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Por HÉCTOR AMICHETTI *
Sin ánimo de generar polémicas, Papá Noel se llama Nicolás de Mira y fue un oriental originario de tierras que actualmente pertenecen a Turquía.
Nació en Patara, una ciudad ubicada en la costa suroeste de Licia, provincia de Antalya allá por el 270 después de Cristo, sus viejos fueron comprometidos militantes cristianos que hicieron bastante plata dedicándose al comercio.
Pero siendo joven, Nicolás vivió la «Gran Persecusión», decretada por el Emperador romano Diocleciano que le quitó todos los derechos legales a los cristianos, la represión fue especialmente dura en oriente, incluyendo la «quema viva de los perseguidos».
Cuando sus padres fallecieron, Nicolás decidió repartir toda su herencia entre los pobres, comentan que tenía especial sensibilidad por los chicos, era una especie de peronista que consideraba a los niños como únicos privilegiados.
El destino quiso que sin buscar el cargo, un día lo eligieran Arzobispo de Miria en Licia, después no tuvo mejor idea que hacer demoler el templo de Artemisa para terminar con el culto pagano, lo que enfureció al Emperador Licinio que lo encarceló y ordenó quemar su barba.
Luego fue liberado por Constantino y seguramente que su barba volvió a crecer hasta que el 6 de diciembre del año 345 falleció dejando como ejemplo su gran energía y firmeza para proteger a los más débiles, de los insensibles poderosos.
Cuando en 1087 los turcos ocuparon la región donde estaba su tumba, un comando cristiano realizó el operativo que trasladó sus restos a Bari, en Italia, para evitar cualquier tipo de profanación.
Como en muchos otros casos se le atribuyen milagros que lo convirtieron en Santo, pero eso es lo de menos, lo realmente importante es que el tipo se jugaba por los pobres y prestaba especial atención a los niños y niñas provocando alegres sonrisas con sus regalos.
La historia es como es, aunque con el tiempo muchos la adaptan a sus costumbres y también a sus intereses, solo opino que no se puede llamar Santa Clauss a un Santo varón y lo de Noel me remite demasiado a dulces y chocolates.
Aunque reconozco que hace falta mucha audacia para desplazar la figura del gordo vestido con invernal traje rojo por la imagen de un Arzobispo «turco» como la que acompaña esta nota.
- Secretario General Federación Gráfica Bonaerense / CFT / CGT
