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lunes , abril 29 2024
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NACIÓN O PAISITOS

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

Hace tiempo marcamos una preocupación que debería extenderse: los títulos vacíos. Por un lado, esas frases relumbrantes que, si alguien se tomara el trabajo de ingresar para averiguar el contenido, no encuentran fuente segura. Por otro, la extrapolación de un trazo que arriba al encabezado con espectacularidad, pero, si alguien se tomara el trabajo de ingresar para averiguar el contenido, es parte de una mirada más compleja y detallada que se diluye en la hiper síntesis.

Aunque todo se resuelve por estos tiempos con la expresión fake news –para eso preferimos la palabra mentiras- no se trata exactamente de eso, sino de hacer decir a un personaje lo que resulta necesario para condenar a alguien sin información, tergiversar declaraciones para generar división o confundir sobre el alineamiento de un sector. Como en los días recientes hemos escuchado decir por aquí y por allá que José Pepe Mujica califica de dictador a Nicolás Maduro, indagamos el eje de sus declaraciones reales.

Recurrimos a La República del Uruguay. Fíjense.

Resulta que el ex presidente del Uruguay indicó que la crisis en Venezuela está causada por el modelo económico histórico de ese país y no por culpa de Nicolás Maduro. Fue a fondo y afirmó que el real culpable de la situación de Venezuela es el modelo económico basado en la explotación de petróleo, no el actual presidente Maduro.

«Lo que está sucediendo en Venezuela no es culpa de Maduro», afirmó Mujica. Según el ex mandatario, las malas decisiones respecto al uso del hidrocarburo negro generaron esta crisis en el país sudamericano. “La riqueza petrolera de Venezuela en el largo plazo terminó constituyendo una especie de veneno para la sociedad venezolana”, afirmó ‘Pepe’ Mujica.

Además de exculpar al presidente de Venezuela aclaró que el ingreso de las divisas terminó destruyendo el trabajo relacionado a la actividad agropecuaria. Según el oriental, Venezuela, por ese esquema, necesita  importar artículos. Por eso, afirmó “cuando se produce la crisis del precio del petróleo, Venezuela queda descalza porque no tiene producción interna de comida y eso no se arregla por arte de magia”.

La solución de la crisis en Venezuela para el ex presidente uruguayo José Mujica pasa por reactivar la actividad agropecuaria en Venezuela. En ese sentido, opinó que el actual presidente venezolano está atado de manos. «Maduro no puede resolver el problema de la comida, porque no se inventan agricultores», remató.

Se trata de una clarísima descripción del modelo monoproductor y exportador que, con diferentes materias primas han padecido y aún padecen nuestras economías. Y de las dificultades que tiene un gobierno para generar una cultura del trabajo en un país donde los beneficios de la renta primaria brindan la posibilidad de contar con recursos para adquirir los productos ya elaborados. Ese es el dilema venezolano y Mujica lo expuso con nitidez.

Para colmo, en declaraciones formuladas al pasar, el Pepe señaló que con el presente panorama al gobierno de Maduro “no le queda otra” que posicionarse con energía lo cual llevaría a compararlo con China. En ese sentido mencionó la palabra dictadura. Y puso de relieve que en países como Arabia Saudita rigen dictaduras realmente sanguinarias. De todo esto que estamos narrando surgió el gran título que necesitaban Clarín y sus émulos para realizar aquellas tareas de tergiversación y división.

Entonces: no es preciso estar de acuerdo con todo el Frente Amplio ni con todo lo que ha dicho a lo largo de su vida Mujica –variado y polémico, claro- pero si saber que existe allí un perfil que puede ser integrado a una futura coalición latinoamericana si Brasil y la Argentina toman en cuenta la realidad económica uruguaya. El país vecino no va a ser vanguardia de los cambios porque debido a su ubicación geográfica y su potencial económico no puede serlo.

Al mismo tiempo, los argentinos debemos entender que la opinión pública oriental, hoy como ayer, está intoxicada sobre lo que sucede en nuestro país debido a la incidencia directa de los medios concentrados surgidos en esta orilla y tiene en su interior una dosis de antiperonismo que puede equipararse al que borronea el pensar político del socialismo amarillo local. Ni Herrera ni Methol Ferré cayeron en esa trampa y ambos han sido formadores políticos de Mujica.

La pasión por las fracturas que anida en las vertientes principistas e ideologistas de las tierras del Sur lleva a las mismas a coincidir con las necesidades de aquellas corporaciones que necesitan limar cualquier atisbo de unidad regional y, justamente, de industrialismo. Sabemos ya, después de todos estos años, que el Frente Amplio –una gran construcción social uruguaya- no es perfecto y que en su seno contiene miradas diversas. También lo sabemos del peronismo y del bolivarianismo, entre tantos.

Pero aquí están y se configuran en las herramientas que nuestros pueblos han desarrollado para arrimar a un esbozo de confluencia que les permita zanjar un presente difícil. Es preciso aclarar las aguas de los ríos limítrofes para hilvanar una trama que sostenga el crecimiento. Bolivia se sostiene, a la espera de la reorientación al interior de los países mencionados. Otros tantos perciben que el 2020 tendrá colores más intensos. Si los movimientos populares de tales pueblos con Perú, Nicaragua, El Salvador y más se ponen a fustigar cada paso táctico de las cercanías, los quiebres estarán a la orden del día.

El probable cambio de gobierno en nuestro país a partir de diciembre será apenas un paso en la dirección nacional popular justa. La Argentina tampoco puede por sí sola. En la era de la continentalización los agrupamientos regionales determinan el rumbo de sus componentes, y la marcha hacia enlaces federados es el único sendero posible para desplegar lo propio y participar del mundo Multipolar con potencia.

Los conglomerados financieros, primarizadores y mediáticos que arrasaron varios países de nuestra zona en los años recientes harán esfuerzos indecibles para romper ese sendero. Con su periodismo adocenado intentarán, entre otras, una de las acciones más atractivas para las franjas que miran el presente con anteojeras y el horizonte unilateralmente: la división a partir de la búsqueda detallada de diferencias internas.

Como expresa Don Verídico, en esas narraciones magníficas de Luis Landriscina, “me dijo le dije, le dijo me dijo nos dijo y le dijo …”.

Pero ¿qué dijo? Hay un ejemplo más cercano que bien podría merecer unas líneas. Pero dejémoslo ahí, por ahora. Que muchas declaraciones en un plato, a veces, hacen garabato.

 

  • Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica

 

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