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MARTÍN BALZA / La Defensa Nacional como política de Estado

 

“Es imperioso un sistema integral de defensa nacional” en la Argentina expresó Martín Balza, combatiente de la Guerra de la Islas Malvinas y del Atlántico Sur y ex jefe del Ejército, responsable de enfrentar y desarmar a la sublevación “carapintada” en diciembre de 1993, a Radio Gráfica.

En diálogo con Gabriel Fernández, Balza aseguró que desde Presidencia de la Nación “se le han dado órdenes al señor ministro de Defensa Agustín Rossi para instrumentar ese sistema integral que tiene que abarcar el corto, el mediano y largo plazo”.

Hay dos políticas que tienen que estar consensuadas, “dejar de insultarnos y de desprestigiar al otro: una, es el sistema integral de defensa nacional; todos tienen que saber que existen Fuerzas Armadas porque existe el Estado, y éste tiene objetivos estratégicos y esenciales para proteger”, destacó el ex Jefe del Ejército retirado hacia fines del siglo pasado.

“No puede ser el problema de un partido, sino una política de estado”, remarcó el combatiente de Malvinas con grado de teniente coronel. Y explicó que si no hay un sistema defensivo consensuado por las principales fuerzas políticas, “un determinado partido concibe un pseudo sistema de defensa, pero cuando se va (del gobierno) por la alternancia democrática, viene otro partido y lo cambia totalmente”.

El general que enfrentó la sublevación “carapintada” en 1993, comandada por el General Seineldín durante la primera presidencia de Carlos Menem, recordó que “desde que me recibí en 1955 hasta que me retiré a fin de siglo pasado, siempre hemos vivido en cambios permanentes”. Lo que separaba a un partido de otro “no eran temas de defensa, eran opiniones que tenía determinado gobierno”, admitió.

“No hemos tenido una política coherente, seria, consensuada sobre Malvinas”

La otra política esencial para el ex Jefe del Ejército “es la Cuestión Malvinas”, sobre la cual cuestionó que “no hemos tenido una política coherente, seria, consensuada sobre Malvinas”, y remarcó que “el único éxito, lo recuerdo, yo era Teniente primero, fue que en el Comité de Descolonización de Naciones Unidas (ONU) el 16 de diciembre de 1965 se aprobó la conocida Resolución 2065”.

Balza rememoró que esa Resolución “instaba a las partes, a Argentina y al Reino Unido, a iniciar negociaciones serias sobre el tema de la soberanía”, y añadió que esa decisión de la ONU “se basó en un alegato que el año anterior había hecho el doctor José María Ruda, durante el gobierno de Arturo Illia (1963-1966)”.

“Como sería ese argumento del Doctor Ruda que ni el Reino Unido se opuso ni votó negativamente, se abstuvo en Naciones Unidas en aquel año”, acentuó el militar retirado.

Balza insistió en que el sistema integral de defensa “debe estar consensuado por lo menos por los principales partidos políticos”. Pues de lo contrario “estamos cediendo algo muy importante y los británicos, que son hábiles diplomáticos, conocen esa incoherencia nuestra, que no somos consecuentes en ese tema. Por eso, el sistema de Defensa y Cuestión Malvinas deben ser política de Estado”.

Sobre el actual Ministro de Defensa Agustín Rossi, Balza afirmó que “conoce el Área, estuvo anteriormente (durante la segunda presidencia de Cristina Fernández), es un hombre de decisión, que se caracteriza por su prudencia”, evaluó Balza pero puso de relieve que el actual ministro “es consciente de la imperiosa necesidad de algo que yo no vi en toda mi carrera militar: un sistema integral de defensa nacional. Nunca lo he visto, pasaron 20 mil directivas, leyes, proyectos, pero quedaron en los armarios de los Estados Mayores”.

Bombardeos a Plaza de Mayo

El ex Jefe del Ejército, cuando era cadete de cuarto año del Colegio Militar de la Nación, también recordó los Bombardeos a Plaza de Mayo en junio de 1955 y el golpe de estado de la autodenominada Revolución “Libertadora en septiembre de ese año, encabezada por el general Eduardo Lonardi y el contralmirante Isaac Rojas y que destituyó el gobierno constitucional de Juan Perón. Reproducimos a continuación el testimonio de un testigo de los hechos:
“El 16 de junio de 1955 fue una fecha que a mí me marcó y a otros también. No recuerdo por qué había ido a ser un trámite, era un jueves, estaba en Retiro volviendo al Colegio Militar a la estación El Palomar. Cuando subo al tren –eran máquinas a vapor en ese entonces- escucho que alguien dice que “hay truenos”, escuché como una explosión pero no le di mayor importancia. Llego al Colegio Militar y me dicen: “están bombardeando Buenos Aires”. A la madrugada del día siguiente, la Batería antiaérea del Colegio Militar ocupó una posición en la Costanera Sur. Tuve oportunidad de ver las inmediaciones de la Plaza de Mayo, la Casa de gobierno y lo que era el edificio del Ministerio de Hacienda (en Hipólito Yrigoyen 250): parecía una ciudad bombardeada en la Segunda Guerra Mundial. También se atacó el edificio de la CGT (Azopardo e Independencia), la residencia presidencial donde ahora está la Biblioteca Nacional (Avenida Libertador y Austria). Lo que vi ahí quizás lo analicé muchos años después: qué odio tenía que existir para que armas de la Patria que habían sido compradas con la finalidad de defender nuestra soberanía y la integridad territorial se hayan usado, al margen de toda ética y sentimiento cristiano, contra el propio pueblo. Algunas cifras dicen ‘más de 300’, otros ‘más de 350 víctimas y un número no determinado de heridos’. Fueron ametralladoras, cañones de 20…qué odio! Eso marcó un jalón. Anteriormente había habido algunos atentados terroristas, en manifestaciones en Plaza de Mayo en el año 1953. El 16 de junio marca un hito porque esas armas de la patria son usadas contra el propio pueblo.

Esos que bombardearon y todos los implicados tres meses después, el 16 de septiembre, el derrocamiento del gobierno constitucional de Perón en aquel entonces, fueron recibidos como “héroes nacionales”. Y ocuparon puestos principales, políticos, diplomáticos, durante todo el resto del siglo, hasta fines del siglo XX y con gobiernos constitucionales”

El general Balza, a su vez, reflexionó sobre los efectos y las consecuencias de esos hechos sangrientos en la historia nacional. Así continúa el relato:
“Después del advenimiento de la democracia (10 de diciembre de 1983) hubo algunos (de quienes participaron en la sublevación de junio y de septiembre de 1955) que ocuparon importantísimos cargos, y uno de ellos fue Sub-jefe de una Fuerza armada que no era el Ejército. El odio para atacar objetivos civiles. Después vino del derrocamiento de (Arturo) Frondizi (29 de marzo de 1962), presidente constitucional (1958-1962), y el derrocamiento de (Arturo) Illia (28 de junio de 1966) y el último, definitivo gracias a Dios, autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” (1976-1983). Todos esos Golpes fueron cívico-militares: ahí había políticos de todas las tendencias, empresarios, sindicalistas, hombres de la cultura, periodistas, miembros de la Iglesia, es decir, el odio. Y después, ¿por qué se gestó el último Golpe de estado (24 de marzo de 1976) de está dictadura genocida? Porque nunca hubo sanciones: el que delinquía contra la Constitución Nacional, cometiendo crímenes de lesa humanidad, no sólo no le pasaba nada, sino que eran premiados. Eso se terminó, se terminó. Algo muy importante fue el juzgamiento de las tres primeras Juntas(militares) por parte del doctor (Rául) Alfonsín (presidente constitucional, 1983-1989). Muy importante. Lamentablemente, luego vinieron los “indultos” en el año 1989, en octubre, donde quedaron…todos nivelados. Y luego ya en el siglo XXI, a partir de 2005, 2006, se derogaron las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, y sobre todo la Corte Suprema de Justicia declaró la inconstitucionalidad de los “indultos, porque eran inconstitucionales a todas luces. Pero si el que delinque es premiado, por eso nos pasó lo que nos pasó.

Después de septiembre de 1955, yo lo escuché a Álvaro Alsogaray, era Capitán retirado del Ejército, era ingeniero. Estuvo con todos los gobiernos, en los años ’90 también. Pero en esos años, esos sectores (civiles) no tuvieron receptibilidad en las Fuerzas Armadas, como no las tienen en este momento. El Ejército es el mismo, tiene una continuidad histórica, no se puede borrar el pasado. El pasado hay que superarlo. No podemos decir ‘olvidémonos, ya pasó’, no, no olvidemos para evitar que eso se repita. El pasado lo debemos superar en un marco de diálogo, de respeto al disenso, sin odio, sin rencor, siempre respetando los valores propios de la justicia. Sin venganza, es la justicia la que debe intervenir. De lo contrario, hoy esos Golpes de estado nuca más se van a volver a repetir, por lo menos las Fuerzas Armadas jamás van a adherir, porque todos hemos aprendido la lección”.

Guerra de Malvinas

Por una la humildad que lo caracteriza, Balza dice que no ha sido “protagonista de la Guerra de Malvinas –aunque tenía el grado de teniente coronel durante el conflicto bélico- pero he sido un combatiente más”.

Presentamos a continuación el relato sobre su participación en el combate por la soberanía nacional y sus reflexiones:
“Yo era teniente coronel en aquel entonces, jefe de una unidad táctica como muchos otros. Yo defino el caso Malvinas como una causa justa en manos bastardas. Justa porque las Islas Malvinas son “incuestionablemente argentinas”, desde el punto de vista histórico, geográfico y jurídico. Incuestionablemente argentinas, un sentimiento para todo el pueblo argentino. Pero la recuperación estuvo en “manos bastardas”, pues de haber tenido éxito el objetivo era prolongar la dictadura. Además fue una aventura total, jamás pensada. Cómo creíamos que íbamos a poder enfrentar a la entonces tercera potencia mundial, una potencia nuclear de segundo orden, con una flota de más de 100 buques con cuatro submarinos atómicos, apoya por los Estados Unidos. En el ’82 nosotros éramos un país periférico con un gobierno militar desprestigiado en todo sentido, sobre todo por la violación de los Derechos Humanos en el contexto internacional. Nadie nos iba a apoyar, nadie nos apoyó. Pero eso lo tenían que saber estos militares devenidos en políticos y algunos asesores diplomáticos que ‘mostraron la hilacha’ con su total incapacidad, porque apreciaban que ante la recuperación (de las Islas) momentánea ese 2 de abril el Reino Unido no iba a reaccionar. Era desconocer la historia del Reino Unido, y el otro supuesto era que Estados Unidos nos iba a apoyar a nosotros o iba a ser neutral. Era desconocer la actitud de Estados Unidos y su socio el Reino Unido. Las Malvinas para Estados Unidos y el Reino son factor clave. Y después del ’82 lo consolidaron.

Es muy simple, fuimos a una Guerra creyendo que íbamos a un partido de fútbol. Lo voy a simplificar: cuando vinieron los combates más sangrientos, que fue el 13 de junio (de 1982), el día de mi cumpleaños, un domingo, la preocupación acá en la ciudad de Buenos Aires, de acuerdo a lo que escuchábamos en las radios portátiles, no era que llevábamos cinco días de la batalla final de Puerto Argentino. La preocupación era que en el Mundial (de fútbol) de España Bélgica nos había ganado 1 a 0, no lo que estábamos viviendo en Malvinas.

Tengo que ser franco con usted y con la audiencia: ¿sabe quiénes fueron los primeros que me felicitaron allá en Malvinas a mí y a otros también por la forma en que habíamos combatido? No fue ningún argentino, fueron los británicos, unos galeses nos dieron la mano, y nos dijeron ‘que el problema era entre la señora (Margaret) Thatcher y mister Galtieri’. Terminamos comiendo juntos y dándonos la mano. El respeto que tuvimos entre los combatientes, pero los ingleses fueron los que hicieron y escribieron, y también algunos estadounidenses,
Cuando regresamos, acá en el Ejército, fue un recibimiento ignoto, humillante por parte de las autoridades del Ejército y del presidente de la República. El Comandante del Ejército era Cristino Nicolaides, el presidente era (Reinaldo) Bignone. Esos nos recibieron de noche, en el anonimato, primero a los soldados, y después a un grupo de oficiales, unos quinientos, porque habíamos quedado como ‘prisioneros de guerra’. Nos recibieron con un desprecio total. Después, políticamente, el reconocimiento que el Congreso nacional otorgó a los combatientes se dio casi una década después en los años ’90. La condecoración y el reconocimiento público, fue un diputado nacional Lorenzo Pepe. Diez años se tardó en dar ese respeto.

«En la lógica del Padre Nuestro los perdono, pero no me pidan que me olvide de eso. Mi solidaridad no llega a tanto como para olvidar”.

El ex Jefe del Ejército insiste sobre el sistema integrado de defensa nacional y la cuestión Malvinas como dos aspectos inescindibles de una política de soberanía e integridad territorial pues “hoy dominan los Estados Unidos en el Norte del Atlántico Sur con la Isla Excélsior a la altura del Amazonas; en el Sur, Malvinas, y en el Océano Índico la Isla Diego García. Con ese triángulo controlan los pasos del Índico al Atlántico y del Atlántico al Pacífico. Todo el Atlántico Sur y la proyección a esas ‘joyas’ de materias primas que no sabemos lo que hay que se llama Continente Antártico”.

Aislamiento social por el COVID-19

Consultado sobre la cuarentena y el aislamiento social y preventivo sobre la pandemia de coronavirus, Balza confió que está tratando de “respetar al máximo las instrucciones y protocolos a los que se invitan a través de los medios masivos y que, lamentablemente, muchos compatriotas no respetamos. No me quiero excluir, aunque yo trato de respetarlos al máximo”.

Al caracterizar la enfermedad, El ex Jefe del Ejército expresó que “el covid-19 es un enemigo invisible, letal y muy democrático porque afecta a todos por igual: al de arriba, al de abajo, al del costado, al político, al empresario, al sindicalista, al más humilde los trabajadores”.

Por último, el general retirado analizó que “como pueblo no somos muy disciplinados, pero ante esto debemos aprender a serlo. Si se pide que se respeten ciertas normas de aislamiento, de uso de determinado elemento, tengo la obligación de respetar al prójimo, con esas actitudes de no respeto estoy afectando al otro. Tenemos que, como sociedad, aprender a respetarnos mutuamente”; concluyó.

  • Entrevista realizada por Gabriel Fernández en La Señal (Lunes a Jueves de 18 a 20, Viernes de 19 a 20)
  • Redacción por Ariel Weinman

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