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EL HÉROE ANÓNIMO / Entrevista a Federico Ghazarossian

 

Textos FERNANDO INFANTE LIMA  /   Producción LUCÍA INFANTE *

 

Federico Ghazarossian es una extraña figura en el mundo de la música popular, es compositor, bajista, es hombre del tango y sobre todo del rock. Un músico que aplica a la máxima del héroe anónimo, no luce pero se nota demasiado cuando no está, es siempre el centro motor de un sinfín de articulaciones musicales, que se sostienen en los sólidos cimientos de su bajo. Es un artista de un perfil infrecuente, que se aleja de las mieles fáciles de la luces, en favor de una carrera, que celebra, el ignorado, el olvidado, amor por el oficio.

 

1- Don Cornelio y la Zona

 

Don Cornelio y la Zona, en su breve vida, cultivo una raíz toxica, auto destructiva, frenética y gloriosa. Un juego de opuestos, una ráfaga intensa de sentimientos encontrados, que respira la mejor música. «Don Cornelio» y «Patria o Muerte», sus discos, expresan esa dualidad, una colisión de fuerza opuestas y complementarias, se necesitan el uno al otro para justificar su existencia; uno reboza belleza, elegancia, poesía, el otro, es un canto rabioso, desprolijo, poderoso, urgente. El tránsito, tan meditado como inconsciente, entre estaciones de diferentes líneas, convirtió a Don Cornelio en una banda de culto.

 

La Señal Medios: En el caso de Don Cornelio se dio una situación muy particular, el primer disco “Don Cornelio y la Zona”, fue en un punto y más para una banda nueva, un éxito inmediato, tenía tres canciones sonando en alta rotación en la radio, que en esencia es el inicio perfecto. Es curioso, que en ese momento, ustedes sintieron que el disco que sonaba tanto en la radio, ya no los representaba y decidieron romper, quebrar la dirección artística, en favor de un sonido crudo, combativo, diametralmente opuesto. ¿Cómo se dio ese proceso?

 

Federico Ghazarossian: La pauta estaba planteada por la compañía discográfica, nosotros no participábamos, el negocio se manejaba muy diferente en esos días. Ahora, viéndolo desde otro punto de vista, a la distancia, ya pasaron 35 años, creo que después de grabar ese primer disco, llegamos a una intuición como grupo, acerca de lo que queríamos hacer y coincidimos en que la búsqueda de la forma, estaba en la dirección que quedó plasmada en “Patria o Muerte”.

Se dio un momento muy particular, tuvimos muchos cambios personales, tenía que ver con cosas que curtíamos en ese momento, nuestras cabezas iban para otro lado. Cornelio era una banda que ensayaba mucho, de 5 de la tarde a 9 de la noche, tres veces por semana, se tocaba, se charlaba, se tomaba café, teníamos un espacio extra muy lúdico, nos poníamos a dibujar y el baterista tenía una cámara y hacíamos videos. Este nivel de actividad en los ensayos, esta apertura, nos llevó a zapar mucho y apenas terminamos de grabar el primer disco ya teníamos listo “Patria o Muerte” y me parece que ahí salió lo más auténtico de cada uno, no fue un proceso muy pensado, es algo que fue saliendo naturalmente.

 

LSM: ¿Es posible que en parte las etiquetas que la prensa les impuso hayan influido en el cambio?

 

FG: La prensa decía que hacíamos psicodelia romántica o no sé qué, lo consideraba algo pop, era una mezcla de cosas y capaz tenía esa rigidez que tiene el pop en la forma de tocar. El problema es que no tenía la mugre que tiene “Patria o Muerte”, el rock tiene que tener algo de mugre.

 

LSM: La producción artística de Andrés Calalmaro en el primer disco, que busco pulir el sonido, un elemento que puede ayudar a una banda nueva a encontrar su tono, en parte los alejo de la idea que estaba surgiendo paralelamente al proceso de grabación en los ensayos.

 

FG: Si, el aporto esa limpieza que tiene el pop. Las compañías, por miedo a que los grupos se bardeen, te ponían un productor y antes de entrar al estudio, te hacían ensayar un mes seguido, cinco horas por día, todos los días. El sistema de grabación en esa época era muy diferente, se grababa de forma analógica, las horas de estudio corrían y las cintas no se podían pinchar mucho, como se pincha ahora en el sistema digital, era todo lo contrario.

Si se pinchaba, quedaba un silencio y se tenían que cortar las cintas, algo que los técnicos evitaban hacer. El ensayo intensivo servía para que se graben todas las bases juntas y de esa manera evitar pisar el material grabado después y tampoco se podían grabar muchas canciones porque las cintas iban perdiendo calidad en los agudos.

 

LSM: Esa información técnica recolectada en la grabación del primer disco, me imagino que les fue útil a la hora de pensar la producción del segundo.

 

FG: A la grabación del segundo disco fuimos sin productor, decidimos hacerlo junto al técnico de grabación, empezamos con Walter Chacón y terminamos con Mario Breuer. El resultado fue excelente, yo amo ese disco. La gente de la compañía discográfica no lo entendió, nos dijo que era horrible, pero el tiempo nos dio la razón, porque quedo como el disco negro en la historia del grupo. Los productores ejecutivos del disco, en 1996, nos llaman y nos piden “perdón”, así entre comillas, admitiendo que habían cometido un error y querían reeditar el disco en cd.

 

LSM: ¿La falta de apoyo al disco comienza a transformarse en el principio del fin?

 

FG: La falta de apoyo incidió y la banda, ya por diferencias personales entre nosotros, se separa. El último show fue en enero de 1990, en “Babilonia”, el local donde ahora funciona “el Uniclub”.

 

2- Los Visitantes

 

Los Visitantes iniciaron su viaje, en el punto exacto en el cual Don Cornelio había concluido el suyo. El rock, fuerte, sucio, en un punto denuncia, en un punto fresco social, encuentras nuevas cadencias y una leve brisa de pop primero, luego, un espíritu de tango, una impronta decisiva, que atraviesa su obra, inclusive cuando ensayan una apertura a la música de proyección latinoamericana. Una matrimonio indivisible que une su ciudad, Buenos Aires y su naturaleza, el rock.

 

LSM: A pesar de las tensiones personales, vos y Palo Pandolfo deciden seguir juntos en el nuevo proyecto.

 

FG: En ese momento no teníamos tensiones con Palo, salimos de una reunión en la que los miembros de Don Cornelio decidimos poner punto final a la banda y nos miramos con Palo y le digo: ¿y si seguimos? Me dijo que si y hablamos con el manager de la banda, que era mexicano, sabíamos que el tocaba la batería, acepto también. El último show de Cornelio fue en enero y en marzo, en una plaza de La Boca, hacemos el primer show de Los Visitantes, compartiendo escenario con un grupo llamado Stromboli.

 

LSM: La apertura que ensayan en Los Visitantes, es muy importante, el tango que en “Patria o Muerte” era una leve insinuación, aquí se transforma en el eje espiritual y la búsqueda se amplía hacia territorios inexplorados previamente, sumando aires de folclore latinoamericano. El esquema desde el cual partieron, queda desdibujado en favor de una música con una impronta muy diferente. ¿Cuándo percibieron que la identidad de la banda tenía que transformarse, reformularse?

 

FG: Llegamos de la manera en la que a veces se llegan a las cosas, dejando que todo fluya naturalmente, nada de lo que surgió fue pensado. Si teníamos algo positivo es que escuchábamos todo tipo de música, diferentes tipos de ritmos, nunca nos casamos con un grupo o tipo de música, nunca le prestamos atención a la actualidad musical.

A fines de los 80´s, volví a bucear en el tango, lo había escuchado mucho de chico, en la calle todas las personas silbaban tango, se escuchaba en los bondis, estaba muy presente. Mi viejo era fanático y en mi casa sonaba tango todo el día.

Palo a veces venia medio borracho y se ponía a cantar tango, cada tanto tocaba uno en vivo y la gente se volvía loca, eso a mí me encantaba porque yo era muy fanático de la Orquesta de Troilo, que para mí era como una banda de punk rock, por la velocidad en que tocaban

en los años 40’s, después se fueron calmando un poco. Y así se dio, que empezamos a usar las harmonías hermosas del tango y de alguna manera fueron cayendo todos esos pasos dobles, las canciones con orientación folclórica, literalmente abrimos los abanicos para que todo empiece a fluir y tocamos lo que salía.

 

LSM: Los tres primeros discos, “Salud Universal”, “Espiritango” y “Maderita” son muy diferentes entre sí y es inevitable sentir curiosidad e intentar entender de qué manera se dieron esas transformaciones tan pronunciadas de un trabajo al siguiente.

 

FG: De “Espiritango” a “Maderita” hay un universo y entre medio esta “Caliente”, un disco en vivo, que en un punto es la síntesis de ese paso de un disco al otro, ese fue un disco en el que quisimos proyectar como estaba sonando la banda y sirve como medida. “Espiritango” es un disco muy ecléctico, muy de estudio, en ese momento se podían grabar hasta 75 minutos gracias al cambio de formato a cd y nos internamos en el estudio a probar efectos. El espíritu en sí, es el reflejo de la música nacional, rock, tango, folclore todo fusionado y con elementos de música electrónica; “Maderita” es un álbum de canciones, en el formato clásico de canción, el problema es que Los Visitantes sufrió muchas transformaciones y en un momento me canse, empecé a sufrir el grupo, deje de estar convencido de lo que hacíamos, dije basta.

 

3- Me Darás Mil Hijos

 

La libertad, en sus múltiples significancias, define la idea de este combo inclasificable que es, Me Darás Mil Hijos. Una formación abierta, bajo el manto de un indefinido número de participantes, que en sus presencias y ausencias, establece la paleta tímbrica, en la que cabe la música de cámara, una pequeña orquesta, en sus diversas posibilidades y una banda de rock. El eco de viejas grabaciones, que pueden cobijar la música de cabaret, valses, milongas, fox trot y fanfarrias, nutren de ideas y armonías, a la conjunción particular de estilos que abraza su música.

 

LSM: Me Darás Mil Hijos fue, durante un importante lapso de tiempo, el secreto mejor guardado del rock argentino. Una buena parte del público, los descubrió cuando fueron grupo soporte de Goran Bregovic, en un show que abundo en piezas instrumentales, muy trabajadas, de una elaboración minuciosa, distante del formato de canción plasmado en los discos. ¿Por qué se dio esa diferenciación, entre grabaciones muy ajustadas y un vivo más abierto musicalmente?

 

FG: Me Darás Mil Hijos, empezó con un tema improvisado, que rápidamente se transformó en un disco. Se grabó en una pequeña pieza de techo de chapa, era un verano de calor imposible, yo me la pasaba mojando el contrabajo porque con semejante calor tenía miedo que se volaran las cuerdas, el equipo de grabación era muy precario y se trababa todo el tiempo. Pero el disco salió.

La banda empezó como cuarteto, con la inclusión de un baterista paso a ser quinteto y después se sumó un acordeón, un violín, una trompeta y un trombón, termino siendo una pequeña orquesta. Si vos te fijas bien, entre “Me Darás Mil Hijos” que es el primer disco y “Un Camino, Algún Lugar”, el segundo, esta todo ese desarrollo, porque ya lo grabamos como orquesta. El material del primer disco hubo que arreglarlo, ya que a la banda se iba sumando cada vez más gente y había que adaptarlo a la nueva formación, eso provoco ese vuelo que tenía la banda en vivo.

 

LSM: ¿Eso era muy difícil de conjugar en un estudio?

 

FG: La formación de orquesta se disolvió en 2007, quedamos Mariano Fernández Bussy, Gustavo Semmartin, Santiago Fernández y yo. Rodrigo Guerra, un multi instrumentista que había tocado en Pequeña Orquesta Reincidentes, se sumó como invitado, a veces tocaba banjo, a veces tuba, trombón, serrucho; nos vimos obligados a rearmar el sonido, pero la esencia de la música era la misma y la intensidad del vivo es muy difícil de capturar en un disco.

 

4- Acorazado Potemkin


Un filme clásico del cine ruso, Acorazado Potemkin, inspiró a músicos de rock en Argentina, a armar una banda en su honor. La figura del acorazado es buena, precisa, para describir un power trio que arrasa con todo a su paso, por la firmeza, la fortaleza de su música y por ser al mismo tiempo un símbolo de resistencia. El rock en su forma más pura es “Mugre”, un verdadero “Remolino” que se interna en las aguas más profundas y descansa en los “Labios del Rio”. Acorazado Potemkin, es visitado por el aire reflexivo del tango, por la frescura del folklore, pero es en esencia rock, ese que se destila en las márgenes, esa mixtura especial que esconde la música orrillera.

 

LSM: ¿La formación de Acorazado se da en base a un hecho fortuito?

 

FG: Si, a mí las cosas me pasan, son cosas que siempre hago, no son muy pensadas. Un día, grabando el segundo disco del Cardenal Dominguez, que es un cantante de tango al que acompañe un buen tiempo, se me ocurrió proponer a Juan Pablo Fernández para que trabaje en la tapa, porque él, además de ser músico, es diseñador gráfico. Él ya había hecho la portada del primer disco de Me Darás Mil Hijos, que es una foto de unos globos flotando en una pileta y a mí me encanta la simpleza, la síntesis con la que trabaja. A partir de ahí, se arma un ida y vuelta con Juan, yendo a la casa para que me muestre el trabajo justo cuando se acaba de separar La Pequeña Orquesta Reincidentes, le pregunte si quería seguir tocando y el me comento que tenía temas nuevos. Un tiempo después, a los tres o cuatro meses, me dice que me quiere mostrar los temas y así empezamos a tocar. Él me dice que quiere hacer rock y yo le dije que el bajo no lo iba a tocar. Yo estaba peleado con el bajo eléctrico, cuando termino Visitantes dije no toco más este instrumento. Estaba re peleado con el bajo, porque hay un grabe que yo no lo consigo, que solo me lo da el contrabajo. Juan Pablo acepto y armamos unos seis o siete temas, hasta que un día no pude llevar el contrabajo a la casa de él y solo por ese día lleve el bajo eléctrico, porque queríamos grabar las maquetas en la computadora y me di cuenta que el sonido del bajo entraba perfecto en esa música, quedaba muy bien. Ahí me dije que no me podía negar a usar el bajo, que no me podía emperrar por lo que yo pienso.

 

LSM: Inclusive, si tenes en cuenta la furia con la que toca la batería Lulo Esain.

 

FG: Claro, yo con el contrabajo no llegaba a seguirlo, en el tiempo en que con el contrabajo meto una nota, con el bajo y la púa puedo meter todas las que necesito. El contrabajo es para hacer otro estilo de música, yo al contrabajo lo uso muy alto de cuerdas porque toco con el arco. Si no lo tenes que usar como hacen los músicos de jazz, con la cuerda muy baja para tener más facilidad para llegar a la nota, porque vos con el contrabajo tenes un tono con una mano, no un tono y medio como en el bajo; siempre te tenes que mover mucho, las distancias son mas largas.

 

LSM: ¿En el contrabajo siempre preferís usar el arco?

 

FG: A mí me gusta tocar con arco, todo mi estudio fue con arco. El arco me da una voz y un ligado que nunca me lo dio el pizzicato ni la púa, conseguía un extra en el funcionamiento de los graves que a mí me interesaba en especial y además está el hecho de que es un instrumento madre. El bajo para mí es como la sangre, el pulso, en todo este tiempo he tratado de ir mejorando y de llegar a encontrar las notas que pide el tema.

 

LSM: A mí me da la impresión, que la música de Acorazado Potemkin, gira en torno al bajo, Juan Pablo Fernández es la voz y la melodía, Lulo Esain es la potencia, la energía; y el nexo de esos dos mundos es el bajo.

 

FG: La clave está en la prueba y el error. Yo tuve la suerte de grabar varios discos y la experiencia te dicta que es lo que te conviene hacer. En realidad yo me empiezo a sentir bien, en el hecho en que me convence el sonido, como vengo tocando y grabando a partir de Potemkin. Es difícil llegar a traducir en música lo que pienso, lo que siento y me parece que ahora lo estoy concretando. A veces te faltan los recursos y el tiempo, porque la música tiene esa tirantes del tiempo, los seres humanos somos ansiosos y a la música hay que esperarla, hay un desarrollo que va por otro lado. Yo empecé a captar y a saber que podía manejar el tiempo hace diez años y hace cuarenta que toco. Ahí es cuando las notas que metes pesan, porque sentís que tenes el dominio del tiempo. Potemkin es un trio y todos vamos en la misma dirección, pero puede ser que en mi forma de tocar sea la referencia entre Juan y Lulo.

 

5- Espiritango

 

LSM: El tango es un capítulo importante en tu historia como músico, no solo por haberlo mamado de chico, por haberte sentido influenciado por el tango en tus diferentes proyectos, sino por haberlo tocado.

 

FG: Si, yo empecé a tocar tango en el año 2002 con el Cardenal Dominguez, con el toque siete años y grabe dos discos. Yo decía que hacíamos “tango de parra”, porque la formación era de tres guitarras, contrabajo y la voz, ese trabajo de cuerdas en las tres guitarras generaban tres voces, similar a lo que hacían los guitarristas de Edmundo Rivero, ese era el estilo de tango por el que íbamos. Un tiempo después, Oscar Giunta padre, mi maestro de música y contrabajo, me propone hacer los reemplazos en “Piazzolla Tango”, la tanguearía en la que él trabajaba. La verdad es que yo no me sentía preparado por él me dijo que estaba a punto. Un día fui a ver el show y me animé, decidí seguir el consejo de mi maestro.

 

LSM: A pesar de tu experiencia, en varias bandas de distintos estilos, me imagino que el armado en una banda de tango es muy diferente.

 

FG: Si, es totalmente diferente. En la orquesta de tango, el contrabajo tiene que apegarse al piano, la base rítmica mantiene el funcionamiento del piano. El contrabajo es la base de la pirámide, tiene que mantener todo firme para que de ahí se cuelgue la orquesta. El funcionamiento es también diferente. En las tanguearías, en general tocan tipos grandes y no ensayan, te dan una carpeta con veintiséis temas, vas el día del show y tocas.

 

LSM: De la teoría a la práctica hay una enorme diferencia

 

FG: Y ahí aprendí una cosa que era totalmente distinta, la manera que tiene el tango de jugar con los tiempos. Hay que estar atento, escuchar mucho, para entrar en toda esa dinámica. El tango cambia mucho el tiempo, tenes que ver quien está soleando, sea el cantante, el violín, el bandoneón, a veces te estiran la nota y tenes que esperar para caer justo a tiempo. Ahí hay un trabajo que te lleva a descontracturar todo lo que había hecho toda la vida, de estar todo el día pegado al metrónomo, al entender todo esto, aprendí a tocar en orquestas.

 

LSM: ¿Tocaban todas las noches?

 

FG: En el verano, si, durante el año un par de shows por semana, porque Oscar Giunta, mi maestro, es uno de los contrabajos de la Orquesta Sinfónica Nacional y tenía conciertos todos los viernes, el viernes era fijo y siempre tenía algún otro día de la semana. La verdad es que fue una buena experiencia, fueron más de cien shows en un laburo en el que me quede dos años.

 

LSM: La fusión de estilos, tan característica en tu carrera, queda reflejada en la otra banda en la que estas en la actualidad, Los Crayones, que es en esencia una banda de tango.

 

FG: Los Crayones no sé si es una banda de punk rock o una orquesta típica, atípica quizás, pero la verdad es que yo nunca había tocado con tantos bandoneones y eso le da a la música una gran intensidad. En Los Crayones hacemos temas de bandas de todo Latinoamérica, hecho en tango, aparte hay temas instrumentales y piezas de Federico Terranova (ex Fernández Fierro) y Julián Peralta, que son miembros de la banda, todo bajo la referencia estética de Pugliese, Troilo y Piazzolla.

* Periodistas / Ya nada será igual / La Señal Medios

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