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TRABAJO / El Exorcista

Por GUSTAVO RAMÍREZ *

I

                El trabajo, su generación y su calidad, es un hecho político. Las diatribas discursivas del gobierno de Mauricio Macri desestiman la producción nacional en términos sociales. Reducen el nivel operativo de las empresas en la cuantificación del costo laboral. Desproporcionan el aval de la movilidad social ascendente en la fragilidad económica del universo global.

Ciento de miles de despidos en pocos meses, tanto en al terreno estatal como privado, hacen la diferencia en la estructuración sistémica del tejido social. El entramado argumentativo se sostiene en el endeble concepto de la herencia. Se prescinde así de las propias responsabilidades y decisiones. Cambiemos generó espacios ficcionales donde se instala la idea de una crisis superficial que atenta contra la generación de empleos. Descomprime la presión de la concentración financiera de capital dándole respuestas al establishment a partir de una brutal transferencia de ingresos de los sectores vulnerables hacia los agentes de la concentración económica.

La idealización de las economías protegidas como elemento regresivo viene de años y ha servido para desvirtuar a los gobiernos populares. Es imprescindible comprender que en primera instancia, las potencias económico-político-militares, desarrollan estrategias económicas que se sostienen en el proteccionismo del mercado interno. Revitalizan el circuito de consumo con producción propia. Aun a costa de impuestos altos. La receta aplicada por Mauricio Macri en Argentina implica la destrucción del consumo del mercado interno y desindustrializa el país buscando darle beneficios al sector agrario. Altamente especulativo y amplio generador de trabajo precario.

El proceso de desindustrialización implica, entre otras cuestiones, la parálisis en la producción científica que pone su mano de obra al servicio de la producción nacional. El ejemplo es válido cuando se observa como el gobierno dejó sin efecto la generación y desarrollo de un nuevo satélite ARSAT. Desconfigurando, de ésta manera, toda una estructura productiva industrial de punta a nivel internacional. En el marco de las transferencias, Cambiemos que es Mauricio, vacía las arcas del Estado y traspasa el proyecto telecomunicacional espacial a manos privadas que responderán abiertamente a multinacionales norteamericanas. Para comprenderlo en profundidad: El desarrollo de las fuerzas productivas nacionales, no solo converge en la sueño frustrado de la burguesía nacional, es el enclave sustancial de la soberanía económica y política.

 

II

En la última década, y aun con dificultades que responden a estrategias internas y a cuestiones económico sociales externas, el trabajo fue el pilar ontológico de la comunidad organiza en el nuevo estado de bienestar. Para el gobierno anterior, heredero real de la crisis del 2001, el empleo fue el legítimo salvoconducto de la inserción social. En el primer trimestre del 2007 el empleo cayó en un 9,8%, según estimaciones de consultoras privadas. Las observaciones, para ese año, distinguen que el trabajo recuperó calidad. De cada 100 puestos creados 83 eran formales. En los ’90, de cada 100 empleos generados solo 6 eran de calidad.

La distribución del ingreso fue preponderante en la generación y sostenimiento del empleo. Esto no solo distingue políticas de fondo sino que realza el valor de un proyecto de país que sale de la tradicional división Norte Sur para generar su propia posición libre y soberana a nivel global. El peronismo no se inscribe en las viejas antinomias dominantes. Es una revolución social enmarcada en el capitalismo. Comprende las dinámicas de su fuerza y las tensiones sociales que producen las contradicciones internas. A partir de allí su cuerpo teórico impulsa el desarrollo productivo como núcleo vertebrador de la comunidad organizada. Recordemos. El peronismo fue el único movimiento político social que conformó una Constitución Nacional estableciendo los derechos de los trabajadores.

Cuando Néstor Kirchner asumió su presidencia el desempleo era el del 20,4%, para el año 2011 el número era significativamente distinto: 7,5 %. En el período conformado entre los años 2003-2010 fueron creados 2.900.000 puestos de trabajo. En ese contexto 2 de cada 3 trabajadores eran formales en el sector privado y casi todos estaban cubiertos por convenios colectivos de trabajo. Aun con los números positivos la informalidad laboral continuó siendo alta. En el 2003 ésta era casi de un 50%, mientras que para el 2010 llegó al significativo 34,6%.

Otra de las variables a tener en cuenta para comprender la situación del empleo en el país tiene que ver con el sistema de cobertura previsional. En el año 2008 se sanciona la ley 26417 que establece dos aumentos anuales para los jubilados. Durante el año 2007 la cobertura previsional alcanzaba a más del 80% de adultos de 65 años insertos en el sistema. Para esa fecha fue el porcentaje más alto en América Latina.

Los números son comparativos de situaciones pero marcan las diferencias políticas y sociales que se en torno a un proyecto de país. El desarrollo de políticas sociales encarnizadas en sostenimiento de crecimiento de la industria nacional tiene su matriz fundacional en la Justicia Social y no en ninguna revolución socialista.

 

III

                Si la referencia gubernamental se sostiene en el discurso ficcional de la herencia, que justifica los arrebatos políticos del ajuste, carecen de sustento en la demostración cuantitativa. Para el 2014, según datos oficiales, el desempleo alcanza un 7,7%. En tanto la tasa de trabajadores ocupados es de 41,7%. Las variables temporales responden al decurso de la economía global sumida en una crisis socio-política económico que afecta al conjunto de la población mundial. Aun así, la demostración es clara. El gobierno de Mauricio Macri no heredó una crisis en ningún concepto. Los desajustes lo realizó un equipo económico que asestó golpes significativos al bolsillo de los trabajadores.

La variable de la crisis internacional es importante para tener en cuenta que el mentado argumento de la “lluvia de inversiones” es una falacia. Desde el gobierno apuntan a la recuperación de los números económicos para el segundo semestre. Algo, que a éste ritmo, también resulta poco creíble. Dañado el consumo, dinamitado el mercado interno, la economía sufre un profundo enfriamiento. Hecho que se agrava con la sistemática influencia de los despidos. Los indicadores son alarmantes.

Macri operó como un Exorcista de las medidas populares. Gran parte de la población no comprendió, hasta el momento, que el proyecto de país propuesto por el presidente excluye a la mayoría y concentra la riqueza del país en manos de unos pocos. Se ha dañado el tejido social. Muchos argentinos ven como su poder adquisitivo se hace añicos contra la góndola del supermercado. El empresariado campero y financiero no apuesta a la producción. El empresariado industrial pierde terreno. En cinco meses se destruyó, sin miramientos, la conformación estructural del nuevo estado de bienestar.

El gobierno no apunta a generar trabajos de calidad y bien remunerados. Menos apuesta a la producción nacional. Para muestra sirve el acuerdo que, la semana pasada, el Presidente celebró con la multinacional Mc Donald’s. Bajo el lema Primer Empleo se acordó incorporar a la empresa 5000 jóvenes de entre 18 y 23 años. Por seis horas de trabajo recibirán una suma de 4500 pesos. La escala salarial de la empresa escapa a los acuerdos del sector. Esta misma corporación ha sido denunciada más de una vez por impulsar la precarización laboral. Sus empleados no pueden afiliarse a sindicato alguno. La línea está clara: Ir hacia la flexibilización del mercado laboral. En este contexto hay que leer el apuro del macrismo por que no se apruebe, en el Congreso, la ley anti-despidos.

En medio de ésta incipiente crisis el actual Presidente pondera la situación institucional de Brasil avalando el golpe institucional contra la Presidenta electa Dilma Rousseff. No obstante cada uno de sus discursos nos alecciona sobre la corrupción en el país. Claro, nada dice el Ingeniero sobre sus empresas offshore surgidas en los Documentos de Panamá. Empresas fantasmas que involucran a funcionarios y parientes. Lavado de dinero que se relaciona con entidades bancarias que financian y lavan capital para organizaciones delictivas, como la banca multinacional HSBC. Organización financiera que en los primeros meses del 2014 estuvo detrás de la corrida bancaria que pretendió desestabilizar al gobierno de Cristina Kirchner.

El trabajo deja de ser un eje central en la perspectiva política y económica. El capital especulativo tiene fuerza y decisión en la estructura de gobierno. Cambiemos es un cambio de paradigma social y político. No solo en el país, sino en la región. No es el regreso a los ’90. El contexto interno y el externo hacen la diferencia. Macri no es una caricatura de lo fue. Es una precisión racional de lo que pretende la oligarquía internacional en países como el nuestro. Es imprescindible no equivocar el diagnóstico, tanto como adecuar las categorías de análisis para hacerlo. No se puede seguir pensando al país y al mundo desde el pasado utópico. Los exorcistas no van a detenerse. Están convencidos.

  • Feos Sucios Malas / La Señal Medios

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