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viernes , mayo 3 2024
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AHÍ ESTÁ

Por CARLOS BALMACEDA *

 

Ahí está, ese que pide un vino en un boliche perdido de Catamarca, alguna vez puso caños en la Resistencia, y ahora a los ochenta y pico, a eso de las seis mira el televisor viendo por sobre el hombro a los que les olfatea algo de gorila, justo cuando Rosario Lufrano y Santo Biazzatti gritan al unísono: “¡Alberto Fernández es el nuevo presidente!!”
El tipo se sienta ahí y con él están Borro, Livraga, Troxler, los miles de anónimos que se juntaban para escuchar en cintas llegadas de España la voz del General.
Ahí está, lo ves, es el dueño de la empresa que les dijo a sus empleados “miren que lo que se viene es duro, miren que nunca nada bueno ha salido del neoliberalismo”, y ahora, con la fábrica cerrada, con alguna máquina tapada, lagrimea cuando se anuncian las primeras tendencias.
Ahí, ahí, ese es el que ya no puede aguantar que sus pibes, que ahora dibujan sus cosas para el cole, no tengan más leche y ni hablar de un huevo Kinder, ese lujo asiático que solo algún nene copetudo puede tener cada tanto porque sale más de cien mangos. No se ha levantado de la cama, pero ahora a las siete, le ceba unos mates a la patrona y recién se anima a mirar la tele. ¿Será, se pregunta, se dará esta vez un tiro para el lado de la justicia?
Ahí está la mujer que camina cuarenta cuadras de ida, cuarenta de vuelta para tomar un colectivo menos, porque sabe que esos cuarenta pesos por día, son a fin de mes 800, que ella destina a harina, tomate y queso, no mucho, por arribita nomás, como para pintar las pizzas que les hace a sus cinco pibes. Tapia de por medio habla con una vecina, la que la llevó al trueque, morocha de ojos chispeantes que le dice “parece que gana nomás”.
Ahí está el que anda con dos laburos a cuestas, oyendo por la radio, mientras cuida un galpón, qué está pasando, con la misma ansiedad que si escuchara un clásico.
Ahí está el viejo que se acaba de hacer un mate cocido, estirando la yerba de ayer, remojando un pan con la patrona, pensando si ahora, tal vez, quién te dice, puedan volver a tener esos remedios que Alberto prometió.
Ahí está la que se levanta a las cinco de la mañana para ir a estudiar, enganchando las combinaciones del Roca, dejando a dos pibes que son todo su amor, por lo que más de un día no come para llenarles el plato. Morocha mal llevada, que no le caiga el chancho porque lo putea, y ahora mismo sonríe con una mueca de sarcasmo y piensa que las cosas por ahí se ponen un poco mejor.
Ahí está la que maneja el comedor de la villa, ahí, el que enseña boxeo en la sociedad de fomento, ahí están los viejos peronistas que en el centro de jubilados decidieron seguir la transmisión de las elecciones por C5N porque no son gorilas, por más que uno del fondo anda diciendo boludeces y que la Yegua y cállate que por votar como votaste ahora estamos así.
Ahí está comiéndose las uñas con un par de horas de diferencia, ella, que caminaba 70 cuadras de acá para allá con el hermano para ver el centro de Santa Fe, mirar a los chetos, ver las luces y volver a pata, ella, que llegó al centro del mundo, que la militó entre el Niágara y Canadá, y ahora, con una remera peronista sigue por las redes lo que pasa desde Ohio.
Ahí están los que se miran en un café y se guiñan un ojo, el que se cruza en la calle y le hace a otro una V, que se responde a la pasada como un resorte, ahí están en la punta sur del mundo, frente a las Islas Malvinas, los que incluso hoy han tenido que prender una estufa, el solitario que grita ganamos en medio de la selva, la muchachada que pudo juntarse en las sierras y está asando choripanes, señal de festejo, misa de bienaventuranza.
Ahí están los del sindicato, reunidos en cada sede, los de las organizaciones sociales, con wassap que arden con mesas que se cierran y proyecciones y por qué no salimos ya mismo a festejar, por qué no vamos para el centro, carajo.
Ahí están en la redacción, ahí uno descorcha la sidra, ahí uno se anima más al año nuevo y tira un petardo, ahí están en el mundo pispeando los resultados, de ese gran mapa donde las referencias son: fuego en el Pacífico, por Chile, Ecuador y hasta Perú, movimientos sísmicos por Bolivia, y aquí un mar de banderas celestes y blancas.
“Yo les dije, la organización vence al tiempo” escucha de pronto y de la nada, sobre sus cabezas, la multitud que se acerca a Chacarita. “Eligieron el tiempo en vez de la sangre y no les fue mal, pero el tiempo es así, tarda”. Y se miran, y no entienden y un viento que parece bajar desde el cielo trae otra voz “¿Se acuerdan dónde estaban hace nueve años este día, en la plaza, muchachos, pero miren cómo me han sembrado, qué bárbara esta Cristina”.
Ahí están, ahí estamos, los que subieron todos los días al subte a predicar su palabra como testigos de Jehová peronistas, ahí están, ahí estamos, los que estuvieron al pie del cañón con las redes, las radios, cada pequeño acto de resistencia. Aquí estamos los que subimos a un escenario para darle arte a la protesta y risa a la pena.
Ahí están, la semana pasada dijimos que volvimos, ahora, ya estamos acá.
Porque un fusilado que vive, un avión negro que vuelve, una mujer enterrada de pie bajo un nombre falso, dos millones de personas que cruzan bosques y ríos, un científico alemán que anuncia que la Argentina ya tiene bomba nuclear, diez kilómetros de fila para despedir a un líder, mil toneladas de flores velando a esa mujer, kilos y kilos de bombas para matar a trescientos, un tipo que toma notas al lado de un basural, los querubines mistongos y los diablos petiteros van saliendo de la pluma de Leopoldo Marechal, Troxler corre entre las balas por calle Coronel Rico, y en una esquina Vallese presiente ya su final, uno deforma la “C” donde dice “Cristo vence” y en las paredes la “P” nos anuncia que vendrá, come el pibe con vajilla checa y en la Fundación los estómagos empiezan a deletrear a Perón, un peón mira a los ojos al capanga del ingenio, un pan dulce y una sidra hacen una Navidad, sobre un elástico el chori van asando los obreros, y el hijo de uno de ellos entra a la universidad, En Londres Delfo Cabrera cruza la línea triunfal y ya ruge la leonera escuche mi general, por la línea de montaje un Pulqui, un Justicialista, un Rastrojero se asoman, y arando lunas y soles cruza el cosmos el ARSAT , aquel levanta un cartel sobre el techo del tranvía, éste se sube al camión para ver al general, y en cabildo abierto Evita renuncia a honores, no a lucha, y un caño sobre las vías deja el que resistirá, la marcha suena en Devoto entonada por don Hugo y un “no me olvides” te avisa “yo también estoy acá”, de un sindicato chiquito un tipo convoca a un paro, en medio de la más negra dictadura militar, que se lleva laburantes, combatientes, estudiantes, y al que anotaba los muertos al lado de un basural, bastonero de una murga se asoma Alberto Castillo, y como cada mañana canta otra vez Nelly Omar, al Lisandro de la Torre un Sherman lo cañonea y Rucci con un paraguas lo protege al general, Eva putea oligarcas, uno pinta viva el cáncer y enfilando en procesión, las Pochonetas en moto lo saludan a Perón, a Mordisquito Discépolo le habla del té de Ceilán y le dice como siempre a mí no me la vas a contar, disfrazados como minas se fugan Cámpora y Cooke ocho cóndores se afanan un avión hasta Malvinas, y de un ala se descuelgan el ángel gris y Dolina, Don Arturo a los tilingos los pinta en radiografías y en un manual nos describe las zonceras argentinas, gorila, descamisado, cabecita, flor de ceibo, tres banderas, vacaciones, aguinaldo, choripán, Montoneros, Uturuncos, la columna vertebral, Tacuara, 62, República de los Niños, Guardia de Hierro, dedico este triunfo al general, es un día peronista, PBT, plan quinquenal, exiliados, fusilados, muertos, desaparecidos, traidores, mártires, héroes, anónimos y asesinos, 70 años de mito, de Carrillo que agoniza en la selva brasileña y en la noche más oscura el mayor Alberte vuela a veces ha sido sueño y otras veces pesadilla pero al fin lo hemos vivido y lo seguimos viviendo mil veces lo dieron muerto mil veces se ha levantado si uno dice compañero y a otro eligen delegado cuando en un laburo un pibe se vuelve sindicalista la voz una vez más cuenta mil y una noches peronistas.
Y así ha sido la de anoche, anotátela en la lista, se despereza el gigante y se aparta de la noria, rumbea con paso firme, vamos a ver si esta vez, podemos cambiar la historia.

 

* Guionista, actor, periodista / La Señal Medios

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