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jueves , mayo 2 2024
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Polémica. PERONISMO / El equilibrio y la lanza

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

En un panorama que podría ser claro, la tendencia de algunos adherentes al campo nacional popular a dejarse llevar por la humareda que se alza desde los medios concentrados, genera un ambiente de confusión relativa.

Decimos que es claro porque más allá de los registros enredados que se difunden, lo cierto es que la intención de voto para el Frente de Todos ha crecido y por estas horas supera el gran logro alcanzado en las PASO.

A tal punto que el debate sobre una victoria nacional ha quedado fuera de circulación –salvo en esos medios y su efecto arrastre- y se instala en el detalle: cuando se discute en serio, los interrogantes se refieren a Córdoba, Mendoza y Capital Federal.

En La Nación siguen con sus fotocopias -¿qué pasará con la Justicia Federal?- mientras junto a Clarín buscan gestar una fractura  interna en el peronismo al difundir como novedades consideraciones que Horacio Gonzalez vierte desde hace décadas.

En el orden individual: entre muchos de esos adherentes no faltan los que se prenden a gusto para repudiar o respaldar un análisis de época superado en la acción política práctica aún por los mismos protagonistas de aquellos fuegos.

Ese contraste es artificial: nadie está pensando en articular formaciones especiales para salir a postular la justicia popular caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Estamos todos reflexionando sobre lo qué hay que hacer para salir del marasmo. Quieren que nos dividamos con retroactividad.

Es obvio que el esquema de poder rentístico, muy devaluado en efectividad propagandística con la “corrupción” como bandera, apuesta a la segmentación entre kirchneristas y peronistas para diseminar el desencuentro en el seno del movimiento que vencerá en Octubre.

Sin embargo esos torpes intentos no superan la epidermis de las opiniones vertidas por quien ha encontrado en el progresismo un buen punching ball para mostrar su férreo peronismo, ni en los núcleos cerrados que siguen creyendo que hay que proteger a CFK de los embates sindicales.

Nada de eso tiene trascendencia. La propaganda liberal y su eco en el seno de nuestro movimiento están quedando barridos por la decisión de un pueblo que pretende posicionar una nueva gestión de carácter nacional popular industrialista.

Este gobierno, una infame operatoria de negocios que ha desestructurado la economía argentina en beneficio de un puñado de espacios que ni siquiera encuentran respaldo en el orden externo, se termina con mucha pena, sin gloria alguna y con todo ese ruido mediopelero en derredor.

Y se termina porque se ha desarrollado una base que nunca dejó de estar bien situada: aquél 49 por ciento, si se analiza con honradez el origen de los votos, estuvo compuesto por los más humildes y los trabajadores.

Los que se confundieron con la “corrupción k” y la “derechización” que implicaba Daniel Scioli son los mismos que hoy en las redes cargan con energía contra tal candidata o auguran que para volver mejor debemos sacarnos de encima a quienes Bonadío postula como delincuentes.

Es paradojal, pero mientras sostienen eso, dicen que se ha dejado solos a los presos políticos. ¿Creen o no creen que el kirchnerismo es corrupto? ¿Hay que defender a Julio de Vido y a Amado Boudou, o no? Pensamos que las versiones sobre un peronismo deshonesto ya están gastadas y que es imprescindible exigir la libertad de los acusados por los mayores bandidos de la historia.

Fíjense, en perspectiva histórica. Se está suscitando aquello que alguna vez reclamó el movimiento nacional: dejen votar a la gente, que ella misma orientará el camino. La combinación de grandes movilizaciones con el sufragio universal permitirá concretar el sendero adecuado para la Patria.

Durante mucho tiempo cada vez que el pueblo argentino adoptaba una decisión plasmada en las urnas surgía la interrupción de su andar mediante golpes, planteos y chirinadas de impulso oligárquico. Ahora se está en condiciones de corregir y avanzar en una dirección aproximada a las necesidades sociales.

Pero claro, en el efecto arrastre puertas adentro de esas campañas de los grandes medios, aparecen quienes descreen de los comicios, de la política y embisten contra el “demoliberalismo” con el énfasis propio del que se siente ajeno a un mundo turbio y complejo.

Lo cierto es que el Frente de Todos –la carnadura concreta y presente del peronismo más aliados- se ha instalado como fuerza mayoritaria. Ya no primera minoría sino, superando la perspectiva del 50 por ciento de las preferencias, cual potencia política de vigor en todo el territorio.

A partir de allí es preciso rearmar todo. Debatir cada rubro con sentido nacional. Esos debates pueden ahorrar acusaciones asentadas en calificativos sin sustento e ir a fondo en los problemas que nuestro movimiento, como es habitual, debe resolver.

Lo indicamos a sabiendas del significado histórico de cada uno, para ejemplificar la importancia del equilibrio pero también de la lanza que lidera cada tramo: En la construcción presente, nás Jauretche y menos Cooke, sin dejar de lado a nadie. Es una buena idea, si se la aborda con franqueza y capacidad de contención.

 

 

  • Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

 

 

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