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Por CARLOS AIRA *
Las declaraciones de Alberto Fernández a TyC Sports generaron polémica. El presidente de la Nación señaló: «El fútbol argentino debe replantearse cómo funciona, no está funcionando bien». También expresó: «Un día juegan 19 equipos y otro día 30, un día necesitamos que desciendan cuatro y el otro día nadie. Son cosas que uno no entiende, un día si la Superliga no existía se caía todo a pedazos y ahora no existe. Hay algo que está mal».
Los enemigos de la actual conducción afista sonrieron: luego una apabullante derrota jamás esperaron una declaración presidencial que pareció un ataque a Claudio Tapia y su conducción. Durante varios días, medios opositores se subieron a las declaraciones de Fernandez. ¿Pero cual es la visión de Alberto Fernandez sobre AFA y el Fútbol?
Para el presidente, el fútbol es un entretenimiento. Una pasión en el marco del mundo del entretenimiento y el espectáculo. Alberto Fernández no desconoce el mundo del fútbol pero se siente alejado del mismo. Por concepción, quisiera otro tipo de conducción al frente de AFA. Emparenta la actual dirigencia con el grondonismo, al cual caracteriza como un caudillismo clientelar, incapaz de generar reglas de juego claras y un esquema empresarial exitoso para vender el producto fútbol. El perfil deseado por Alberto lo acercan a Rodolfo D`Onofrio y Matías Lammens. Con el presidente de River lo une una relación de treinta años; por su parte, Fernandez quedó deslumbrado con quien fuera candidato a Jefe de Gobierno porteño por el frente de todos. Fue amor a primera vista. El actual ministro de Turismo y Deporte reúne características que lo promovieron a la mayor consideración: radical alfonsinista, progresista, joven y egresado del Carlos Pellegrini.
Si bien el fútbol no está en su agenda, el presidente tiene su mesa chica. Allí se sientan los citados Lammens y D`Onofrio. También están Marcelo Tinelli, Nicolás Russo – presidente de Lanús, hombre del Frente Renovador – y Santiago Carreras, director de YPF y dirigente de Boca Somos Todos, agrupación boquense de Víctor Santamaría. La mesa coincide en la necesidad de una AFA empresarial. Previsibilidad de negocios y plan común. La única voz disonante suele ser Russo, hombre de fuerte carácter y conocedor profundo de todas las corrientes internas del fútbol. Algo que el resto de la mesa no logra aun dimensionar.
Esta falta de comprensión del complejo rompecabezas del fútbol quedó expuesto en el Caso San Martín de Tucumán. A consecuencia de la pandemia, AFA dio por finalizados todos los campeonatos. El club tucumano, líder de una Zona B de la Primera Nacional, exigió el ascenso a la máxima divisional si bien faltaba jugarse una importante cantidad de puntos. La respuesta de Claudio Tapia fue explícita: los ascensos se ganan en la cancha. San Martín recurrió a la política provincial. Primero, todo el arco político tucumano presionó a AFA. Luego fue turno del gobernador Juan Manzur, quien se comunicó con Alberto Fernandez. El presidente quedó impactado con los argumentos esgrimidos por el gobernador. A gran parte de su mesa chica le pareció correcto el apoyo a una institución del interior.
El problema sigue siendo la falta de conocimiento de la vida interna de AFA. Tinelli, D`Onofrio y Lammens han sido derrotados en la brutal interna de AFA por desconocer la importancia vital de los clubes de ascenso. El poder de Tapia está allí y en el Consejo Federal que maneja Pablo Toviggino. La gran mayoría de dirigentes analizaron como un grosero error la posición de San Martín. Sobre todo, llevar el reclamo al TAS. Si la mesa chica caracterizó a Tapia como Macrista, sobre todo por el cargo ejecutivo en el CEAMSE, no se detuvieron a analizar el estrecho vínculo de Roberto Sagra, presidente de San Martín, con Daniel Angelici.
Los dirigentes cercanos a Claudio Tapia hacen silencio. Conocedores de las complejas mareas internas del fútbol, decidieron sobrellevar en silencio una marejada inesperada. La principal molestia con Alberto Fernandez no fueron las declaraciones en sí, sino haber puesto a todos los dirigentes en la misma bolsa. La interna del fútbol durante el macrismo fue feroz. Muchos dirigentes fueron espiados por los servicios de inteligencia; otros, procesados por la causa Fútbol para Todos. A pesar del mal humor, la orden fue precisa: dejar fluir las especulaciones y los ríos de tinta.
¿Esto significa que Fernandez está enfrentado con Tapia? No. Casa Rosada acepta la política interna de AFA. Fernandez ha sido muy cuidadoso. A diferencia de Mauricio Macri, quién tenía claros intereses en el fútbol, el presidente opina de fútbol como hincha. Quedó plasmado cuando la pandemia asomaba y River Plate decidió no presentarse en la primera fecha de la Copa de la Superliga. Al día siguiente, el presidente pidió dejar al fútbol al margen de las restricciones por el coronavirus y pidió que los partidos se vean por TV Abierta. Días después, el propio presidente volvió contra sus pasos y AFA se plegó a una cuarentena estricta en sintonía con el Ejecutivo y el Ministerio de Salud.
En el cosmos del fútbol hay satélites dando vueltas. ¿Máximo Kirchner desea controlar AFA? ¿Por qué Gregorio Dalbón, abogado de Cristina Fernandez de Kirchner, ataca a la Asociación del Fútbol Argentino? ¿Estrategia de disciplinamiento? Un dirigente muy cercano a Tapia nos expresó: «Nos quiere pintar de amarillo cuando a nosotros nos hicieron la vida muy difícil durante el macrismo. Si hubiéramos tenido un arreglo político hoy tendriamos Sociedades Anónimas Deportivas».
Nicolás Russo, el dirigente que torció la muñeca al macrismo dentro de AFA, declaró: «El gobierno no tiene injerencia en el fútbol«. Fútbol y política van de la mano en nuestro país desde siempre. Veremos hasta cuando llega el estado de No Injerencia.
