BIGtheme.net http://bigtheme.net/ecommerce/opencart OpenCart Templates
lunes , abril 29 2024
Inicio / Tramas / LA MARCA DE CAÍN

LA MARCA DE CAÍN

 

Por NÉSTOR GOROJOVSKY *

 

1. @RicardoAronski1 escribió en Twitter que tras «4 años de intentos desde el Estado, de los medios, de los jueces, de políticos vendidos por demonizar, proscribir y destruir a un espacio político democrático, patriótico y popular, el kirchnerismo, los que persiguieron temen pasar por lo que ellos hicieron».

2. Agrego: generaron odio, desde antes aún de llegar al poder. Y llegaron al poder parándose sobre ese odio. Su definición de «democracia» nunca fue la del gobierno de las mayorías, sino la del gobierno de los «democráticos» (ellos mismos). Las mayorías podrían elegir, pero solamente entre «democráticos».

3. Desde el poder, esa idea básica, colonialista en último análisis, produjo el macrismo. El realmente existente, el que estamos viendo derrumbarse por el repudio que ha generado.

4. Ahora, los macristas menos brutales pretenden convertirse en víctimas cuando tropiezan con la rabia simétrica, defensiva, ofendida, que generaron. Lo de Marcelo Birmajer es clarísimo. Pero es inevitable. La descripción de Aronskind con que se abren estas líneas exime de dar más ejemplos del salvajismo que late en sus corazones.

5. Detrás de ese salvajismo late a su vez siempre la pulsión genocida. Ésa que preside el «hay que matarlos a todos», forma local de la «solución final». Y también el «hacer lo que hay que hacer» con que nació realmente el Pro en algunos departamentos y oficinas de lujo de Puerto Madero en los convulsos días de diciembre de 2001.

6. Con Macri desplegaron, por primera vez sobre un piso electoral, su programa económico, social y cultural. A la vista de los resultados obtenidos por su cuatrienio canallesco, les convendría callar, soportar en silencio el odio popular con el que tropiezan en las calles, y reflexionar sobre los motivos de ese odio.

7. Pero no pueden callar. No pueden reflexionar. El macrismo los liberó, los sinceró, los transparentó, les impuso la gloriosa libertad de salir del encierro donde rumiaban su resentimiento. Los empujó a ser ellos mismos, a mostrarse abiertamente al mundo sin miedo a la repulsa que despertaban. Los alivió del peso del estigma moral.

10. ¡Ah, maravilla! Podían al fin abandonar ese duro trabajo actoral que habían sobrellevado por largas décadas, y que habían tenido que perfeccionar más todavía cuando, bajo el gobierno de Cristina Kirchner, aparecieron en la televisión pública quienes no solamente discrepaban con su visión de mundo sino que, peor aún, revelaban a las masas los mecanismos del engaño.

11. Después de ese infierno -que los periodistas de 678 pagaron carísimo y siguen pagando- se sentían, más que reivindicados, reincorporados a la común sociedad de los argentinos democráticos. Habían logrado superar el rechazo que -incomprensiblemente para ellos- despertaban en la ciudadanía.

12. Ya en la década de 1970 eran dolientes almas en pena, concientes de la condena social que enfrentaban. Los más sensibles (que son la mayoría, en realidad) se sentían incomprendidos en una sociedad que se negaba a reconocerlos como iguales. El macrismo reivindicó su derecho a mostrarse nuevamente como son.

13. Obviamente, no se puede reconocer como un igual a quien predica la desigualdad como mérito. Pero a quienes parten de ese punto de vista semejante afirmación les resulta incomprensible. La igualdad es, como en el caso del partido de la diputada Carrió, la de la «república de los iguales» (iguales… a nosotros, que el resto nos mire, nos admire y, fundamentalmente, nos obedezca).

14. En 1983 tuvieron una efímera esperanza: que Raúl Alfonsín lograra culpar de todo a los militares que perpetraron materialmente la masacre del 76. Ni siquiera a todos. A los tres comandantes, y a perejiles de rango inferior. De ese modo, quedarían libres del estigma los «valores» que presidieron ese golpe, valores que son los de ellos.

15. Había un núcleo canceroso en la «democracia» de 1983. Para una parte ampliamente mayoritaria del pueblo argentino, la «democracia» era la recuperación del derecho ciudadano a ejercer la soberanía electoral. Pero el vasallaje republiano impuesto entonces fue más bien la imposición de una democracia en la cual se diera la posibilidad de que mártires y verdugos convivieran en paz.

16. Esa ficción duró hasta que Macri demostró que los que realmente mandaban en 1976, los verdaderos beneficiarios de la seguidilla de golpes iniciada en el bombardeo de junio de 1955, eran civiles.

17. Esos civiles, que durante este cuatrienio, con el pecho lleno de aires nuevos salieron a exhibir gozosamente el peor y más criminal de los gorilismos. Ahora andan a los rugidos, retrocediendo amenazantes. Usan la expresión de repudio callejero que alguno de ellos sufre para victimizarse, pero defienden el poder que alcanzaron.

18. No necesariamente el poder político, sino la supuesta aceptación popular de su su autoadjudicada superioridad moral. Se resisten a que, con justa razón, se les vuelva a señalar la marca de Caín que ellos solitos se tatuaron en la frente.

* Patria y Pueblo / La Señal Medios

 

 

Escritor Marcelo Birmajer

Comentarios

comentarios

Visite también

Paz Interior

  Por NORMA ROSA TORELLO *    Néctar para el alma Una de las aristas ...