boca. «Ví cosas que vos no viste… En Boca, mi ídolo en los´40, Ernesto Lazzati. El 5 clásico, de clase. Siempre bien parado, pidiendo la pelota. <El Pibe de Oro». De pronto, sorprendìa con pelotazo al claro para el pique de Mario Boyé.

El «Atómico» por su carrera y su remate. Una bestia. También vi «La Máquina» de River. Juego de precisión. Igual, vos alcanzaste a ver a (Enrique Omar) Sívori, pudo ser <padre< no genético de (Diego) Maradona», sostuvo en uno de los últimos encuentros

Carlino se inició en una publicación poco conocida «Standar» donde <cortaba< cables de las agencias noticiosas extranjeras. Al toque aclaraba: «El General (por Juan Domingo Perón) ya en el 45 explicaba que no podía ser que todas las agencias de noticias fueran ajenas», decía.

Explicaba que los servicios públicos y las noticias llegaban de afuera. Las agencias son la UPI United Press y AP Associates Press. Los ferrocarriles, ingleses. El gas y los teléfonos compañías españolas, italianas», llamaba la atención.

Algo que los intelectuales del pensamiento nacional, Raúl Scalabrini Ortiz y Arturo Jauretche repetían desde FORJA. Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina, en el 35, 36″, opinaba.

«Soy sobreviviente del «hongo de la historia» -repetía- aludiendo al 17 de octubre del 45. Enseguida hablaba del General Perón, de María Eva Duarte, «Evita» y otra pasión, el boxeo. «Bramaba el Luna Park con el «Mono» (José María) Gatica. ¡Qué tiempos, querido!» repetía.

La sensibilidad de Carlino lo convirtió en uno de los biógrafos del notable boxeador que en los 50 dedicaba sus triunfos al Presidente de la Nación. «Gatica simbiosis del boxeo, hijo de la miseria, convertido en ídolo popular y por un rato, millonario. Un fenómeno social, único».

Dilecto heredero de «la cultura peronista», se ufanaba Carlino; padre de un hijo músico y lector empedernido de los autores del pensamiento nacional. «Pocos saben que en el 55 debí exiliarme. Estuve en Montevideo, acompañante del notable Arturo Jauretche».

«Los años de la Revolución Fusiladora me marcaron como perseguido político. Sin laburo, al final me las rebusqué vendiendo libros», evocaba. En el 73 cuando le avisaron al General Perón que Carlino estaba en el área de Prensa y Difusión, pidió verlo.

«Una medalla peronista», opinó el poeta peronista. Emilio Abras titular del ámbito de Prensa lo honró con el cargo de «Coordinador». Carlino había cumplido un sueño: estar en la Rosada con el General.

Algo que duró poco. El deceso del Líder y fundador del Justicialismo, la crisis que siguió en los años de Isabel (María Estela Martínez de Perón) de nuevo lo dejaron en la calle cuando el 24 de marzo se instaló la dictadura militar más terrible.

«Vivía escondido», contó muchas veces. Siempre ligado a los sectores de «la Resistencia» y como un veterano de cien batallas. Participó en distintos programas de radio e innumerables debates políticos. Con la llegada al Poder de Néstor Kirchner, pudo volver a los Medios.

En el 2005 compartió un ciclo en Radio Nacional. Su poesía, las anécdotas, el relato de sus vivencias desde los albores del 50, se conocían en un ciclo de medianoche de lunes a viernes. «Lo tomó con la vocación propia del militante», comentaban sus colegas, jóvenes atraídos.

El gran Antonio Carrizo, uno de los notables que lo citaba a Carlino, cierta vez dijo -quizá pensando en sí mismo- «Alguien como Carlino -decía Antonio- es como esas pinturas que no se repiten; un incunable». A lo cual, consultado Alfredo, devolvía el piropo: «El incunable es él»

En todo caso, un personaje como Carlino, seguramente es irrepetible. El recuerdo de los fanáticos del Nápoli, en tiempos de Diego Maradona. En el cementerio tres o cuatro, en una imagen con la foto de Diego -al que Carlino adoraba- diciéndoles a los parientes muertos»

«No han visto a Maradona, no han visto a Maradona … » <no saben lo que se perdieron<, agregaba la leyenda en un zócalo. Cabe para los que conocieron y, ahora sobreviven, al gran Alfredo Carlino.

 

(*) Columnista de La Señal Medios y Libre Expresión

 

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