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domingo , mayo 5 2024
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LA SALIDA DEL INFIERNO SÍ EXISTIÓ

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

OPERATORIA DE NEGOCIOS. La reprimarización de la economía argentina es una tendencia instalada con energía desde el primer día de gobierno macrista; no se detiene con un dólar asentado ni con un artículo del Financial Times. Los grandes movimientos económicos están alejados de las situaciones circunstanciales y sólo modificando el fondo de la acción oficial pueden rectificarse. Como la gestión oligárquica no es más que una operatoria de negocios, esa rectificación carece de sentido y los medios afines se ven en figurillas para explicar lo contrario.

Ante la imposibilidad de mostrar datos reales que evidencien progreso alguno, recurren a la sencilla fórmula en vigencia: mentir. Porque si narraran la verdad, deberían admitir la profunda y persistente caída en la producción industrial, la inversión y el consumo masivo. También tendrían que dar cuenta de la dilapidación de las reservas y del elevadísimo endeudamiento que ha contribuido a la fuga de capitales rumbo a las corporaciones asociadas. Es evidente que todo eso está derivando en un crack de la situación social: miles de personas han perdido sus empleos, muchas de ellas han dejado de pagar alquiler y varias familias han sido lanzadas a las calles.

Esto es así; jamás recalamos en la exasperación de las informaciones para forzar un diagnóstico negativo. Si nos detuviéramos en historias particulares, hallaríamos aún más motivos para la crítica porque detrás de esos procesos acelerados hay personas. Personas que hace unos cinco años tenían una vida modesta y ordenada. Hoy carecen de todo y encima, deben andar cuidando que no les roben la mesita que alcanzaron a rescatar de la catástrofe y les sirve para apoyar las escasas pertenencias en las calles congeladas. Las gigantescas ganancias de los exportadores de alimentos sólo sirven para su crecimiento particular, lo cual no los priva de patalear cuando alguien sugiere un esbozo de presencia estatal para liquidar divisas en tiempo y forma.

EL SENTIDO DE LA PERSECUCIÓN. Sobre esta realidad, sería apreciable que muchas franjas decidoras del “todos son iguales todos roban nadie hace nada” –presuntamente apolíticas algunas, de izquierda y de derecha otras- observen la persistencia de los ataques sobre las figuras que encabezan las fórmulas electorales del peronismo. Sin ir más allá: el conjunto de las causas que pesan sobre Cristina Fernández de Kirchner se asientan en los cuestionamientos políticos a medidas de gobierno destinadas a promover la industria y el empleo. Medidas correctas para las cuales estaba habilitada la ex presidenta por mandato electoral y amparo constitucional. Los titulares de hoy, sin pretenderse irónicos, señalan que “El gobierno pide al FMI que le autorice mayores ventas de dólar a futuro”.

Ese hostigamiento, a la luz de la historia peronista, bien podría incentivar a algunos guardianes de la doctrina a evocar las difamaciones disparadas sobre la figura de Juan Domingo Perón después del golpe siniestro de 1955. ¿Por qué razón el diario La Nación y los grupos concentrados insistirían en cargar las tintas si no estuviera allí su adversario? En el mismo sentido, pero desde otro perfil, las vertientes que sostienen identidad y complicidad entre kirchnerismo y macrismo bien podrían comparar logros, presupuestos, niveles e indicadores entre un período y el otro en vez de cooperar de modo indirecto con el desánimo de quienes presuponen que la política es un mundo ancho y ajeno, y no el resultado de su propio accionar como ciudadanos.

En el año 2014 la sociedad argentina disfrutó el mejor nivel de vida de su historia. Un experimento comunicacional singular llevó a que los medios le dijeran al vecino promedio “usted vive mal” y una zona importante de la comunidad lo creyera aunque sus propios bolsillos dijeran lo contrario. El “país invivible” contaba con una ensalada subjetiva que debería avergonzar a emisores y receptores: sensación de inseguridad, inseguridad jurídica, avisos en Fútbol para Todos, rumores de corrupción, restricción relativa para la adquisición de dólares, ¡tarifas demasiado bajas!, el amigo de un pariente que contó en cena familiar que “los de La Cámpora roban así y asá”. De toda la propaganda, abrumadora pero imprecisa, sólo el famoso impuesto a las ganancias configuraba una referencia económica concreta.

Este párrafo tiene el sentido de salir al cruce de quienes suponen que no hay que hablar de lo ocurrido, como si la Década Ganada no hubiera existido, y como si los únicos dos períodos de desarrollo efectivo de la Nación no hubieran sido comandados por el peronismo. Claro que la campaña electoral debe apuntar a futuro y generar esperanza, pero regalar a la tergiversación mediática el conjunto de la obra construida tras la eclosión popular del 2001 es una descapitalización política inadmisible para el campo nacional y popular. La ola polar que sacude al país parece haber enfriado algunas mentes y cristalizado la memoria reciente, llevando a ignorar que los gobiernos de Adolfo Rodríguez Saa, Eduardo Alberto Duhalde, Néstor Kirchner y Cristina Fernández, sacaron al país del marasmo y lo hicieron Nación.

Aunque para algunos resulte fatigoso, es preciso señalarlo. Ayer Nomás hubo que afrontar la cesación de pagos en un país desindustrializado, poner en marcha a pura cuasi moneda –herramienta justa- el circuito interno de la economía, adecuar el tipo de cambio para evitar la invasión exportadora, reponer las negociaciones paritarias, contener a través de asignaciones, expandir las jubilaciones para reinsertar personas en el mercado, utilizar el crédito y el subsidio –originados en los impuestos a la sociedad- para dinamizar la producción, es decir, beneficiar a la sociedad, recuperar empresas clave del Estado en deficitarias manos privadas, absorber los recursos saqueados por las AFJP, promover el desarrollo científico técnico. Desde allí: fomentar el Unasur y a su través el Mercosur, aproximarse a Eurasia, dar batalla internacional contra los Fondos Buitre –mascarada del capital financiero concreto- y lograr inversiones privadas externas de carácter eminentemente productivo.

LA SALIDA DEL INFIERNO SÍ EXISTIÓ. Todo esto y bastante más con el feroz impulso del pueblo en las calles aquél 19 de diciembre que rajó la historia en dos. ¿Cómo no recordar la salida del infierno? Ese fue un triunfo colectivo de nuestra gente que hoy se oculta y así se refrenda que los proyectos en pugna serían más o menos “lo mismo”. A tal punto todo el camino resultó un logro social, que desde 1996, tomando en cuenta la experiencia previa del movimiento obrero, los desocupados se fueron agrupando en organizaciones que a través de emprendimientos, trueque y solidaridad consiguieron encauzar lo que bien podría haber sido el proceso fundador de maras y entidades delictivas variadas como ocurrió en otras regiones, indudablemente cercanas. En vez de dejar de ser trabajadores para pasar a ser delincuentes, los desempleados se afirmaron en su zona social para ratificar esa digna identidad.

Por estas horas, se pretende equiparar las políticas de ajuste que nos llevaron a la catástrofe, con las políticas activas que nos sacaron de ella. Un disparate que el pensamiento nacional no debe dejar pasar porque entonces sólo serviría para generalidades cultas en vez de ahondar en la hiper actualidad; la matriz de su propio origen. La funcionalidad bien puede ser el orgullo de quienes se nutren del forjismo mientras que las nubes de Ubeda configuran el hogar de aquellos que elaboran sin asentamiento en la acción. Si el pensamiento nacional no contribuye a la elaboración de políticas prácticas en el orden nacional e internacional, su rol histórico será puesto en duda.

En este marco preelectoral cunde el interrogante sobre si tal o cual candidato de las listas peronistas podrá llevar adelante la Política Nacional necesaria para salir de un nuevo marasmo. ¿Alguien suponía en 2003 que el ignoto Kirchner, gobernador santacruceño partícipe corcoveante pero partícipe al fin del ciclo menemista iba a desplegar una acción del volumen señalado? Ni siquiera realizó una campaña intensa, ni siquiera puso de relieve un programa peronista a la hora de subir a las tribunas. Lo cierto es que el futuro de la historia es, siempre, desconocido. Se construye con pensamiento y acción, y manejando las zigzagueantes variables de los alineamientos políticos bien propios de un movimiento vasto y vibrante. Con sus históricos, sus recién llegados, sus oportunistas, sus logreros, sus héroes y sus principistas.

CONFESIÓN. Este periodista todavía está asombrado por la magnífica reacción popular de comienzos de siglo y aún más por su canalización, esa que derivó en los indicadores de bienestar social registrados en aquél año mencionado. Después de haber padecido el último lustro de los años 90, cuando el ajuste parecía eternizarse y el re emerger del movimiento nacional una ilusión, el huracán productivo desatado en el primer tramo de la centuria presente, le sigue llamando la atención. El haber precisado, a costa de varios disgustos, los errores de construcción política sobre el cierre del kirchnerismo, no le ha invitado ni por un momento a “olvidar” la felicidad insuflada por haber podido participar, desde su función profesional y desde el posicionamiento político, en la puesta en marcha de la Argentina.

Todo esto sucedió. Desconocerlo para no contrastar con la propaganda reinante implica seccionar uno de los tramos más importantes y vivificantes de la propia historia.

 

• Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

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