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sábado , mayo 4 2024
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Google, Nac & Pop, Terán y Trujillo, Diego Leuco, Mariano Grondona, el macartismo, FIST. Jugo. El populismo.

 

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

Salpicón de ave. GOOGLE. Hace unos años charlábamos con Martín García sobre los responsables de Google, Yahoo y algunos más en la Argentina. Más allá de los debates acerca del control de los caños –junto a Radio Cooperativa intenté convencer al Estado nacional popular de entonces sobre la importancia de tener conectividad nacional y latinoamericana- , de censuras y prioridades de búsqueda, mi amigo ponía de relieve lo pelotudos que eran.

Por entonces la Nac & Pop había recibido un nuevo hackeo, sus mails figuraban como spams, sus redes desaparecían misteriosamente. Afligido, Martín me contó que había tenido varias discusiones con los gerentes: “Son unos pibes que desconocen todo, creen que los únicos medios son Clarín y La Nación y los canales de televisión. En el desconocimiento, desprecian, nos tratan como si fuéramos improvisados y nuestros miles de lectores fueran un invento”.

Tiempo después padecí algo parecido. Ante dificultades no iguales, sí semejantes, tuve que conversar con uno de estos jóvenes internudos. Me llamó mucho la atención, y me recordó la narración antes citada: no había real malicia, por así decir, en su planteo, sólo un vacío sobre el mundo de la comunicación que lo convertía en un administrativo reaccionario, tonto y moderno. Repetía todas las estupideces insertas en las mentes de tantos medio pelo sobre los más variados aspectos de la vida nacional.

¿Dónde voy? Quiero explicar que la vulgaridad padecida por Cristina Fernández de Kirchner es un ejemplo claro de quiénes son y cómo funcionan estas empresas en nuestro país. Los controles generales, las acciones destinadas a ocultar información y a promover falsedades, configuran un marco propicio, pero los imbéciles que aplican esas políticas por estos pagos están debajo de sus empleadores. Aquí no hubo hackeo, no se registró una maniobra clandestina destinada a perjudicar a la actual vicepresidenta. Se trató de una “picardía” propia del cuerpo de empleados jerárquicos. Eso piensan. Así piensan. Créase o no.

Todo reclamo de CFK es justo y merece respaldo. Apenas me interesa apuntar que con semejantes personajes al frente de estas firmas, no se necesita un ejército de trolls y hackeadores para insertar ditirambos de esa naturaleza. Viven en ese ambiente. Las empresas que controlan estas vías de comunicación tienen un diseño mundial inocultable, pero también un montón de palurdos locales cuyo cerebro se identifica con el de esa señora que gritaba a voz en cuello “¡No queremos ser Valenzuela!”. Hay problemas que son menos de lo que parecen.

Sigamos. TIROS. La difundida discusión del fiscal neuquino Santiago Terán con la periodista Lucila Trujillo no tuvo elementos que merezcan considerarse “violencia de género”.  Es asombroso que la colega y sus defensores, en vez de realzar sus razones, pongan en primer plano esa cuestión. En realidad Terán está equivocado, pues proveer armas a la población o a parte de ella sólo contribuiría a extender por la Argentina el modelo norteamericano de resolver todo a los tiros, directamente. Es un concepto perjudicial, que nada resuelve y sólo termina en violencia horizontal. Podemos acusar a Terán de excesivo celo en la defensa de las mujeres, al punto de autorizarlas a balear a quien evalúen agresor.

Otra vez se desmerece el lugar de la mujer pretendiendo ampararla. Terán posó de super feminista, pero es acusado de machista porque se cruzó al aire con una periodista mujer. Entre ambos debatieron acerca de un tema delicado como el de la seguridad. No estaban de acuerdo. Yo estoy en sintonía con el planteo de la colega, y su idea se impone sin dificultad sobre el dislate del fiscal; ¿a qué viene la imputación por violencia de género en una polémica mano a mano donde cada uno dijo lo suyo? Cuando sea enjuiciado, el confuso hombre de la Justicia sólo podrá sacar como conclusión que con una mujer no se puede contrastar ¡aunque se pretenda defender sus derechos!

Cambiamos la dirección. FESTEJOS. El gesto de Diego Leuco celebrando el alza de los casos de coronavirus es representativo de un espacio bien específico: el de los periodistas que se han jugado contra la cuarentena en busca de hacer caer una bandera significativa del gobierno del Frente de Todos. Esa fue la disposición editorial de las empresas, tras la amable reunión de sus directivos con el presidente Alberto Fernández, y estos colegas pusieron la cara para sostener la postura. La cámara HD Full captó el festejo en el momento exacto y allí pudo observarse sin lugar a dudas la intención de quien lo realizaba.

Pero vale indicar que la actitud de felicidad ante la muerte por parte de periodistas alineados con el poder concentrado, no es nuevo. Sucede que no había tantas cámaras ni mucho menos redes sociales, pero pudo haber sido el gesto de Mariano Grondona cuando, tras publicar su texto Noche y Niebla exigiendo una barrida generalizada de la militancia popular argentina, observó el accionar de la dictadura cívico militar a partir de 1976. El de Joaquín Morales Solá durante el Operativo Independencia. El de Carlos Burone luego de un editorial radial virulento en medio del régimen. Y tantos más. El chico Leuco, que acumula más horas sobre una moto que sobre un teclado, es digno heredero de esa tradición.

Qué interesante. Poner la firma, la voz, el rostro en los medios para sostener proyectos de muerte con implicancias masivas. Esa es la función. Mientras, los directivos de las compañías comunicacionales que disponen los lineamientos, transitan con relativa serenidad su vida cotidiana. Jamás serán atrapados en un plano vivo directo evidenciando la satisfacción por las secuelas de su labor. Pero vale recordarlos, pues sus celebraciones son más intensas, más caras, que las de esos empleados lanzados al ruedo visible, ante la opinión pública.

Dos más. MACARTISMO. Jorge Lanata “denunció” que los legisladores que presentaron el proyecto de Ley de teletrabajo armaron sus contenidos con “los sindicatos”. Añadimos que no sólo fue así, sino que en la misma bancada del Frente de Todos hay hombres y mujeres del movimiento obrero argentino. Esa inclusión retomó una sana lógica interna del peronismo y obviamente sus integrantes se dedican a plantear iniciativas beneficiosas para los trabajadores. Ante la obviedad que el lector detectará, es pertinente apuntar que la “revelación” del periodista apunta a esa zona del público que considera negativo todo lo relacionado con la organización del pueblo argentino.

Ese es el esquema histórico del macartismo. Promover determinados sustantivos con carga negativa, para desprestigiar y descartar las propuestas concretas. Sindicalismo, kirchnerismo, en suma peronismo, son las palabras escogidas desde bastante tiempo para realizar una acción comunicacional que pretende bajar el precio a los discursos nacional populares y promover el desmarque de quienes, en las cercanías, temen la identificación. En los Estados Unidos la extensa y profunda labor del poder financiero que articuló esa instancia proto represiva logró desmembrar la vida política, alejando de la participación a millones de personas y dejando la elaboración del rumbo nacional en manos bien determinadas.

Existió un país del Norte previo al macartismo que bien describe FIST, el libro de Joe Eszterhas luego convertido en un apreciable film hoy lógicamente inhallable. En aquél mundo las ideas transformadoras y las luchas obreras eran importantes, influían en los rumbos nacionales y de hecho contribuyeron al despliegue de un mercado interno sólido y creciente, con logros sociales ostensibles que mejoraron el poder adquisitivo promedio y por tanto la producción industrial. Las grandes finanzas reptaron en medio de esa locomotora mundial, utilizaron a la dirigencia política y los medios para desmerecer a quienes exigían reivindicaciones y canalizaron una enorme porción de la economía hacia la renta y la especulación.

Esa destrucción, que hoy se visualiza en millones de desocupados –antes de la pandemia- tuvo rasgos similares a los que se emplean en esta Argentina. Si un referente proponía un plan de salud adecuado a las necesidades sociales, en vez de debatir sus conceptos, varios periodistas “descubrían” que el portador de la idea había integrado en algún momento de su vida una fuerza de izquierda. Si otro señalaba la valía de integrar al mercado a los desplazados a través de algún subsidio, otros colegas se preguntaban con agudeza ¿porqué quienes trabajamos tenemos que sostener a esos perdedores? Y deslizaban que la propuesta era sospechosa de populismo.

FINALMENTE. En tanto, la ex presentadora de Playboy TV, Viviana Canosa, otrora considerada ícono transgresor por los transgresores, bebió jugo de chinchulín o algo así en cámaras para recordar que sigue siendo la chica que hace lo que no se debe. Retomamos un concepto reciente, hilvanado con aquella reunión mencionada antes: si Alberto no hubiera aceptado ser reporteado  por tantos profesionales de rango indeterminado, estos no tendrían volumen como para andar llamando la atención mediante payasadas. ¿Qué dirá por estas horas Alfredo Leuco –afilado entrevistador del jefe de Estado pocas semanas atrás- a su hijo?

La lluvia cae lentamente. Se ha puesto frío. A través de las ventanas observo que el viento mueve las copas de los árboles y fuerza el andar encorvado de los escasos transeúntes. No se asuste lector: podemos acordar y discrepar alternativamente.

Es tiempo de matear, y reflexionar.

 

  • Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica

 

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