La Señal Medios Sentir, pensar, actuar
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Por RODOLFO LUNA *
Hay una belleza infinita en la parábola. Se inicia en un punto, pongámosle el punto De Paul (DP). En ese momento no podemos saber si la sucesión de puntos que vendrá a continuación será una parábola o una recta en flecha con destino a las nubes. Sin embargo intuimos que el arco que describe a medida que sube y luego desciende simétricamente fue dirigido al vacío pero tiene nombre. Entonces, sobre el plano horizontal, denominémoslo Maracaná (M), aparece el otro punto, llamémosle punto Di María (DM), anticipándonos que a esa parábola sucederá otra, más bella aún. Por un momento una intersección amarilla, Lodi (L), pareciera interrumpir la geometría perfecta de la curva, pero no. El punto DM recibe dócil la punta de la parábola, como si la hubiera estado esperando toda su vida, y cuando la intersección Alisson (A) sale a cortar la belleza, DM inicia otra parábola, que contiene un deseo de 28 años, dibujando una hipérbola a la alegría. La línea se eleva sobre A para descender a su espalda, atravesando el rectángulo perpendicular de 7,32 m x 2,44 m por el lado superior más largo, casi rozando el perímetro travesaño. Pica al fondo del plano M, dejándole una huella para siempre, trepa ondulando por la red, ahora sí buscando el cielo, y aunque la imagen nos muestre una pelota dormida en el sueño de millones, sabemos que sí, que ha llegado a la mano de Dios, su dueño. Y nos sonríe.
- Escritor, diseñador / LSM
