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lunes , abril 29 2024
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HOROWICZ / Entre los ganadores, está China

 

Alejandro Horowicz, ensayista y autor del libro “Los Cuatro Peronismos”, fue entrevistado por Gabriel Fernández en Radio Gráfica donde mantuvieron una charla profunda sobre la actualidad política y la situación continental en medio de la pandemia. Además, refirió al “cuarto peronismo”, contenido en su libro, para explicar el marco en el que ingresa el gobierno de Alberto Fernández.

-Uno de los libros que más disfruté de tu autoría, es “Los Cuatro Peronismos”. ¿Dónde insertás la gestión de Alberto Fernández con esta emergencia en el medio?

En primer lugar, Alberto Fernández ingresa en un momento extremadamente particular que es una característica, te diría, del proceso que yo denomino el cuarto peronismo. A partir de 1976, en la Argentina se inicia un ciclo que se puede caracterizar, saqueo- recomposición- saqueo. Los que saquean son unos, los que recomponen no son los mismos que saquean, pero al mismo tiempo el techo de la recomposición es el próximo saqueo. Cuando termina el gobierno de Cristina se inicia un proceso de saqueo, que está a la vista. Y cuando termina el gobierno de (Mauricio) Macri, el saqueo había llegado a un punto que podemos llamar “la extremaunción”. Es decir, se llegó al punto tal, que Macri ya no podía seguir con los mismos instrumentos y pasa de una política absoluta- de falta de restricciones al sector externo y de libre circulación de capitales- a una política de control absoluto del sector externo, porque no hay modo de sostenerlo más y porque la deuda se vuelve ingobernable. Pero la diferencia fundamental con el 2001, no solo es el ciclo de saqueo en la Argentina, sino el ciclo general del capitalismo a nivel global. Si miras, el ciclo del capitalismo a nivel global es un fenómeno por demás curioso. Si sumas, por un lado, las deudas soberanas y, por otro lado, el producto bruto de todos los países de este planeta. Vas a ver que la deuda soberana es 4 veces mayor que el producto bruto. Es decir, si el mundo entero pagará todo junto- lo que produce a lo largo de un año- estaría pagando menos del 25% de lo que es la deuda. Entonces, uno se hace una pregunta curiosa ¿cómo puede ser que la deuda sea 4 veces más grande que la riqueza, siendo que la riqueza no ha cesado de crecer en el planeta tierra en décadas? En consecuencia, uno descubre que lo que está viendo es un sistema financiero que saquea de distintos modos, distintas direcciones y con un único beneficiario, el sistema financiero global organizado como bancocracia. Ya no se trata simplemente de que el saqueo en la Argentina alcanza un límite, sino que el saqueo global ha construido su propio límite. Y la pandemia, no es otra cosa que el límite fisiológico de esta lógica del saqueo, la idea de que es posible gobernar el planeta tierra y manejarlo como si fuera un territorio a saquear, es una idea que ha encontrado un límite físico. Por eso, gobiernos que tradicionalmente explicaban que el equilibrio entre los gastos generales del estado y la recaudación era la fórmula, han abandonado brutalmente la fórmula. Y se han vuelto keynesianos de la peor manera, igual que Macri recurriendo al control de cambio en el final de la crisis que su misma política lo generó.
Se ve, no casualmente, que Vargas Llosa y el conjunto de los muchachos que expresan las bondades de la libertad de mercado, están aterrados porque comprenden que reactivamente es posible, a caballo de esta crisis, marchar en otra dirección.

-Esto me lleva a indagar. Con esta dualidad entre bienes tangibles, bienes de producción y consumo y recursos naturales, y bienes ficticios, imaginarios o papeles, que está haciendo eclosión. ¿Esto implicaría el final del patrón dólar y el liderazgo internacional de aquellas que apostaron por un capitalismo productivo, como Eurasia por ejemplo, vamos en esa dirección en el mediano plazo?

Tu pregunta es muy ambiciosa, voy a tratar de contestar de algún modo con el siguiente planteo. Esto es una observación empírica elemental. Cualquiera que enfrenta al mercado mundial con un revolver, termina haciéndose gárgaras con el revólver. Porque la potencia, desde la gramática del mercado mundial, pone fin a esta discusión. En el momento en el que (Donald) Trump intenta detener a China, a caballo de utilizar un revolver, porque no puede ya enfrentarlo en el terreno de la disputa de la productividad social del trabajo, está anticipando el resultado. Cuando miras los datos del Banco Mundial sobre cómo va ser el 2020 y cómo se imaginan el 2021, todos los países- salvo China- tienen una caída brutal de su Producto Bruto Interno (PBI). En los Estados Unidos esto es exponencialmente increíble, han pasado a 15 millones de desocupados en el término de 45 días. Mientras que China, si bien reduce su productividad y su crecimiento a valores que son simplemente desastrosos, 1.2 a favor. Está claro que en el 2021, China despega con absoluta virulencia y que el resto no. Entre los ganadores de la crisis está China , el perdedor neto de la crisis son los Estados Unidos. Y esto deduce, y ahí viene la pregunta del problema del patrón dólar, que si esta crisis del patrón dólar no supone que el yuan se transforme, por lo menos, en la segunda moneda de cotización internacional, con la diferencia abrumadora de que si China pasa a tener, a caballo de la mayor productividad social del trabajo, la capacidad de utilizar su propio sistema financiero como eje global, estaríamos entrando a un fenómeno absolutamente desconocido. En general, estos cambios de patrón organizado de esta manera, suponían una guerra mundial con derrotas y victorias. Esto nos hace saber que el coronavirus es el equivalente en la guerra mundial y que el resultado de esta guerra es una nueva victoria con nuevas alineaciones de fuerza. Y por primera vez Europa, ya no solo no juega con los Estados Unidos, sino que vimos el fenómeno notable de un gobierno alemán, que se separa por primera vez-desde 1945- de la política norteamericana.

-¿El Peronismo viene solo a reparar, no viene a elaborar un proyecto nacional diferenciado, a tu entender?

Aquí viene la cuestión de las posibilidades, no solo del Peronismo sino de cualquier clase de gobierno en la Argentina. Y es que no hay la posibilidad de resolver, un programa nacional que sea estrictamente solo un programa nacional. Un programa que no esté a escala sudamericana, no tiene la menor posibilidad de viabilidad eficaz. Salvo, transitoriamente, para encontrar en condiciones de crisis un modo de reconstituir aquello que ha sido brutalmente dañado, pero el techo de ese crecimiento es muy evidente y se alcanza muy rápido.  Y si no se construye a escala sudamericana, no hay manera. El modo y la velocidad en que fueron desbancados gobiernos populares con distintos instrumentos, pero con un fin único y con un resultado general. Vas a ver que Bolsonaro es expresión brutal de esta misma situación, como su conducción política lleva a Brasil a una catástrofe como nunca se vio. No hay modo de evitarlo, ya sucedió. Mira el fenómeno, tenes un levantamiento de los gobernadores contra el poder central, los gobernadores ejecutan una política contraria al poder central, existe una presión militar sobre un presidente que es un capitán- que de alguna manera integra ese sistema- y aun así el presidente no solo no es destituido, sino que conserva cierta capacidad de daño que permite que se continué en la misma dirección. La idea de que eso es sostenible o que eso puede ser detenido, ahora, simplemente cambiando de política, ya no es cierto y la prueba de esto es los Estados Unidos.

El problema es político. La velocidad y la capacidad de restablecimiento, del gobierno de Alberto y de todo gobierno sudamericano, dependen de cómo se resuelve esta crisis. Si esta crisis no se resuelve con una integración mayor, no tienen instrumentos capaces de enfrentarla. Sin un banco central sudamericano no hay modo. El banco sudamericano por el volumen y la significación de toda Sudamérica, está en condiciones de poner fin al problema de la crisis del dólar y eso es el primer elemento real de la política que se proponga no hacer de la inflación un instrumento incontrolable. Porque se puede no producir o producir muy poco y que la actividad económica sea mínima, y el precio del dólar siga disparándose infinitamente.

-Hacías mención y no quería dejarlo pasar, finalmente, al tema de Estados Unidos ¿Que pasó con Trump, que buscaba industrializar internamente?

El programa con el que Trump gana las elecciones, no parecía ser un programa norteamericano, parecía ser un programa de un país sudamericano. ¿Por qué digo esto? Porque, que el gobierno de los Estados Unidos tenga que producir empleo es una novedad notable. Normalmente, era la actividad privada la que generaba empleo y era la que garantizaba el despegue general de esa economía. Ahora, el hecho de que ellos sean una economía global que tengan el 5 % de la población del mundo y consuman el 25% del producto del mundo, y tengan una balanza comercial cónicamente deficitaria y que puedan sostener ese déficit crónico, a caballo de la máquina de imprimir billetes que es exactamente la Reserva Federal, queda muy claro que los Estados Unidos saquean con su aparato financiero un fragmento de lo que produce el resto del mundo y ellos consumen. Ahora bien, esta es una idea que se puede sostener una cierta cantidad de tiempo en una cierta relación de fuerzas, más tarde o más temprano esto no puede seguir sucediendo.

LI/GF/RG

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