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sábado , abril 27 2024
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Estados Unidos ¿Al borde?

Opinan Alexander Dugin y Dmitri Medvedev.

 

Joe Biden, presidente de Estados Unidos, y Greg Abbott, gobernador de Texas, mantienen una fuerte disputa por la política fronteriza ante el aumento de ingresos de migrantes desde México. Hay quienes aseguran que el país norteamericano podría entrar en la segunda guerra de secesión.

LSM

 

 

Texas y el Gobierno de Estados Unidos atraviesan una fuerte disputa por la política fronteriza ante el importante flujo de migrantes que buscan ingresar al país desde México. En este contexto, un importante listado de estados respaldan la postura del distrito gobernado por Greg Abbott, aunque la tensión también se traslada al ámbito judicial.

El funcionario se mostró muy crítico con Joe Biden en un comunicado en el que respaldó su derecho a resguardar su frontera ante la inmigración ilegal. «El presidente se ha negado a hacer cumplir esas leyes e incluso las ha violado. El resultado es que ha pulverizado récords de inmigración ilegal«, señala el texto. Y marcó uno de los puntos más fuertes de la disputa: «En lugar de procesar a los inmigrantes por el delito federal de entrada ilegal, ha enviado a sus abogados a los tribunales federales para demandar a Texas por tomar medidas».

 

¿Una nueva guerra civil?

En este contexto, Estados Unidos parece dividirse en dos bandos debido a la posición que toma cada estado. Hasta el momento, 25 gobernadores se mostraron de acuerdo con Abbott: Alabama, Alaska, Arkansas, Carolina del Sur, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Florida, Georgia, Iowa, Idaho, Indiana, Luisiana, Misisipi, Misuri, Montana, Nebraska, Nevada, Nuevo Hampshire, Ohio, Oklahoma, Tennessee, Utah, Virginia, Virginia Occidental y Wyoming.

Texas colocó hace meses alambre de púas sobre la orilla del río Bravo, en la zona fronteriza de Eagle Pass. La búsqueda de las autoridades era frenar la constante llegada de inmigrantes de manera regular, algo en contrapunto a las políticas más permisivas que buscó el Ejecutivo desde que Joe Biden llegó al poder.

El pasado lunes, un fallo resultó favorable al Gobierno, aunque el estado que lidera Greg Abbott desestimó la resolución e incluso instaló nuevas barreras de alambres para desalentar la llegada de migrantes. Hace algunos meses, se aprobó la Ley SB4 en Texas, que permite a las autoridades locales tener mayores facultades para detener, procesar y deportar a los que cruzan las fronteras de manera ilegal desde México.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos señaló que dicha ley es «inconstitucional», además de que recibió críticas por figuras como Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.

 

Donald Trump pidió a los estados que detengan la «invasión»

Trump se mostró cercano al gobernador Abbott, además de que apuntó contra Biden por «entregar la frontera» e «instigar una invasión masiva de millones de inmigrantes ilegales». El precandidato a presidente por el Partido Republicano mencionó que Texas «debe recibir pleno apoyo para repeler la invasión».

En esa línea, Donald Trump pidió a los estados a enviar la Guardia Nacional a Texas, con el objetivo de detener la «invasión». Y se refirió al escenario en caso de que gane las elecciones presidenciales, por lo que mencionó que buscará «detener la invasión, sellar la frontera y comenzar rápidamente la mayor operación de deportación.

 

En rojo, los distritos que respaldan a Texas

 

Los acontecimientos en Texas: ¿una nueva Guerra Civil?

Por ALEXANDER DUGUIN

En Estados Unidos, la cuna del pragmatismo, el pragmatismo ha desaparecido. Los globalistas, especialmente bajo el régimen de Biden, representan una forma extrema de dictadura globalista, rompiendo lazos con la tradición típicamente estadounidense establecida por Charles Peirce y William James. La tradición del pragmatismo se basó en una completa indiferencia hacia la prescripción de contenido normativo tanto para el sujeto como para el objeto. Para un verdadero pragmático, las percepciones del sujeto sobre sí mismo, el objeto u otro sujeto son irrelevantes; lo que importa es que todo funcione efectivamente mediante la interacción. Sin embargo, los globalistas difieren significativamente y se alinean más estrechamente con los positivistas británicos y los fervientes materialistas franceses. Persisten con una brutalidad totalitaria, dictando quién y qué debe ajustarse a sus prescripciones.

Para un pragmático, es intrascendente si uno cambia de género o permanece igual, siempre que le funcione. Por el contrario, los globalistas exigen cambios de género, haciéndolos cumplir a través de la ley y promoviéndolos como un valor universal y progresista. Cualquiera que se oponga a esta opinión es tildado de “fascista” o comparado con Trump o Putin. Insistirán en este enfoque, independientemente de su eficacia o de su naturaleza contraproducente. Sorprendentemente, los globalistas comparten muchos rasgos con los ucranianos: un parecido inquietante.

Cuando los globalistas deciden aumentar la inmigración ilegal, persiguen implacablemente esta agenda, tildando a quienes defienden la inmigración regulada o el control fronterizo de “fascistas”, partidarios de Trump o agentes de Putin. Siguen aplicando sus políticas prescriptivas hasta el extremo, aunque resulten totalmente ineficaces. Para un globalista, cualquiera que no esté de acuerdo con su punto de vista en la práctica no existe (ni debería existir).

Por lo tanto, podemos estar seguros de que los progresistas del Partido Demócrata y los neoconservadores de ambos partidos (igual de obstinados y desconectados del pragmatismo, el realismo o el conservadurismo tradicional, alienando así la verdadera esencia de Estados Unidos) están dirigiendo al país hacia una inevitable guerra civil. Se niegan a entablar un diálogo significativo, sin tener en cuenta si sus políticas funcionan o no. Su atención sigue centrada en hacer cumplir sus ideales: derechos de las personas transgénero, inmigración ilegal, posturas a favor del derecho a decidir, fronteras abiertas, energía verde e inteligencia artificial. Esto representa una profunda contradicción filosófica dentro del sistema estadounidense.

Hoy en día, Estados Unidos está gobernado por aquellos que están profundamente desconectados de su identidad y, por tanto, una nueva guerra civil en Estados Unidos parece inevitable. Los globalistas están dispuestos a asegurar su estallido.

 

 

MEDVEDEV. Establecer una República Popular de Texas es cada vez más real

El Vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, y tercer presidente de Rusia, 2008-2012, Dmitry Medvedev, analizó la política estadounidense en lo que consideró “su total incapacidad para hacer frente a la crisis migratoria” e hizo referencia a que establecer una República Popular de Texas es cada vez más real.

“Algo sobre lo que escribí a finales de 2022 en un pronóstico jocoso”, puntualizó Medvedev, mediante una publicación en la red social X, @MedvedevRussiaE.

“La Administración estadounidense muestra su total incapacidad para hacer frente a la crisis migratoria que se ha desatado en uno de los estados más grandes de Estados Unidos”, escribió, al tiempo que dijo que “a su gobernador dejó de importarle lo más mínimo lo que piensen la Casa Blanca y su senil anciano Biden, y comenzó a reparar las cercas de alambre de púas”.

Medvedev puntualizó que de hecho, cualquier cosa servirá para defenderse del flujo de migrantes que cruzan incontrolablemente la frontera sur, mientras que, acotó que este es otro claro ejemplo del debilitamiento de la hegemonía estadounidense, un proceso que está sucediendo desde adentro y es el resultado de las propias acciones de los estadounidenses.

En ese mismo orden de ideas, fustigó cómo la misma administración estadounidense apoya con tanto entusiasmo a los neonazis de Kiev y aparentemente ciego a todo lo demás, el Washington oficial demostró ser totalmente impotente en cuestiones de política interna.

“Con su inacción, estas mismas autoridades pueden hacer que la gente de Texas se vuelva loca, la misma gente que incluso ahora está reflexionando sobre la separación”, agregó.

Unión y formar la Confederación

Recordó en ese mismo hilo histórico, sobre los casos en la historia en los que algunos estados intentaron separarse de la Unión y formar la Confederación. El resultado final fue la sangrienta guerra civil que costó miles y miles de vidas.

De cualquier manera, Estados Unidos puede enfrentar una crisis constitucional irresoluble y, por mucho tiempo, caer en el abismo de una nueva confrontación civil, posiblemente incluso más destructiva, sostuvo Medvedev.

“Y el mundo occidental, con la respiración contenida, contemplará con miedo el desastre estadounidense. Bueno, es su problema de todos modos”.

Finalmente detalló que aunque el problema de Estados Unidos está plagado de grandes riesgos para la estabilidad del mundo, el resto del mundo, masticando sus palomitas de maíz, está observando –no sin malicia– un ataque de la mala enfermedad del Gran Perdedor.

 

 

 

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