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martes , abril 30 2024
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Se fue Mario Kestelboim

Por EDUARDO GURUCHARRI *

 

Se fue Mario, el doctor Kestelboim, ejemplar defensor general de la Ciudad de Buenos Aires entre 2007 y 2009. Compañero y amigo, meses atrás nos reencontramos. ¡Cuanto nos lleva la vida que a veces nos cuesta llamarla a sosiego!

Le recordé aquella conferencia de prensa de setiembre de 1968, donde Bernardo Alberte desafió a la dictadura de Onganìa y el colaboracionismo peronista, al justificar y defender públicamente en nombre de las organizaciones del peronismo revolucionario el frustrado intento guerrillero de las FAP en Taco Ralo, encabezado por Amanda Peralta y Envar El Kadri.

Fue la inicial aparición de la primera Tendencia Revolucionaria, creada un mes antes, en agosto de 1968, durante un congreso celebrado clandestinamente en locales sindicales de Telefónicos y Farmacia. Encuentro honrado con la presencia, al cierre, del ya gravemente enfermo John William Cooke, quien fallecerìa el 19 de setiembre, el mismo día de la sorpresiva detección y captura de los insurgentes al sur de Tucumàn.

Pequeño detalle, la comparecencia de Alberte, digamos resonante porque se refería a la principal noticia del mes, se hizo en el estudio de Mario, muy próximo a los Tribunales.

Para mi sorpresa, él dijo no recordar el episodio. Tal vez su memoria  ya le jugaba malas pasadas o tal vez tantas veces había corrido el tipo de riesgos de los militantes acostumbrados a dar la cara, que no le dio importancia a un episodio para mi, presente en nombre de la Juventud Revolucionaria Peronista, muy significativo en medio de la calma chicha que todavía envolvía a gran parte del país y el dictador confundía con aprobación.

Llegaron los años de fuego. En mayo de 1973, dijo el rector Rodolfo Puiggrós al ponerlo en funciones como decano-interventor de la Facultad de Derecho de la UBA: “Elegí para dirigir esta casa de estudios al abogado Mario Kestelboim porque ha sido defensor de presos políticos y aquí  abundan los funcionarios de la dictadura, porque es un hombre de izquierda y esta es una facultad de derecha y porque es judío en una facultad llena de fascistas”.

Mario pagò militancia y cargo con su inclusión en aquel famoso decreto de los genocidas del 76, la interdicción de bienes a tirios y troyanos del peronismo, menos grave, desde luego, al riesgo de vida que pudo eludir.

Dicho esto, es preciso admitir que nuestra generación ya sobrelleva con suerte diversa el paso inexorable del tiempo. En otros términos, que aquel suele faltarnos para andar atajando tantos penales…

Cabe a las generaciones actuales tomar nota de las experiencias precedentes y estar a la altura de las exigencias. Es verdad que la única lucha que verdaderamente se pierde es la que se abandona.

Gracias Mario, por tu amistad. Una vez más quedo debiendo otra charla, otro café, torcer el avatar que nos gobierna la vida. Estela y yo te recordamos con emoción

 

 

  • Periodista, investigador. Autor de Un militar entre obreros y guerrilleros, y La Patria Socialista. 

 

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