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Por FERNANDO INFANTE LIMA *
La realidad indica, que la noción de un «orden establecido» ha dejado de existir. Los cambios, sujetos a una dinámica propia, no permiten una rápida asimilación del «nuevo orden», por estar expuestos a un movimiento constante, a una mutación permanente. La tecnología es una masa permeable, transformadora, que ha introducido una serie de vertiginosos cambios, que modificaron ideas, conceptos, formas de uso y costumbres, que se habían instalado exitosamente en la vida de varias generaciones.
La curiosa experiencia de haber vivido el año 2020, orientó a un cambio de paradigma. La conectividad parece haber cobrado sentido y permitió sentar las bases del trabajo a distancia, al tiempo que estableció que toda actividad presencial puede ser reformulada a un formato digital. La lógica de comunicación ha cambiado de una vez y para siempre.
El tiempo es veloz y la música ha sabido adaptarse a tiempo. La edición digital, en la actualidad, tiene más peso y raigambre que el formato fisco. La intercomunicación en vivo del músico con su público, impensable tiempo atrás, forma parte del menú habitual. El show vía streaming, independientemente del posible regreso en el tiempo al concierto tradicional, es una herramienta que ha llegado para instalarse de manera definitiva.
El reflejo de esta nueva realidad se vio en buena parte de la producción musical y La Señal Música ha hecho su tradicional elección de los diez mejores discos del año. La discusión, acerca de si el último disco de Luis Alberto Spinetta calificaba técnicamente como parte de la producción 2020, se resolvió con la inclusión de un bonus track, admitido excepcionalmente y por única vez.
1- Daniel Melingo / Oasis
Daniel Melingo es un duende de la música. Un alma libre que deambulo por aquí y por allá, que trazo su camino paso a paso de acuerdo a lo que le dictara las circunstancias, el lugar; las búsquedas que ganaron su tiempo, su espacio, su atención.
La edición de “Linyera”, dio inicio a un tono narrativo nuevo, esencial, que sostiene la confluencia de sus distintas influencias, de los armados de los que Daniel Melingo fue impulsor o parte, una síntesis de todos los que fue alguna vez y que dio vida a quien es hoy.
La aparición de “Anda” confirmo, acentuó los rasgos estéticos, con una paleta estilística más amplia, que dio paso a una nueva sonoridad que encuentra su clímax en “Oasis”, su nuevo álbum, el que cierra la trilogía.
“Oasis”, es una obra conceptual, un sueño dentro de un sueño, en el cual “El Linyera” busca su origen y en el camino se encuentra, se cruza con distintos personajes que habitan, en este último periodo, el universo “Melingo”. El guion firmado junto a Rodolfo Palacios, retrata en la voz de distintos artistas invitados (Andrés Calamaro, Enrique Symns, Miguel Zabaleta, Vinicio Copossela y Stephanie Ringes), la aventura sombría, plenas de fantasmas y pesadillas, que culmina en la muerte y redención del Linyera.
El tango, el reggae, el rock, la música electrónica, las canzonetas italianas y la música rebética, (un género de la música tradicional de Grecia) ingresan en la formula, que asume con naturalidad y elegancia, como si fuese un destino inevitable, ya que en sus propias palabras confiesa: “no recuerdo el camino”.
“El Oasis” es una figura de ilusión, un estado alterado de la realidad reinante, un limbo que asoma a la plenitud; un figura que sirve para entender la magia del mejor disco de Daniel Melingo.
2- José Unidos / 5
La inmensidad, el espacio ilimitado sin horizontes visibles, el escenario que encierra la estepa patagónica, fue el punto de inicio de José Unidos para perfilar un álbum de contrastes, en donde la idea de finitud, sea en la ciudad o en ambiente rural, está presente.
“5”, juega a dos bandas, tiene una raíz punk, o si se prefiere post punk y cursa, cruza una atmosfera de cierto clasicismo, cierto barroquismo que se imprime, se detiene en la estética orquestal. Julián Gándara, que escribió los arreglos de cuerdas y el experimentado productor Hernán Agrasar, fueron claves para ensamblar las piezas, para aportar un concepto de unidad.
La armonía, la intuición, el convencimiento, permitieron una convivencia entre el perfil sombrío, obscuro, misterioso y el trazo, el rasgo luminoso, otoñal. “5” es la síntesis de sus búsquedas, las que se desprenden de su raíz identitaria, histórica, característica y la nueva línea artística, que asoma a una sensibilidad diferente.
Una idea, una formula, que se perfila como el inicio, como la base de un camino a seguir.
3- Andrés Ruiz / La Luna Que Quema
El movimiento, la variación, la dinámica de trabajo de Andrés Ruiz, consagró la construcción de un itinerario, que descarta, desmiente, contradice las convenciones.
La idea, entre la elección y la intuición, lo llevo a experimentar, a ahogarse exitosa y prematuramente en formas complejas, en edificaciones lindantes al post-rock.
El tiempo, en su cualidad de ordenador, le permitió desembarazarse del barroquismo y adoptar formas simples, directas, direccionándolas a una mínima, esencial expresión. La intención de alivianar la carga se inició en 2017 con la edición de “Víctima de la Imaginación”, siguió en 2019 con la salida de “Mi Prehistoria” y el flamante “La Luna Que Quema” cierra la trilogía.
La sucesión de largas noches, prestan el escenario, el marco apropiado para sumergirse en las historias de las que brotan a borbotones, sentimientos, fobias y sueños. La ilusión, ampara elementos fantásticos, surrealistas, que se encadenan a una realidad obscura, confusa, enrarecida, donde los límites entre lo real e irreal se difuminan, se misturan, establecen una extraña convivencia.
El diseño de sonido, vertebrado en las formas del synth pop, aporta estados de ánimo cambiantes. Un abanico abierto en el que caben la inocencia, la levedad, cierta candidez y el halo misterioso, sombrío, de un final incierto. La incertidumbre, la ambigüedad, los sentimientos a flor de piel, labran un universo en el que coexisten las métricas bailables y los climas de cadencias densas, hipnóticas, nocturnas.
“La Luna Que Quema” confirma las sospechas, sin importar el rango estilístico en el cual ocasionalmente se puede mover, de que Andrés Ruiz es uno de los músicos más interesantes del panorama de la música argentina.
4- Panza / Rock
La idea, el proyecto Panza, parecía concluido; pero el azar, el llamado de Adrián Iaies para participar en un homenaje a Led Zeppelin, despertó a la bestia de su invernación. El paréntesis, la ausencia de actividad que se extendió al borde de un lustro, obligo a sus miembros que se encontraban imbuidos en distintas actividades, a una reformulación, a una refundación.
“Rock” puede ser entendido como una declaración de principios, pero es al mismo tiempo una tesis, una reflexión necesaria, que se plantea los interrogantes básicos: ¿Qué es el Rock? ¿Para qué sirve? ¿Cuál es su lugar hoy? “Especie en Extinción”, la canción que abre el disco, dice “el rock no asusta a mi abuela, el rock no suena en las escuelas” y ensaya un contra ataque “Me dan ganas de salir a conquistar el mundo, desgarrar el aire con los gritos que acumulo”.
El espíritu crítico, el perfil contestatario persiste, pero la nueva vida de Panza, su cambio de piel, invoco un cambio de climas, de coloraturas, de formas. La precisión, el ajuste en la poética de Mariana Bianchini y el crecimiento, la apertura en la sonoridad del trio imbatible que conforman Sergio Álvarez, Franco Fontanarrosa y Lulo Isod, hacen de “Rock” un viaje, una experiencia digna de ser visitada.
5- Barbi Recanati / Ubicación en Tiempo Real
Barbie Recanati interrumpe un largo silencio y lo hace a bordo de canciones urgentes, esas que no pueden esperar, esas que hablan de pasiones encendidas y corazones en conflicto.
A cuatro años de “Todos Nuestros Átomos” el último disco de Utopians y a dos años de la presentación oficial de su trabajo en solitario con la edición del ep “Teoría Espacial”, llega
“Ubicación en Tiempo Real”, su esperado y demorado primer disco solista.
Un hit instantáneo, “Los Demás”, abre el fuego, “Que No”, el primer corte del álbum, sigue la línea de canciones de melodías simples y directas que encuentran rápido un lugar en la memoria. “Los Días que No Estas”, una bellísima y desgarradora balada junto a Paula Trama, aporta calma y prepara el terreno para “Para Darte”, una canción mid tempo en clave de crisis existencial.
“Que le Ves”, una canción de ira y angustia contenida que se va liberando a medida que avanza el tema, se emparenta, sin la eclosión final, a “En la Frente”. El disco cierra con “Al Fin”, una canción que cambia tres veces en su recorrido, como si fuera un reflejo directo de los estados de ánimo que la composición visita.
Barbie Recanati vuelve a acaparar toda la atención con “Ubicación en Tiempo Real”, un disco pasional y abierto.
6- 107 Faunos / El Ataque Suave
La identidad perdida, el aire libertario, el espíritu adolecente, resplandecían como tópicos de interés en “Madura el Dulce Fruto”, el disco que un par de años atrás, abrió un nuevo ciclo en la vida de 107 Faunos.
La libertad, la ausencia de prejuicios, la desprolijidad e irreverencia, el aceptar, asumir las imperfecciones y transformarlas en una marca de estilo, convierten a “El Ataque Suave” en la continuidad perfecta, inevitable de su nuevo rumbo.
El disco sube una serie de instantáneas, de retratos simples que se convierten en reflejo, en el testimonio de sus días. El secreto, en su nueva fórmula, es la sencillez. El sonido cálido, abrasivo, las liricas que abordan el cotidiano, las evocaciones cargadas, balanceadas entre la euforia y la melancolía, encienden la fragilidad del recuerdo perdido.
“El Ataque Suave” es un viaje dulce y melancólico, una colección de polaroids, de imágenes del mundo anterior a la pandemia.
7- Alan Sutton y las Criaturas de la Ansiedad / Hombrecito con los Pies en la Tierra
La sociedad entre música y humor, es una aventura singular, una relación por conveniencia, una cruza ambivalente de intereses difícil de amalgamar, de homogenizar. El intento, insistente, repite una historia de fallidos que transpone, invade fronteras estilísticas, genéricas y geográficas.
La cruzada, ambiciosa y virulenta, suma un nuevo autor: Alan Sutton y las Criaturas de la Ansiedad. “Hombrecito con los Pies en la Tierra”, su nuevo disco, es una obra conceptual lanzada en tres envíos de cuatro canciones, que desde el titulo mismo, enciende la polémica.
Alan Sutton, asume el papel de Jocker, cuando las vibraciones, las palpitaciones del personaje, continúan vividas, presentes. La ironía propia del personaje, enmascara una cruenta, severa mirada crítica a la sociedad moderna y se detiene en observaciones hacia la belleza, la locura y la soledad. Los miedos, los deseos, la ansiedad, la insatisfacción que habita en cada ser, es abordada en un trazo grueso, exagerado, que intenta desmitificar mediante la caricaturización, ciertos síntomas de frustración.
La irreverencia de Alan, abierta a la provocación intencionada, premeditada, sea en la gestualidad o en el planteo de sus letras; encuentra en Jerónimo Romero (guitarrista de la banda) a su socio ideal, que traduce en música el universo de Las Criaturas de la Ansiedad.
El rock, el pop, la cumbia, el rap, el reggae, la música clásica, todo los recursos son válidos para darle vida a esta obra conceptual, a esta broma salvaje, que vibra latente en las sombras del día a día.
8- Las Armas de Bs As / Incógnito
Las Armas de Bs As, un power trío que habita las imprecisas márgenes del rock, el soul y el blues, guarda en su nombre una deconstrucción que alude a múltiples lecturas. El ideario de defender la propia identidad y el sentido de pertenencia, arroja piedad y realidad sobre un territorio que es cuestionado desde el prejuicio y el desconocimiento: la provincia de Buenos Aires.
Las Armas de Bs As inicio su camino con “Vol. 1”, rock y blues crudo, directo, que desde su título se referencia en Pappo’s Blues. “El Camino No Elegido”, su segundo opus, amplía su horizonte estilístico, sumando notas de soul. “Incognito”, su nuevo disco, cierra la trilogía, con una nueva paleta que admite guiños al pop.
“Incógnito” es su trabajo más estetizado, el sonido es limpio, elaborado, cuidado. Los planos de mezcla refuerzan las líneas melódicas, que se recuestan, descansan sobre una base sólida, consistente. El fraseo de la guitarra y la voz, marcan la línea guía, sin perder la esencia de su construcción habitual, su condición de rock, directo e inquisitivo.
La iconografía elegida, intencional y conscientemente defendida, esconde historias donde el amor, el desamor, los celos, la amistad y la soledad, presentan los dilemas, las preguntas que se repiten una y otra vez. Las melodías simples y contagiosas, contiene las imágenes que emergen desde las letras, que son abordadas con inteligencia y sobriedad, sin perder emoción.
9- El Dependiente / Desposeído
El Dependiente, es la máscara que esconde, que eligió Marcelo Zeoli, para destilar las canciones que día a día interrogan, arremeten, confunden; las canciones que pueblan sus días. El nuevo álbum, “Desposeído”, quiebra un silencio extenso, ocho años de viajes interiores y exteriores, que buscaban la contención de una voz.
El sonido, envuelto en mantas acústicas, es interrumpido, interpelado por sorpresivas intromisiones de instrumentos eléctricos, en la idea de buscar un equilibrio de fuerzas.
Yuliano Acri, amigo y compañero de su paso en Los Látigos, estuvo a cargo de una producción que se balanceo en el respeto del aire formal de las piezas y las intervenciones que permiten desestructurar el universo planteado.
La ayuda, pequeña o quizá no tanto, de algunos amigos ilustres, se percibe con nitidez.
Daniel Melero, Leo García, Carola Bony y Bruno Albano (de Bandas de Turistas) se subieron al viaje y aportaron su impronta.
Entre el fervor, el deseo y la incertidumbre, El Dependiente, abre el juego a canciones ahogadas en melancolía, que desgranan sentimientos y emociones. El concepto, el código que remite a la idea literal de “desposeído”, se funde en varios planos de interpretación: el presentarse tal cual es, el desligarse de una pesada carga, el asumir la pérdida como un valor activo.
Marcelo Zeoli decidió arrojarse al vacío sin red, en la certeza de que saldría más vivo, entero, eterno que nunca antes.
10- Tomates en Verano / Todos los Días son Felices
Las imágenes de Mar del Plata en invierno, alejadas de la postal clásica, del brillo, del resplandor de los días cálidos, encienden, describen el arte de Tomates en Verano.
Un universo frio, oscuro, de aire gótico, de imágenes neblinosas, respiran en las canciones de “Todos los Días son Felices”. El título, abierto a distintas interpretaciones, puede referir a la ironía que habita en una ciudad semi vacía, pero también a una identificación del deseo, a la idea que subyace en la soledad, en el “agradable sufrimiento” que se desprende de sus palabras.
El diseño de sonido, a cargo del productor británico Graham Sutton, puede adherirse a varias etiquetas, que van desde el post punk al shoegaze. El clima dark, bien estilizado, logrado, asume la síntesis de sus influencias, generando una cruza perfecta entre Cocteau Twins y The Cure.
Tomates en Verano consigue en “Todos los Días son Felices” la asimilación, la impronta, la identidad ideal de su música.
Bonus Track:
11- Luis Alberto Spinetta / Ya No Mires Atrás
“Y tengo que regresar para Comprender» canta Luis Alberto Spinetta en «Domo Tu», de «Peluson of Milk», editado en 1991. El misterio del tiempo, omnipresente en la obra de Spinetta, es clave para entender el enjambre de sucesos, que definieron la llegada de esos retazos, de esas últimas piezas que permiten concluir, cerrar, su universo musical.
«Los Amigo» en 2015, recuperó el primer grupo de grabaciones encontradas, la referencia es a las sesiones de 2011 junto al bajista Dhani Ferron y Rodolfo García, baterista de Almendra y amigo de la infancia de Luis, que reúne el ultimo material de estudio que registro en su vida.
El nuevo disco de Luis Alberto Spinetta, «Ya No Mires Atrás», se nutre de grabaciones del periodo 2008- 2009, inmediatamente posterior a la edición de su disco «Un Mañana». Los músicos que acompañaban a Luis en esos días, es decir, Sergio Verdinelli (batería), Nerina Nicotra (bajo) y Claudio Cardone (teclados) fueron el principal soporte, en un trabajo que contó con la participación especial del Mono Fontana y Alejandro Franov, compañeros del Flaco en Jade, más el rapeo de sus hijos Dante y Valentino en el tema «Merecer».
La amalgama de sonidos, la delicada construcción melódica, su particular fraseo, inevitablemente remiten a distintas etapas de su carrera solista, de hecho la bellísima «Nueva Luna, Mundo Arjo», inédita hasta ahora, data de los tiempos de Jade, «Veinte Ciudades» pudo haber formado parte de «Mondo di Cromo» y «Agua de Rio» de «Para los Arboles».
A diferencia de otros discos, en los que el destino conspiro para que no pudieran ser finalizados por sus autores, en los cuales hay una selección irregular, tanto en la calidad de sonido, como en el de las composiciones; «Ya no Mires Atrás», ofrece un material muy consistente, cohesionado, con una sólida unidad de criterio en la dirección artística.
En el título del disco, está implícita la idea de mirar el futuro, en un autor que a contramano del viejo refrán, cantaba «mañana es mejor»; sin embargo hay señales que parecen anunciar el fin de un camino. La ilustración de tapa, una obra digital realizada por el mismo Spinetta, retrata el rostro de un humanoide que en su evolución, hace referencia a otro dibujo de Luis, «el hombre de tapa» del primer disco de Almendra, ante lo cual no es arbitrario inferir que cierra el círculo con el que inicio su obra.
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