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QUIERO VERTE UNA VEZ MÁS. Apuntes pre electorales. Los desafíos de cada candidato

 

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

LAS DIFICULTADES DE TODOS. Los tres candidatos en las gateras tienen problemas (y perspectivas) a izquierda y derecha. Patricia Bullrich necesita sostener los votos obtenidos por Horacio Rodríguez Larreta, con sus gestos de diálogo y moderación a cuestas, y recuperar algo de lo atrapado por Javier Milei, con su aceleración y extremismo intenso. Sergio Massa precisa bucear en los millones que no fueron a sufragar, muchos socialmente identificados con una historia peronista, rascar algo del larretismo escandalizado por el énfasis del “libertario”, pero también disciplinar aunque sea parcialmente la fuerza propia. Javier Milei, en tanto, anhela guardar el tono transgresor, pero también ofrecer una dosis razonable de gobernabilidad pues hasta el presente entusiasma, pero parece ofrecer un salto al vacío.

Bullrich está al límite ya que un desarrollo equilibrado de los respaldos obtenidos en las PASO puede derivar en la desaparición lisa y llana de Juntos por el Cambio. En sintonía desafinada, no resuelve qué hacer con Mauricio Macri: le preocupa el apoyo del ex presidente a Milei, pero observa que buena parte de la sociedad lo sigue responsabilizando de los problemas económicos presentes. Su presencia ¿potencia o devalúa? Asimismo, sabe que el empresariado en su conjunto puede desenvolverse sin dificultades con los otros candidatos, que Milei ha capturado una parte del que articula con el poder financiero y, en consecuencia, percibe que no es “la carta” del círculo rojo, sino una de las barajas posibles. Con la intención de recuperar primacía, postuló a Carlos Melconián como su eventual futuro ministro.

Massa tiene que convencer a los ausentes que vale la pena levantarse el domingo 22 de octubre para votarlo, sabe que esos abstencionistas, más los peronistas clásicos, no pocos camporistas y algo de la izquierda, le exigen una dinámica nacional, popular, industrial, que no siempre ha evidenciado. Pasa que también necesita mostrarse ante el larretismo como un peronista bueno y separado del kirchnerismo, contradicción ostensible con la búsqueda antedicha. Sin embargo, su principal adversario es la inflación, porque se trata de un original candidato: es ministro de Economía, con poderes ampliados. Así, la sociedad a izquierda y derecha, considera con sentido común que tiene parte de la responsabilidad en el alza de precios. Esta situación posiciona otro dilema. Veamos.

Si el tigrense resulta ser, como lo pretende, un dirigente confiable para el empresariado, ¿porqué los formadores de precios insisten en incrementos injustificados? La renta extra obtenida hasta el presente, refrenda esta aseveración. Massa dialoga con la UIA, la AEA, las Pymes, los agropecuarios, y se jacta de recorrer Washington sin complicaciones. Pero la inflación sigue y las exigencias del FMI también. En trazo grueso, parte del electorado se pregunta qué hace, qué acuerda, porque los comicios se avecinan y el pescado no se vende. Hace un mes se le sugirió dejar de lado la cartera económica y dedicarse de lleno a la campaña. Al menos le hubiera servido para pelearse un poco con su propio oficialismo y expresar una esperanza de cambio futuro.

Nos preocupa más el destino de este último que el de los anteriores. Por eso, ahondamos y subrayamos: también debe resolver el aglutinamiento interno. Varios intendentes y no pocos gobernadores vienen actuando como tribus aisladas, desprendidas del movimiento nacional. No es justificable, pero es lógico: al evitarse las internas y los debates, al cerrarse las puertas del PJ y del Frente de Todos (Unión por la Patria), las candidaturas fueron surgiendo por acuerdos y roscas que dejaron fuera a posibles competidores. De tal modo, surgen frases con sordina del tipo “¿resuelven por arriba, sin internas? Bueno ¡que se arreglen!”. Si la actitud denota escueto civismo y falta de compañerismo, de todos modos puede indicarse: el ser humano es así, y eso debe saberlo un conductor.

 

EL GOLPE EN LA MESA. El presente argentino es una combinación de inmediatez continua y hegemonía de halcones, envuelto en un clima de fracaso. Ese clima, que en cierto modo impulsa o alimenta los dos factores indicados, es fruto de otro enlace: el del liberalismo tradicional -hoy reconvertido pero igual de antiguo- que supone vivir en un país siempre menor siempre decadente, y el del gran espacio crítico interno del movimiento, que se indigna y patalea cuando alguien intenta decir che, hay un puñado de asuntos que no están nada mal.

Esto lleva a que ambos -liberales y nacionales, por sintetizar- coincidan en ver solo lo que quieren ver y anular, cancelar, obviar, cualquier perspectiva de avance. No se trata solo del gasoducto. Si tomamos en cuenta el informe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de 48 horas atrás, podríamos saber que se concretan elaboraciones para sustituir importaciones en el sector clave de los fármacos. Así siguiendo con Arsat, Conicet y varias zonas de investigación ligadas a la industria.

Los pasionales de la inmediatez continua y la hegemonía de halcones en todos los sectores, si por esos incidentes que genera el azar se enteran de estos avances -por lo común ni idea, porque como vimos no se permiten averiguar, pero si opinar- acelerada y compulsivamente replicarán que la gente no tiene plata o que no puede comprar dólares, que todo lo existente está en manos extranjeras o que todo está en manos de militantes en el Estado, o qué carajo me importa la sustitución de importaciones si la inflación continúa. Con ceño fruncido dirán acá hay que dar un golpe en la mesa y tomar decisiones.

Claro que el país se debe unos cuantos debates sobre el rumbo. La hegemonía de los halcones implica una regresión a los tiempos en que las personas que intentaban impactar en la charla de bar, decían necesitamos un Franco, o un Fidel Castro, alguien que ponga las cosas en orden. Es decir, el estilo es lo que cuenta, no los contenidos. Casi nadie, o nadie, de los gritones propios y ajenos sugirió en serio, con campaña, argumentos y acumulación de poder, la reformulación de la Constitución de 1994. Por dar un ejemplo. Sostienen con energía justiciera que Es todo una porquería, incluida el alza del nivel de empleo, al cual desdeñan apuntando que igual la gente no tiene plata.

 

PROHIBIDO CELEBRAR ACIERTOS. Pero resulta que al frenar la recesión macrista, fue posible desplegar la actividad interna y plasmar así esa premisa imprescindible, como bien saben los sindicatos, para requerir mejores ingresos. Como nada vale, poco se aprovecha. Entonces, liberales y nacionales coindicen en que este es un país de mierda, aunque unos lo digan en altavoz y otros adopten precauciones e introitos aclaratorios para llegar a una conclusión semejante. Es más, los de filiación popular están haciendo la no campaña indicando tenés razón, esto es un desastre, fracasamos, pero los demás son peores. Al carecer de plafond para generar esperanza, generan desesperanza.

Es cierto que falta conducción, pero esa realidad parece más un dato impuesto por los críticos internos que por los destinatarios de las objeciones. En todo caso, del conjunto del ¿movimiento nacional? Fijese lector. Cada intendente, cada gobernador, cada agrupación, se percibe tribu aislada, escasamente hilvanada con el resto al punto de efectuar campañas electorales individuales. A menos que en determinada circunstancia la referencia de arriba traccione. No se les cruza pensar a la inversa y proponerse ayudar a generar un envión en beneficio colectivo. “¿Se eligen entre ellos? ¡Hacemos la propia!”.

El problema es que así nos complicamos entre todos. Incluidos quienes, como el que escribe, siente aversión por Massa: uno podrá rechazar esa figura, pero lo cierto es que no ha sido capaz de construir una referencia distinta, mejor. La culpa suele tenerla otro. Lo cual posee un rasgo psicológico de sumo interés: la derrota será enfocada sobre quien convenga, según el alineamiento del acusador. El rechazo a la admisión (a la mera sospecha) de algún éxito, es tan abrumador que se está desperdiciando con silencios hondos y títulos breves el ingreso argentino a los BRICS. Por momentos, tantos propios y todos los ajenos parecen emular aquella idea vulgar que corrió en 1954: Perón lanza el ABC -Argentina, Brasil, Chile- para lograr la reelección. O peor, para ocultar sus vínculos con las pibas de la UES.

 

VISIBLE, INVISIBLE. Desde afuera, reflejo que tanto preocupa habitualmente a los admiradores de bloques internacionales variados, no se visualiza a la Argentina como nación fracasada sino creciente, dinámica. Los protagonistas de la brega mundial se la discuten, pulsean para seducirla. La invitan. ¿Por qué lo harían, por qué abrirían sus puertas si se trata de un país en caída y sin proyección? Liberales y nacionales solo responden “por sus recursos naturales”. Nueva equivalencia que desdeña el potencial geopolítico pero también industrial e investigativo de nuestra patria. En los primeros, late el desapego mitrista, pero en los otros, los de acá, el olvido de Jauretche.

Las palomas que intentan agregar, debatir e integrar -al elogiado y paciente estilo chino, digamos- son caracterizadas como pavotas, tiernas figuras que nada saben sobre como son las cosas. Los halcones de la recia inmediatez se llevan las palmas porque seccionan, expulsan, segmentan y acusan. Entre la sangre y el tiempo, a través de las redes sociales pero con efectos políticos prácticos, varios sectores con alta difusión ya escogieron. En contra de los consejos peronianos, prefieren una épica hueca que se niega a celebrar victorias que, aunque tenues e incompletas, fueron elaboradas de conjunto; también con sus aportes.

El medio pelo, tras la desindustrialización del ciclo Martínez de Hoz – Cavallo, con el reimpulso macrista, ha logrado imponer al resto sus formas y sus dinámicas. Mucho grito soez, mucha imputación horizontal, mucha sensación de fracaso. Escueta elaboración firme y profunda. “No se lo que quiero pero lo quiero ya”. En tanto, una gran parte de la población, sin conducción ni agrupamiento convocante, trabaja lo mejor que puede, construye obras que tras su puesta en marcha funcionan bien pero son tan olvidadas como disfrutadas, indaga en nuevas tecnologías que sus vecinos imaginarán gestadas por japoneses, y sacan cuentas para que el alza de precios no rebane sus ingresos.

Alguna vez Scalabrini Ortiz escribió sobre el país visible y el país invisible. Han pasado muchas cosas y se han registrado cambios importantes. Pero la aguda consideración, mantiene vigencia.

 

EL DÍA DE LA DESLEALTAD. El otro asunto, bien complicado, es el haber utilizado el concepto de traidor a diestra y siniestra según las necesidades de un espacio en particular. ¿Por qué? No debido a que pueda evaluarse injusto, sino porque abre las compuertas a la duda por un lado y al oportunismo por el otro. Las reticencias de buena parte del mundo nacional popular sobre el proceder de Massa se explican por los antecedentes. Del protagonista y de sus acusadores. ¡Pero después de tanto cantito y tanta imputación, termina de super ministro y candidato a presidente! Ahora, Gerardo Martínez se acerca a Milei y Luis Barrionuevo deja de lado la aspiración de impulsar a Wado de Pedro. Entre otras cosas porque saben que el día de mañana podrán dar otro salto y volver sin la frente marchita. Después del Operativo Clamor que hizo parecer imprescindible al compañero de Malena ¿quién se anima a retomar el epíteto?

La traición es un asunto muy serio como para diseminarlo por aquí y por allá. Una vez que cae el sayo, es difícil diluirlo. En los años recientes se utilizó la definición para caracterizar referentes que plantearon disidencias en asuntos tácticos; algunos de ellos hasta padecieron cárcel. Algo semejante sucede con las exclusiones. Quien se siente rechazado en una mesa, difícilmente acompañe con una sonrisa las definiciones que allí se adopten. Tiende a levantarse y buscar un lugar entre comensales más aquiescentes. Esa acción puede considerarse artera, pero a decir verdad la responsabilidad es de quien porta el poder de aceptar o expulsar. El que tiene ese lanzallamas es el conductor. No debería usufructuarlo en base a simpatías sectoriales o personales sino en beneficio de una estrategia de conjunto.

Retomando el análisis inicial: si mencionamos a Barrionuevo, es preciso imaginar que Enrique Nosiglia está en las cercanías. ¿Qué hará el monje radical? Su masividad es bien estrecha, pero su influencia se hace sentir. No está demás indagar acerca de una figura con cierta equivalencia: Guillermo Francos, que sabe franquear -por así decir- ciertas puertas del peronismo. A qué se debe este párrafo: Milei es una gran oferta para los miembros más adaptables de La Casta. Como en su derredor todo está por hacerse, todos los cargos se ofrecen, tentadores, los acomodaticios se lanzan sin pruritos a ocupar espacios otrora en propiedad de las dos grandes formaciones.

Los problemas del campo nacional popular son ostensibles. Su resolución no es imposible. Pero es preciso modificar varios comportamientos. E insertar algunos conceptos conocidos y muy potentes.

Queda poco tiempo para la gran votación. Las dos vertientes anti nacionales desean ganar más que nada en el mundo. ¿La Unión por la Patria también?

 

  • Director La Señal Medios

 

 

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