Por ARMANDO VIDAL * En un vuelo extraordinario, automático, sin piloto aunque disimulado con un muñeco por razones de apariencia, los argentinos estamos superando con la realidad la fantasía de Steven Spielberg y pasamos, en sólo en seis meses, hasta casi llegar a Roque Sáenz Peña. Muy atrás quedaron Alfonsín, ...
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