LADRONES

Por HÉCTOR AMICHETTI *

Montar una carpa para custodiar una fuente de trabajo amenazada por un vaciamiento patronal resulta cosa común para los gremios.

Ocupar una planta para defender los puestos de trabajo, recuperar una empresa y constituir una cooperativa de trabajadores y trabajadoras para dar continuidad a la producción es algo habitual en nuestro gremio gráfico y en algunos otros gremios.

Pero que pongan una carpa patronal con el logotipo de la empresa tratando de impedir que sea intervenida por el Estado para garantizar la continuidad y proteger los puestos de trabajo…

¡Eso sí que nunca lo había visto!.

Cabe aclarar que los trabajadores de Vicentín, sus delegados y el Sindicato Aceitero apoyan la decisión del Gobierno Nacional de intervenir y expropiar Vicentín.

Se opone el intedente de Avellaneda (Santa Fe), un tal Scarpín, que no ocuparía ese cargo si no tuviera el aval de la empresa, también la oposición liderada por un miembro del directorio de la empresa y buena parte de los vecinos cuyas mentes han sido colonizadas durante 9 décadas también por la empresa.

Vicentín fue creada en 1929 y en 1930 fue designado delegado Municipal de Avellaneda Don Pedro Vicentín.

Otro Vicentín ocupó ese mismo cargo entre 1958 y 1964, en éste caso fue Don Máximo.

Avellaneda fue convertida en ciudad a principio de los años ’70 y tras el golpe militar del 24 de marzo de 1976, llegó al lugar el Capitán de la Fuerza Aérea Andrés Atilio Canale, quien colocó de intendente a Delfino Pedro Foschiatti, otro hombre bendecido por la empresa que había sido Jefe Comunal desde 1964 a 1973, hasta que el Peronismo recuperó la Democracia en Argentina.

No hubo en el pueblo voces del intendente, ni de la justicia, ni de los sacerdotes ni del vecindario en general que denunciaran el secuestro y acoso físico y moral de los delegados de Vicentín por parte de la dictadura en complicidad con la empresa.

Con la decisión de expropiar Vicentín, el Gobierno Nacional «roba la historia de Avellaneda» exclamó el intendente Scarpín durante el acto del otro día, recibiendo la bendición del sacerdote local.

¡La estupidez de un empleado obsecuente, con la anuencia de un cura que tal vez crea que la religión se sostiene con el aporte económico de los poderosos!.

La historia de Avellaneda se forjó con esforzados inmigrantes italianos que llegaron al país para colonizar sanamente labrando las tierras del norte santafecino durante el mandato del Presidente Nicolás Avellaneda (en su homenaje la ciudad lleva su nombre).

Nadie desconoce que los Vicentín fueron parte de ese puñado de valiosos inmigrantes, tampoco se desvaloriza su capacidad de crear una empresa y hacerla cada día más grande, pero la cuestión hoy ya no es Don Vicentín.

La cuestión hoy es un grupo empresario corrupto que ha estafado a todo el pueblo de la nación argentina mediante oscuras maniobras que buscan multiplicar sus beneficios dejando el tendal entre productores, trabajadores e instituciones oficiales como es el Banco Nación.

Los representantes de Juntos por el Curro han salido en masa a repudiar la decisión del gobierno, al igual que Clarín y La Nación y los «grandes» medios de comunicación radiales y televisivos de llegada masiva a la audiencia, las poderosas corporaciones, empresarias, la Suciedad Rural Argentina y otras entidades del «campo» como es habitual en estos casos en que se «atenta contra la propiedad privada».

Recordemos que para los peronistas la propiedad solo tiene sentido si cumple una función social.

«Abuso de autoridad» nos dicen los ideólogos de golpes militares, los cómplices de dictaduras, los que aplaudieron fusilamientos, cárceles y asesinatos de decenas de miles de compañeros y compañeras durante largos períodos de nuestra historia.

Fueron ellos los que nos robaron buena parte de lo que hubiera sido nuestra bella historia… es hora de recordárselo.