LAS PREGUNTAS / En medio de la bruma, atisbando la realidad por encima del barbijo

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

Vamos a la post producción así como arrancamos el programa; con interrogantes para los cuales no podemos ofrecer respuestas claras. Lo bueno de las preguntas que quedan flotando en el viento radica en que hacen pensar. Así, partimos de precisar que en estas líneas no estamos ofreciendo información sino dudas. Ante todo lealtad para el que lee. Cuando sabemos lo que pasa, lo narramos; cuando no, pedimos ayuda.

Todavía no se sabe dónde surgió el virus. Las versiones circulantes hablan de China, directamente, y de los Estados Unidos, con doble lectura implícita. Tampoco se ha informado –o descubierto- cómo nació. Nos han enviado datos sobre su gestación animal, sobre su origen de laboratorio, sobre su creación intencionada, sobre su nacimiento accidental. Nada contundente; sólo versiones.

Muchos colegas han expresado que estamos viviendo una “guerra bacteriológica” y aunque suena razonable, vale indagar. Si se trata de un ataque norteamericano sobre China… su anulación en la potencia asiática y su proyección sobre Europa hablan de una puntería equiparable a la de Gonzalo Higuaín en la selección. Que una cosa es agredir a China y a Irán y otra cargar sin sentido sobre Italia, Francia y cercanías.

Otros sugieren que las cosas son simples. Dicen que si apareció en Wuhan, la responsabilidad –natural o química- es de China. Sea por ausencia de recaudos, sea por intencionalidad manifiesta. El primer punto al menos contiene una lógica, pero el segundo parece demencial. ¿China originó un virus que le costó vidas y le impuso esfuerzos sanitarios, cuarentenas, construcciones, déficits y le implicó acusaciones en el orden internacional?

Si los Estados Unidos fabricaron la epidemia y terminaron damnificando a Europa vale preguntarse por qué y para qué. Si China hizo, hipotéticamente, lo propio en su territorio, a las dos preguntas se le puede añadir alguna referida a la salud mental de sus estrategas. Y, a decir verdad, no creemos estar afrontando el accionar de unos locos sueltos. De allí que no hayamos sacado todavía conclusiones de vigor.

Finalmente, puede esbozarse la anulación de los estados involucrados y promover el interrogante sobre si este virus fue elaborado por el suprapoder financiero. Pero los rumbos de Eurasia no se han modificado –de hecho Xi Jing pin está lo bastante confiado como para filosofar sobre la vida y la muerte desde el confucianismo y Vladimir Putin ha sido honrado con posibilidad de reelección hasta que se apague el sol-. El Papa sigue en sus trece y La Economía de Francisco apenas sufrió una postergación.

Y si, como también se dice, la idea era acabar con la población de mayor edad –algo de lo que supo hablar la socia de Mauricio Macri, Christine Lagarde-, hay que señalar que sobre 7 mil 700 millones de habitantes en el planeta, la enfermedad ha terminado con la vida de unas siete mil personas. Escasa cosecha para tamaño emprendimiento.

Aunque por supuesto, nacen interpretaciones: que el re impulso al trabajo domiciliado, que la necesidad de acompañar con brumas las acciones de potencias petroleras. O más sci fi: lograr con apenas un virus que el mundo se convierta en un gran campo de concentración. Todos encerrados, todos desconectados. Sin embargo, el lector verá que son hipótesis lábiles, de sostén tenue. Lo único seguro es que se ha construido un éxito comunicacional con escasos precedentes. ¿Hay ahí una pista? En principio, las proporciones tampoco cierran.

Necesitábamos plantear esta indagatoria. Disculpas, en este caso, por la ausencia de certezas.

Todas las opiniones serán leídas y consideradas.

• Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica