Horacio González: «Argentina es un país resistente»

GF: ¿Cómo esta ese lugar de encuentro en que se ha constituido en la calle Agüero al 2500?  

HG: Siempre en medio de tensiones, puesto que no es concebible un tipo de conducción en el lugar que sea sin tensiones creativas. Hay muchas personas participando, intereses que deben ser expresados a través de los canales adecuados. Si no fuera así, sería una experiencia fallida. Hay un conjunto de intereses que no siempre armonizan instantáneamente entre sí, pero que si se canalizan institucionalmente y existe el dialogo, y se crean ámbitos de relación, se puede atender a necesidades específicas de trabajadores de distintos oficios, a un público que demanda un buen servicio, en fin, no se trata de una institución de gestión fácil.

HG: Creo que ha crecido en todo sentido. Es ahora una institución capacitada técnicamente, al mismo tiempo culturalmente más refinada y en condiciones de representar las grandes tradiciones culturales del país que vienen desde la Revolución de Mayo.

HG: Diría borroneada, como la imagen que uno tiene de un mundo que forma parte de intereses que no se conoce de manera directa. Entonces se cae en una idea de conocimiento estereotipado o arquetípico. Conociéndolo por dentro conozco sus posibilidades tanto como sus dificultades.

HG: Yo entré en un momento de crisis profunda. Una crisis más bien política, se trata de un organismo muy político. Un organismo que tiene una memoria muy política. Uno le dice a los empleados que son agentes de una memoria, de una memoria de dos siglos cuando menos en la actividad de una biblioteca que ha tenido todos los vaivenes que uno pueda imaginar a lo largo de su historia. Una historia que tiene todos los énfasis que pertenecen a la cultura argentina, el énfasis clerical, el énfasis laico, el énfasis conservador, el progresista. Ahora tiene el énfasis que corresponde a las ideas de este gobierno, que tiene un perfil más creativo.

HG: Mi palabra preferida, con la cual me cargan mis amigos, es preocupación. El término preocupación si uno lo pone en una dimensión un poco más exigente, es lo que debe tener ante la historia, más en este momento se han producido un conjunto de transformaciones que asomaron en el mundo con mucha fuerza. El caso Grecia es un ejemplo, en donde se han encontrado con una serie de escollos formidables que nadie había calculado en el poder que tienen. El caso de Brasil en donde el viaje de Ángela Merkel es sumamente sugestivo. Si bien son dos países muy difíciles de relacionar en cuanto a las variables económicas, a la potencia, el poder de Brasil y su forma de proceder. Si en cuanto a la crisis financiera en la que Alemania tiene mucho que ver, interviniendo y sacando provecho desde el punto de vista de las nuevas figuras del capitalismo financiero. En ese marco se puede considerar a la Argentina como un país resistente. Está resistiendo con mucho ingenio y mucha valentía, con políticos que son de cuño tradicional. Aquí hay un gobierno de una tradición nacional y popular, en Grecia un poco más de izquierda, pero no difieren en cuanto a la idea de resistencia. Estamos en medio de un proceso histórico complejísimo

HG: Exactamente, porque lo más adecuado sería haber salido del euro y esa posibilidad la hubiera aislado por completo. La Argentina tiene la ventaja de tener su moneda propia, tiene sus reservas y por supuesto todo esto es algo que está dentro de nuestras materias discusión, se mantiene con grados apreciables de autonomía, sigue reivindicando su tradición del siglo XIX que para muchos es arcaica pero que hoy está modernizada a la altura de estos tiempos, como en el caso de las Malvinas. Es cierto que no puede ser la misma reivindicación que se hacía en 1833. Se trata de una reivindicación que hoy adquiere mayor dimensión, hay que seguir pensando, elaborando por medio del diálogo. Ahora, inesperadamente, aparece el Papa sosteniéndola.

HG: El discurso frente a los tres patios fue muy importante. Estaba lleno de claves, se necesitaba un criptólogo para descifrar todas las claves. Es una forma de decirle al que vendrá, que supongo que será Scioli, que hay algo que se ha hecho. Sé que cada uno tiene su estilo, pero hay cosas que no se pueden pasar por alto en problemática que están situadas en el corazón del debate argentino. Esto no quiere decir que todo lo que se hizo está bien, no implica una defensa absoluta de lo que se ha hecho, ni implica suponer que todo lo que viene es tan diferente. Este gobierno dejó hilos sueltos, hay que esperar que el próximo los vea y pueda reatar cosas. Eso es un poco lo que te pone contra la pared del escepticismo. El gobierno enfatizó muchas veces soluciones de tipo desarrollista con cierta inclusión y añadidos que hacían una expresión mucho más sensible del punto de vista del igualitarismo social. De cualquier manera hay deficiencias en avanzar más en la relación producción naturaleza, una inquisición más fina en la relación de la producción en el campo, repensar el modelo de minería y los convenios que hace YPF. La Argentina tiene momentos de entusiasmo que no se condicen con el hecho que el gobierno sabe muy bien que está inserta en una forma de capitalismo, que por un lado respeta y por otro con mucha valentía cuestiona. Es por eso que siempre lo apoyamos, lo apoyamos tratando de decir todo esto. Si uno tiene en cuenta esta Europa, no solo por sus problemas económicos, sino por su posición tan cruel frente a la inmigración de África y Asia, es hora también que la Argentina empiece a tallar, a pesar de que hubo terrorismo de estado y malformaciones posibles que tienen los sistemas políticos, también tiene un tradición humanística que hay que sacar a relucir.