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domingo , abril 28 2024
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El fin de la parábola

 

Por EMILIANO VIDAL *

 

No es sólo ilusión o alegría. Tampoco fue magia. Se trata de un pensamiento estratégico de un ciudadano argentino, quien esto escribe, nacido al final de la última dictadura cívico/ militar, ese nene de 4 añitos que dibujaba soldados argentinos contra los ingleses en la gesta de Malvinas y criado en nuestra democracia conseguida en 1983, alumno de la escuela pública barraquense República de Bolivia.

La parábola de ese golpe de Estado en marzo de 1976 que termina de implosionar en diciembre de 2001, se cierra con el flamante presidente de la Nación, Alberto Fernández. Interpretamos lo acontecido: Mauricio Macri fue un producto de esa crisis; es el mismo «exitoso» titular del país dentro de otro que es Boca Juniors a quien Eduardo Duhalde fuera proponer una potencial candidatura a presidente y terminaría recayendo en Néstor Kirchner. Si la Argentina es la joya de América sureña por sus recursos naturales y capacidad de su pueblo, en el continente de la potencia que radica del lado Norte, el poder real esperó, agazapado, que su criatura termine de amoldarse y así encandilar a los habitantes de la ciudad homónima de la provincia estratégica de Buenos Aires para que en 2015, se apodere de la primera magistratura por los votos.

Su antecesora en el cargo, Cristina Fernández de Kirchner, -¡la única mandataria desde el regreso democrático en el 83 gobernó contra esos poderes y su vocero, el diario Clarín- recién terminó de comprender al peronismo y a su creador, Juan Domingo Perón, tras sufrir en carne propia y duramente, la persecuta constante.

La mirada en Alberto, quien además de apostar por ese gobernador santruceño, un tal Kirchner, en ese fatídico 2001, fue luego en el Gobierno su jefe de Gabinete y dos años más hasta su renuncia en 2008, de Cristina, viene a culminar esa parábola tras asumir la presidencia de la República. Cuando se escriba el capítulo de esta historia, Cristina será un Perón «con polleras» y la estadista a estudiar hasta las próximas décadas politicas de un país, porque hay una gran verdad: si al entonces candidato Macri lo ungió el poder mediático, a Alberto lo elevó la hoy vicepresidenta y el hoy primer mandatario hará su camino.

Se dirá que Macri en sus dos primeros años cumplió con sus progenitores mediáticos más su proyecto quedo trunco porque se trataba de ocho años. Si alguien es responsable de sus propios errores y defraudación a sus votantes ese es el hoy ya ex primer mandatario, quien no logró destruir al peronismo sino todo lo contrario: el peronismo modo Alberto, está en su mejor versión.

Si, no es sólo ilusión ni magia. Es estar seguro y convencido que ni el propio Fernández, mi querido profesor de Derecho Penal en la facultad pública, sabe de su importancia en este momento de nuestra historia. No se trata de la grieta porque nunca se agrietará lo que nunca estuvo y estará unido. Es Mariano Moreno ordenando fusilar a Liniers; es Rivadavia contra San Martín, Buenos Aires contra el gran Manuel Belgrano; es Lavalle ordenando asesinar al «padrecito de los pobres «, Manuel Dorrego, es el homicidio de Facundo Quiroga, es la muerte traicionera al Chacho Peñaloza, es Urquiza entregando la victoria a Mitre tras derrotar a Rosas; es la matanza del Desierto mal llamada «conquista»; es la guerra civil por la ley de federalización de la ciudad del mismo nombre arrancada a Buenos Aires. Es la revolución radical, el pueblo quiera votar de Sáenz Peña, la semana trágica y rebelde de la Patagonia, es el huevo del odio que derivara en el enorme movimiento peronista tras el 17 de octubre del 45, son los fusilados del 55 y las bombas. La muerte prematura de Evita, la censura, el Che, las dictaduras, los miles de desaparecidos, Malvinas, la frustración alfonsinista pero no sus sueños, la traición peronista en versión menemista, y la radical con De la Rúa, es el 20 de diciembre de 2001, es Nestor y Cristina…lo que dijimos aquí de Macri…y Alberto presidente…y escribo tarareando la pegadiza canción.

Los argentinxs aún no sabemos que vienen años muy buenos. Que por fin ya, vamos a cosechar lo que en años fuera sembrado. No será fácil. No hay malos ni buenos. Son los intereses. Hay Estados subordinados y están los Estados insubordinados.

Esto recién comienza…lo principal…estar atentos a los «Ellos» parafraseando al gran Héctor Oesterheld… el enemigo no es un Macri que es una anécdota…es muy poderoso y acecha.

 

* Abogado y Periodista / De acá para allá / Radio Gráfica / La Señal Medios.

 

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