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Por GAUCHITO GIL
En líneas históricas soy refractario a la idea de las PASO en el peronismo, cuando hay un liderazgo constituido. Es gastar energía al pedo y pelearnos sin sentido. Sin embargo, creo que esto no es así hoy en día.
Lo más parecido a un liderazgo hoy sigue siendo Cristina Fernández de Kirchner. Y sin embargo, no es un liderazgo. Primero, porque no intenta siquiera candidatearse. Ahora se supone que es por el lawfare o la proscripción, pero, ¿y en 2019?
Más aún, si querían proscribirla, ¿por qué no lo hicieron en 2017, cuando fue candidata y ganó fueros que aún hoy conserva? No podemos entender que es por eso. Tampoco podemos entender que es por el «efecto amedrentamiento» o el «amague y recule», porque implicaría que CFK se acobardó, y no parece para nada así.
CFK está actuando en modo conservador, en el sentido de conservar una semilla de lo que fue el 2003-2015 para que pueda resurgir en otro clima. Sabe que si gobierna el PRO nos va a exterminar como cucarachas; por lo tanto construye algo para hacernos cargo de esta mala situación. Sabe que lo que construimos va a tener enormes dificultades; por eso construye algo en lo cual su representación (ella o las facciones que la representan) no lidera. Sabe que en gestión va haber problemas; por eso construye la disociación entre táctica electoral y estrategia de gobierno.
Está bien, pero eso no es conducción de un país, es una política de repliegue sistemático. Está cuidando a los hijos de la generación diezmada, para que después pidan ejercer en tiempos mejores. Pero los argentinos necesitamos un liderazgo ya, no en un futuro. Y en ese contexto, necesitamos la revalidación democrática, como fue entre Cafiero o Menem, o como fue entre CFK y Chiche Duhalde en el 2005. No me importa realmente quien gane. Necesitamos revalidar un liderazgo.
Hasta el fin de semana hubo todo tipo de operaciones, aprietes, para bajar a quienes se atrevían a desafiar las decisiones de ir a las PASO. Hoy el enfoque cambió. Las PASO están abiertas, pero lo que se hace es una presión, difamación, una burla y un escrache sistemático a quienes se sumarían a esa lista.
La lógica sería armar una lista peronista tan power y que la otra quede tan raquítica que, en unas PASO con piso alto, ni siquiera les convendría presentarse.
En ese marco se disputan quienes podrían integrar la lista peronista power. Las especulaciones actuales son en qué orden se integra esa lista. Lo más probable es que sea Massa-alguien de las provincias (Abdala por ejemplo), Axel-Moreau, Máximo senador y Wado diputado, con una lista 70% kirchnerista, 30% massista en provincia y en las provincias opositoras, mientras que en las oficialistas puede que sea 70% de los gobernadores y 30% kirchnerista.
Si gana, queda en la provincia y continúa todo como ahora, si pierde las generales, queda en provincia y en el Congreso como trinchera de los «puros».
