La Señal Medios Sentir, pensar, actuar
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Por FERNANDO INFANTE LIMA *
El vértigo, la inmediatez, la urgencia, la noticia, la opinión, el olvido.
La evolución de las redes sociales, ha abierto una puerta, hasta hoy vedada a la sociedad. La posibilidad de ínter actuar, en tiempo real, a viva voz, en igualdad de condiciones, con cualquier persona en cualquier lugar del planeta.
Un espacio libre, ausente de marcas de origen, raza, género, edad; un espacio en el que el peso de las palabras prescinde de la identidad en favor de una imperfecta noción de equidad.
El debate reina, las veinticuatro horas del día, girando en general, en torno a cuestiones anecdóticas, superficiales; una serie infinita de noticias sin importancia que es ahogada por la llegada de otra serie infinita de noticias sin importancia.
La excepción suele ser, en este tipo de escenario, una visita inesperada. El interrogante obligado, ante este tipo de aparición, es: ¿Que ocurre cuando una información aborda un planteo ético superior a la media?
El anuncio de la Real Academia Sueca de las Artes (entidad encargada de elegir el ganador del Premio Nobel en la categoría Literatura), en referencia a la designación del escritor austriaco Peter Handke como el acreedor al premio en la edición 2019, ha convulsionado las redes sociales.
El escritor Salman Rushdie, el filósofo esloveno Slavoj Zizek y el autor británico Hari Kunzru, encabezaron la reacción de importantes figuras de la cultura, que repudian la asignación del premio y dieron su apoyo la plataforma de peticiones Change.org, que ha juntado 12.000 firmas para exigir que se revea la decisión.
A diferencia de antiguas controversias acerca de quien poseía un mérito superior para recibir el premio (vale recordar que Franz Kafka, Marcel Proust, Ruben Dario, Leon Tolstoi, Emile Zola, Julio Cortazar, Valdimir Nobokov y Henrik Ibsen, integran el selecto grupo de indiscutidos que fueron ignorados por el jurado), el cuestionamiento a Peter Handke es por su apoyo a Serbia en la guerra de los Balcanes, afirmado en su relación de amistad con Slobodan Milosevic, la discusión no es torno al valor de su obra.
La suerte de Peter Handke, se emparenta con la de Jorge Luis Borges, ya que hay quienes sugieren que el posicionamiento político del escritor argentino y el hecho de haber recibido un reconocimiento en manos del dictador chileno Augusto Pinochet, sellaron definitivamente sus posibilidades. La diferencia es que en el caso de Jorge Luis Borges, fue la Real Academia Sueca quien decidió borrar su nombre de la nómina.
La Argentina no se ha abstenido de alimentar la tensión, una disputa de contrastes que se puede rastrear desde los tiempos en que Leopoldo Marechal, un imprescindible de las letras argentinas, fue denostado e ignorado por ser peronista y en el extremo opuesto, Leopoldo Lugones, que de ser miembro del Partido Socialista giro hacia un ideario liberal y luego hacia un apoyo a movimientos fascistas, un arco tan abierto como el nivel de repudio que ganó su figura.
Las redes sociales alientan la pulsión de opuestos, la posición política de Luis Brandoni, Juan José Campanela, Dady Brieva y Gerardo Romano, muestran una descomposición de la identidad del artista, que es sometida a una curiosa ecuación, la capacidad de acuerdo o desacuerdo con sus ideas es directamente proporcional a la valoración de su trabajo.
La posición extrema, única forma valida en el mundo digital, trae consigo un interrogante elemental, urgente: ¿Es posible separar al autor de su obra?. Si un investigador, que tiene una aberrante posición política, crea una vacuna que puede salvar miles de vidas ¿Se debe usar o no?
La obra de Peter Handke no pierde belleza, sensibilidad, no pierde su mirada lucida y pesimista, plena de observaciones acerca de la condición humana, de acuerdo a sus ideas políticas. La imposición social, indeclinable, obliga a formular una última pregunta, en relación a que se tiene que valorar: ¿el autor o la obra?
- Ya nada será igual / La Señal Medios
