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Por HERNÁN JAUREGUIBER *
Una vez más la corporación judicial da la nota.
Frente a la determinación de todo el arco político de acompañar la decisión del Poder Ejecutivo, la Corte Suprema haciendo gala de su indómita presencia frente a los intereses nacionales, se toma un tiempo diferencial para decidir que hace en su feudo.
Puede ser opinable la decisión adoptada ayer por el Poder Ejecutivo, pero lo cierto es que obtuvo un amplio consenso político y vale recordar, la composición del Poder Ejecutivo y Legislativo expresa una representación democrática, es decir, técnicamente expresan la decisión, al menos de sus votantes.
Pero los supremos, no. Deciden nuestra vida sin ser interpelados por nadie y de allí una de las razones de su estado crítico.
Pero hoy nos sorprenden una vez más. Los tribunales abrieron sus puertas indiferentes a las grandes decisiones nacionales. Peor aún, infinidad de juzgados no tomaron audiencias ni funcionaron normalmente como si de un kiosco se tratara.
Unos abren otros no. Y los supremos, que el domingo, mientras todos febrilmente se reunían para decidir, lo dedicaron a sus especulaciones intestinas, con el doble sentido que puede sugerir la palabra.
Un atropello más y muchas vergüenzas menos, diría Carlos Gardel.
Al Poder Judicial no lo condiciona nadie ni nada, ni una pandemia ni una guerra. Ellos son ellos: Los Supremos. Pero todo concluye al fin, todo tiene un final y es probable que mas temprano que tarde, el pueblo cuando agota su paciencia haga sonar el escarmiento.
A la Justicia, ni Justicia.
- Abogado / La Señal Café al Paso / La Señal Medios
