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viernes , abril 26 2024
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HISTORIA Y PRESENTE / Némesis criollas

por EMILIANO VIDAL *

 

El 13 de abril pasado será recordado como el mejor escenario para el retorno de Cristina Fernández de Kirchner. Los contrastes y antinomias se suceden en la historia argentina. ¿Sin la protección mediática del poder real, que camino transitaría el actual primer mandatario, Mauricio Macri?… Interrogantes que parecieran desenmarañarse en el camino del bicentenario de la declaración de la Independencia Nacional…al menos de España.

El sinuoso trayecto de la historia argentina está plagado de prejuicios y antagonismos. En esa línea se segregó la abolición del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Argentino e Iberoamericano Manuel Dorrego a instancias del gobierno de Mauricio Macri. La grieta en su máximo esplendor.

La disparidad al momento de relatar los acontecimientos históricos viene de antaño y  está estampada por contrastes bien diferenciados desde el 25 de mayo de 1810, rubricados por las tensiones e intereses entre la ciudad portuaria y las economías regionales de las provincias, en el camino de crear una nación industrial y soberana o subsumirse unilateralmente a la producción del ganado y la tierra.

Los remoquetes a la hora de definir las facciones fueron y son cuantiosos.

El regreso a la escena política tras culminar su mandato el 09 de diciembre del año pasado ante una Plaza de Mayo rebosante de Cristina Fernández de Kirchner retorna la antigua dicotomía. El itinerario que adoptó el macrismo, con sus decretos, con los despidos, con los ajustes, con el desprecio hacia Congreso de la Nación, con el blindaje mediático de los medios de comunicación más dominantes de la escena, junto a la complicidad en las las agachadas de los dirigentes hoy en la oposición, ¿dónde emplaza al actual Presidente?

La pugna entre unitarios y federales tuvo sus primeros intérpretes en el militar Cornelio Saavedra y al abogado Mariano Moreno. El propósito: los mecanismos en que debían repartirse los recursos y el manejo de la incipiente economía una vez disuelto el virreinato del Rio de la Plata.

Una década posterior, ni los ecos flotaban de la efímera Primera Junta de Gobierno. Manuel Belgrano murió pobre y en soledad. Los referentes provinciales anudaban las riendas de sus caballos en la porteña Pirámide de la Plaza de Mayo. La historiografía mitrista llamó el “día de la anarquía” a ese 20 de junio de 1820 al mismo tiempo que el creador de la Bandera, el abogado del Pueblo y General de la Revolución, fallecía. Nada más lejano.

Los medios dominantes capitanean la agenda del gobierno que asumió el 10 de diciembre pasado. La historia no se repite. Sigue su curso asediada de intereses foráneos. Los de acá o los de allá. Los errores se suceden. No son los hechos sino sus interpretaciones. El abogado Mariano Moreno, precursor en la difusión de los ideales de Mayo con su diario La Gaceta, no tuvo piedad ni lectura política al ordenar matar a quien era considerado un héroe de la incipiente Patria contra las hordas británicas en estas pampas, el ex Virrey Santiago de Liniers.

Dos siglos después… el camino se allana para los que juegan al país subordinado…¿por qué los supuestos propios minaron la candidatura de Daniel Scioli ?…

Antagonismos para todos.

El chaquetón del “más valiente de los valientes”, el cordobés y unitario Gregorio de Lamadrid está salpicado de sangre. El porteño Juan Lavalle contempla la escena. De nada aportaron las contemplaciones de ese temerario soldado a quien el propio Domingo Sarmiento destaco su impavidez en la inmortalizada obra Facundo. El federal Manuel Dorrego ha sido fusilado. La guerra entre unitarios y federales comenzó aquel caluroso diciembre de 1828.

El infierno prevalece. El estanciero Juan Manuel de Rosas enfrenta en campo y letras a los exponentes de la llamada Generación de 1837, entre los que sobresalían Juan María Gutiérrez, Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi y el propio Sarmiento.

El rebenque del diablo encolara la escena. Es diciembre de 2007.Ni la fusión de los gigantes de la televisión por cable calma el fuego. El conflicto agrícola-ganadero transforma la realidad. Adelanta los tiempos. Desnuda las estrategias. La política sucumbe ante el verdadero poder real, ese, que adoctrina al gobierno de Macri.  La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner incoa un largo pastoreo con la principal corporación mediática amparada por las congregaciones rurales. Ya nada será igual nunca jamás hasta diciembre de 2015. El flamante mandatario, Mauricio Macri brinda su primer encuentro con esos grupos en la localidad bonaerense que lleva el nombre del creador de la Fuerza Expedicionaria Británica en tiempos de la Primera Guerra Mundial, el sicario Douglas Haig, homónimo del club de fútbol.

El historiador José María Rosa denuncia que hasta el bravo Lamadrid en las usinas castrenses del entrerriano Justo José de Urquiza, embolsó dinero sucio de Inglaterra y del Imperio del Brasil para destituir a Rosas. La traición copa la escena. “No me preocupan los que me quieren comprar, sino los que me quieren vender”. La frase del radical Arturo Illia secuela a Rosas. Caseros está en marcha. El 3 de febrero de 1852 se precipita la historia. Buenos Aires, la patria chica, es la vencedora.

Julio Argentino Roca es una obra de esa matriz. Un provinciano que gobierna para los porteños. La batalla por federalizar la ciudad capitalina es una síntesis de los dos países. Los de ayer y los de hoy.

La reforma política de 1910 fue uno de los hechos institucionales más trascendentes de las primeras décadas del siglo XX. El país era dominado por los conservadores, los dueños de las tierras, la de los primeros apellidos, los de la línea de Mayo que naufragó en Caseros. Mauricio Macri no pertenece a esa liga. Es el retoño de la “chusma marina” y ultramarina. El capullo de la “patria contratista” en los negocios turbios con el Estado, ese que creó el tucumano Roca. Macri es el Presidente de la democracia que gobernará para ellos.

En este 2016, se cumplen 200 de la declaración de la Independencia de España y un centenario del primer mandatario elegido por los votos, masculinos, el radical Hipólito Yrigoyen. La presión de los sectores medios, “mi hijo, el doctor”, en participar políticamente pudieron más que los intereses reaccionarios. Roque Sáenz Peña se adelantó. Quiera el “pueblo votar”.

La derogación unilateral de la “Ley de Medios” no acalla a la sociedad ubicada en las antípodas del actual Gobierno. El “Frente Ciudadano” que quiere liderar Cristina Kirchner suscita el grito contenido ante el atropello. Es el antagonismo que no termina de morir.  El Gobierno macrista está atado de manos. Así les sucedió a los conservadores: era mejor el radicalismo en la escena política que fogueando revoluciones.

Igual que en su paso por la jefatura de gobierno porteño, Mauricio Macri no se emperifollará de Roque Sáenz Peña. Es el Marcelo Torcuato de Alvear que esconde Macri, desnudado por Daniel Scioli en el debate televisivo previo al balotaje del 22 de noviembre pasado.

Sin jamás desearlo, aquel día abrilense, el juez Claudio Bonadio gestó la predica en el regreso de Cristina. Se subleva la otra Patria, la que quisieron callar. Los CEOS en el gobierno que responden al poder real. Macri es una anécdota. Los fusilamientos de José León Suárez en 1956 dieron origen a la resistencia peronista que culminó con el surgimiento de sus hijos en agrupaciones como Montoneros.

A la dictadura cívico/militar tras el golpe de 1976 no le alcanzó con matarlos a todos. Se necesitó que la UCR y el peronismo transiten a contramano de su historia. El 20 de diciembre 2001 el pueblo agotó su paciencia y tronó el escarmiento.

Con sus enormes motes, ahora la enorme dicotomía entre ser un país insubordinado o subordinado parece resumirse entre kirchneristas y antikirchneristas.

¿Se encumbrará Macri en ese escenario?…la historia sigue¡

* Abogado y periodistas / De acá para allá / La Señal Medios

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