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martes , abril 30 2024
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ALBERTO / El diseño de un destino

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

El rotundo calor no logró aplanar el carácter hondo de Alberto Fernández. Con modos delineados por la formalidad, el flamante presidente tuvo la intensidad como para plantear contenidos bien superiores a los de su propia campaña electoral. Si el factor central de toda la alocución resultó el Desarrollo con Justicia Social, la potencia de su Nunca Más generó tanta satisfacción como sorpresa.

En ambos casos las enunciaciones estuvieron acompañadas por proyectos destinados a su concreción. El Consejo articulado para equilibrar una situación social desmadrada y poner en marcha una economía apagada, y la iniciativa destinada a forjar una modificación de fondo en la Justicia Federal. Es claro que puede preverse: fuertes debates encenderán en breve al Congreso Nacional.

Ambos desafíos son tan ardientes como el sol que arrasó la jornada. Sucede que, en el origen, los intereses que sustentan las zonas de futura resistencia al crecimiento están entrecruzadas; algunas son, directamente, equivalentes. Los grandes intereses agropecuarios exportadores, los segmentos financieros, las privatizadas de servicios públicos y las construidas por el propio gabinete macrista para la fuga y la evasión, han operado como titiriteros en esos planos.

El económico, más directo, fue atendido por algunos de sus dueños, con otros propietarios concentrados a su vera. El Poder Judicial, bajo un manto oscuro, respondió a los mismos espacios pero con la cobertura del desconocimiento público por un lado y de las asombrosas construcciones mediáticas por el otro. Así, para resolver ambos aspectos, el nuevo gobierno tendrá que actuar sobre la articulación pública: las empresas de medios de comunicación.

La disección de los desafíos evidencia su volumen

La puesta en marcha de un sistema de medios públicos potente y bien vertebrado en su realización será vital para que los otros aspectos se desplieguen con éxito. También, un segmento ausente en la alocución ante la Asamblea: los medios populares que nuestra gente ha hecho nacer y ha logrado instalar sin más respaldo que la propia determinación y la aquiescencia de un público necesitado de información veraz y análisis certero.

La propuesta de una resolución nacional y honrada en el funcionamiento de los servicios de inteligencia, a la luz de lo acaecido los años recientes, también enlaza Justicia y Propaganda, pues las operaciones combinadas con magistrados y periodistas resultaron expuestas y, quizás, demasiado perceptibles como para que una gestión que se autorrespete evitara meter mano en la caja negra Bene Gesserit, aquella terrible herramienta previa a la asunción de responsabilidades en Dune.

Verá el lector cómo la disección de algunos anuncios albertianos permite dar cuenta de las dificultades a afrontar. Pero nadie dijo que sería fácil y el nuevo presidente, conocedor de los pasillos en el poder político y sus derivaciones sobre sinuosos senderos muy alejados de los rayos limpios que iluminaron el andar de la multitud en las plazas del Congreso y de Mayo durante la maratón histórica, parece resuelto a abordar los problemas con más direccionalidad que precaución.

En medio de semejantes complejidades, algunos datos de realce al considerar el sentido estratégico: la unidad de América latina y la priorización del vínculo con Brasil, la elaboración de políticas desde este Sur sin dejarse orientar por los intereses financieros internacionales; Antártida Argentina, Atlántico Sur, Malvinas, no como banderas lejanas sino como políticas prácticas.

De allí que las menciones nada ingenuas al Proyecto Nacional y al Mensaje Ecuménico de Juan Domingo Perón y a la Laudato Si del Papa Francisco configuren el diseño de un destino, una evaluación del deseo futuro, el compromiso que envuelve al resto de los factores. Vale esta precisión para quienes puedan considerar que se trató apenas de referencias para quedar bien con sectores e instituciones.

Hemos asistido con satisfacción a un discurso inaugural que superó las expectativas nacional populares. Alberto, con Cristina Fernández de Kirchner a su lado, situó su gestión, la colocó en el lugar justo para concretar su decir previo: «el gobierno volvió a manos de los argentinos». Aquella frase de pocas semanas atrás, logró erguirse hoy como una ilevantable acusación sobre quienes necesitan que el país se hunda, y sobre todo, como la promesa de un futuro pensado y construido aquí. En este lugar del mundo.

 

* Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal

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