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Por GABRIEL FERNÁNDEZ *
La jueza María Romilda Servini de Cubría resolvió la suspensión de las elecciones internas de la Unión Cívica Radical previstas para el domingo 19 de noviembre. Lo dispuso al hacer lugar a una impugnación planteada por Facundo Suarez Lastra, María Inés Parry, Marcelo Alejandro Gómez entre otros dirigentes excluídos del padrón partidario en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En la medida cautelar la magistrada indica que para dejar fuera a los afiliados es pertinente llevar adelante un proceso delimitado por el Tribunal de Disciplina. Esto contrasta con la argumentación de la Mesa Directiva del radicalismo porteño, que se había asentado en sus atribuciones para adoptar una decisión de esa naturaleza.
En realidad la anulación pone de relieve el mar de fondo existente en la vertiente que alguna vez fuera yrigoyenista. La entrega del espacio al gerenciamiento del PRO, lo cual permitió convertir un partido vecinal liberal conservador en una fuerza extendida nacionalmente, ya originó fugas hacia otras formaciones políticas, sin por ello evitar el malestar interno.
Este descontento se canalizó parcialmente hacia la candidatura de Martín Lousteau, que operó como escueta catalizadora de los pocos boinas blancas que se indisciplinaron ante la gestión de Ernesto Sanz en el orden general. Sin embargo, por debajo de la combinación de alineamiento, descontento y diáspora, está el legendario Coti Nosiglia.
Enrique Nosiglia fue parte del oscuro armado que derivó en la concesión radical al PRO rumbo a Cambiemos. El acuerdo fue gestionado directamente por el monje negro con el hoy presidente Mauricio Macri, y contiene negocios conjuntos, en especial sobre el distrito porteño. Pero como todos saben, el macrismo y sus gerentes han dejado poco lugar en la mesa a la dirigencia radical.
En los meses recientes Nosiglia hizo conocer su malestar en reuniones de dirigentes y militantes radicales. Nuestras fuentes aseveran que “está muy enojado porque Macri ni siquiera le atiende un llamado”. Lejos, entonces, se encuentra el presidente de facilitar designaciones y sugerencias radicales acerca de determinadas medidas de gobierno.
Las últimas horas resultaron decisivas: Nosiglia anunció a sus interlocutores de confianza que armará nóminas separadas del PRO con vistas a 2019. Incluso indicó que se presentará en alguna de esas formaciones, rompiendo su autoexclusión como candidato de hace tres décadas. Esa noticia recién empezó a circular y está conmoviendo la triste interna radical.
Surgen de tales novedades a las que tuvo acceso La Señal Medios, dos interpretaciones: la primera es que la UCR, usufructuada y desdeñada por el macrismo, romperá la coalición y retomará un camino propio; la otra, que el sinuoso Coti plantea la advertencia para que Macri lo piense bien y retome el vínculo, ofreciéndole mayor participación en la gestión.
El futuro está abierto y la discusión, en marcha. Aunque parezca raro para quienes estiman vergonzosa la adscripción radical a una fuerza cuyo sentido básico es el ajuste y la concentración, el funcionariado macrista evalúa a los dirigentes de esa fuerza más que centenaria como “políticos” que con su gradualismo trabarían el acelerado camino a la entrega integral de la Nación.
* Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.
