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17 de Octubre. Día de la Lealtad. El peronismo. El bing bang de un pueblo. En La Señal, Gabriel Fernández convocó a dos grandes del pensamiento nacional como Horacio González y Rubén Dri. La explicación profunda de un fenómeno.
Para Horacio González “el presente tiene ciertos derechos sobre el pasado. El 17 de octubre, recibió de la generación de los sesenta o setenta, versiones diferentes que se basaban en el mito original: la irrupción madurada en décadas anteriores de masas populares del sur de Buenos Aires, quienes sellaban con su presencia en Plaza de Mayo un conjunto de resquebrajamientos. De esas fisuras surgía – como hecho trascendental y fundacional – la clase obrera sindicalizada como directora moral, práctica, teórica y política de los acontecimientos que sucederían. Esos acontecimientos tendrían un nombre: peronismo. Por eso el 17 de octubre tiene una significación mítica que invita a pensar todas las realidades y ramificaciones”.
Quien fuera director de la Biblioteca Nacional agregó: “En la interpelación al actual peronismo hay que mensurar que pasó en el primer peronismo. Arturo Jauretche, Manuel Ugarte o Raul Scalabrini Ortiz son sus colaboradores más singulares. Ninguno de ellos fueron los cimentos internos del peronismo anterior. Ugarte venía del latinoamericanismo cosmopolita. Scalabrini de la metafísica anti-imperialista. Jauretche de la gauchesca. Todo venían con lenguaje propio. El peronismo se hace fuerte por crear su lenguaje. Es una doctrina inspirada en los escritos de Carl von Clausewitz, Perón maduró por años la idea. Estudió mucho. La idea del conductor, sus alas, fracciones y la forma de enfatizar aspectos. Ninguno de los lenguajes anteriores fue enteramente absorbido por el peronismo. Para nosotros, en los sesenta, era muy fácil hacerlos peronistas. Algunos, como Jauretche fueron más yrigoyenistas que peronistas. Su magnitud era la diversificación, no una única idea. Hoy se repite la misma historia ante los llamados de unificar el peronismo ante una sola voz. El kirchnerismo es otra vertiente y es peronista”.
Con el ingreso del teólogo Rubén Dri, se formó un interesante intercambio. Drí expresó: “El peronismo tiene dos vertientes. Una cristiana basada en las encíclicas Rerum Novarum y Quadragesimo anno. Pero hay otra vertiente que es hegeliana. En ella está la concepción de la Comunidad Organizada. Nadie se organiza en un país que no se realiza. Eso es Hegel. La razón se realiza en un país libre. La plena realización del ser humano. Eso pertenece al pensamiento de Perón, que es muy humanista y abarca el pensamiento filosófico occidental.
Horacio González cree “no cree ver a Perón en un propósito explícito de recoger tendencias filosóficas hegelianas más allá de ciertas formas evocativas”; y agregó: “La doctrina es poco porosa. Pero en sus laterales existían ideas donde se puede trazar estas líneas de debate con Rubén (Dri). La idea del todo cuando se realizan las partes hay un eco filosófico del nacionalismo cristiano anterior y del cristianismo una idea de comunidad.
Lo cruzó Dri con un claro “¡No estoy de acuerdo!“, y agregó: “Horacio, relativizás el pensamiento hegeliano. Este recoge una realidad evidente: el momento de la particularidad, como momento de la universalidad es dialécticamente inescindible. Si no se realiza la totalidad, no se puede realizar la particularidad. Eso está en el pensamiento de Perón, sin saber si leyó a Hegel. Hay una sintonía y determinadas frases que certifican esto. Por otro lado, el pensamiento del cristianismo está siempre presente: la teología de la liberación que tiene múltiples variables como las que tiene el peronismo, expresa esa parte en la cual se formó la concepción peronista”.
Horacio Gonzalez habló de la filosofía para pervivir al peronismo: “Es parte del equilibrio. Por eso no desmerezco lo que dice Rubén, pero lo concibo menos ligado a la idea de totalidad. Sin abandonarla, remarco los aspectos más específicos como la singularidad, la recargo y la hago símbolo de libertades profundas, que me permiten no abandonar la crítica cuando el peronismo se pone doctrinario y litúrgico. Si acentuamos un hegelianismo peronista le damos demasiados instrumentos a quienes desean combatir la crítica, realizar alianzas espurias y no respetar las grandes tradiciones del pueblo argentino”
Gabriel Fernández consultó a González y Dri sobre el 17 de octubre y el Kirchnerismo. Para el sociólogo Horacio González “el kirchnerismo es un signo de interrogación del peronismo. Capaz de interrogarlo desde el umbral y la casa común. Esa posibilidad de un nuevo frente en Argentina ante la gravedad de los acontecimientos que estamos viviendo, sin olvidar el entrelazamiento del peronismo y el macrismo”.
Para Dri, “el peronismo pasó por todas las etapas. Por ejemplo, el menemismo, sin dejar de ser peronista. Me hace pensar en otra categoría del hegelianismo, donde el sujeto pasa por distintas transformaciones sin dejar de ser sujeto. El capital pasa por distintas transformaciones sin dejar de ser capital. El peronismo tiene la misma analogía. Es el mismo pero siempre distinto. El tema es qué tipo de sujeto queremos. El kirchnerismo plantea una nueva etapa de la manera de ser peronista. Ahí hay raíces fundamentales de la reconstrucción de un peronismo, que es aquel peronismo que queremos”.
González agregó: “no coincido con la esencia fija del peronismo. Es como si pensara que el mismo peronismo va cambiando, como la Barca de Aristóteles. No la comparto, pero estoy dispuesto a acompañar todos los pensamientos, como los de Rubén, que reformulen. La memoria peronista es parte de ese renacimiento. La tradición literaria, humanística, incluso cristiana, son fundamentales. Hasta la condición trágica del mismo”.
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