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viernes , mayo 17 2024
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La Broma Infinita

Por GUSTAVO RAMÍREZ *

Un samurái no pelea contra otro samurái: pelea contra un monstruo

Roberto Bolaño

I

     La fuerte transferencia de ingresos que está realizando el gobierno de Mauricio Macri, no puede efectivizarse sin legitimar la violencia. El peso simbólico de sus medidas “republicanas” adquiere un peso práctico en la dimensión distorsionada del discurso. En tal sentido la detención injustificada, y fuera de la ley, de la Milagro Sala es un hecho político de cara al futuro inmediato. Cualquier atisbo de rebeldía popular será penado con cárcel sin respetar ninguna garantía constitucional. Toda causa es susceptible de ser armada.

El enemigo es el pueblo. La imposición de un plan económico dañino para la industria nacional, que afecta al consumo y la producción interna, solo puede sostenido por el ejercicio sumario de la violencia del Estado. Un Estado mercenario que se aleja de sus conceptos básicos y traza una agenda diseñada en las oficinas secretas de Wall Street. La visión política de Macri se pergeña a través de las necesidades empresariales. Un empresariado embrutecido por la dinámica social de su propio terruño. Un empresariado anti-nacional que descree del trabajo y apuesta a la madriguera financiera.

El gobierno anti-nacional puso en marcha toda la estructura necesaria para desmantelar al Estado y crear los nichos fundacionales de su política liberal. No son los ’90. Es una dinámica distinta y diversificada con un contexto internacional movilizado por la crisis económica y los conflictos bélicos focalizados. Todos ellos incluyen a Estados Unidos como agente dinámico y promotor de las crisis. Argentina modifica sensiblemente su posicionamiento en el mapa internacional y establece una alianza de sumisión con el país del norte.

Frente a comparaciones históricas y con las cartas sobre la mesa éste gobierno marca la cancha estableciendo que no es el gobierno de la Alianza. Contrariamente, a lo que el sentido común de los sectores populares establece, el gobierno no sufre el descrédito de colectivo de sus electores. Busca afianzar alianzas con sectores sindicales que guardan cierta afinidad política y establece parámetros de control social a través del dominio inmediato de la justicia y de los medios. A sabiendas que en el Congreso no cuenta con el apoyo necesario para usufructuar leyes a su beneficio.

 

II

     El plan económico del gobierno del cambio, que a ciencia cierta nadie conoce en profundidad, pretende erosionar el tejido social achicando el Estado a partir de despidos masivo, pero también implica una transferencia de ingresos de proporciones siderales. Son los sectores populares quienes absorberán el costo del ajuste, mientras los beneficios caerán en los sectores dominantes de la economía. La tracción del trabajo en la movilidad del consumo interno ya no es eje de las políticas sociales. Eso es lo que comúnmente desde macrismo tildaron de populismo.

En su realineamiento con los Estado Unidos el gobierno anti-nacional utiliza las argumentaciones del patrón. Primero fue el decreto de Emergencia en Seguridad Pública y ahora el Protocolo de Seguridad. Ambos son elementos centrales en la criminalización de las movilizaciones políticas. Quien piense que la detención de Milagro Sala es un hecho fortuito emparentado con la apariencia de justicia carece de criterio fino para observar el contexto. La dirigente social está detenida ilegalmente y su “proceso” comenzó en paralelo con el lanzamiento del decreto.

“Si no se van en cinco minutos lo vamos a sacar”, expresó sin eufemismos la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich al defender el Protocolo de Seguridad. “Las fuerzas de seguridad podrán actuar de manera inmediata”. Agregó para despejar dudas de que va la medida.  La criminalización de la protesta es un hecho y pronto lo será la represión. Nadie está a salvo de ahora en más.

Las argumentaciones esgrimidas por el gobierno frente a las manifestaciones sociales carecen de fuerza específica, pero están legitimadas por un discurso imperante en sentido común de sus votantes: Tengo derecho a circular. Ese aval de peso simbólico realza las posiciones reaccionarias que desconocen al conflicto social como tal. Quienes se movilizan son tan vagos como ñoquis son los trabajadores del Estado despedidos por éste gobierno.

Como señala un comunicado del CELS “La circulación es más importante que la integridad de las personas y que los derechos a la protesta y a la libertad”. En el mismo comunicado el CELS aclara que “el protocolo amplía las facultades policiales para reprimir y criminalizar las protesta social. Al mismo tiempo, no prohíbe explícitamente el uso de arma de fuego en las manifestaciones, prohibición que se había logrado en 2004 y que fue volcada en la resolución 210/2011, ni el uso de balas de gomas para dispersar la protesta. Tampoco impone obligaciones al uso de uniformes, ni de identificación de los policías y de los móviles”.

     Las nociones argumentativas del macrismo se desdibujan en sus propios contornos. Con Milagro Sala detenida ilegalmente no existen resquicios sociales y políticos para sostener que no se están avasallando derechos sociales. La corporación judicial paga favores y se saca el lastre de encima. Una de las mejores maneras de erradicar la pobreza, para éste tipo de gobierno, es el uso de la “violencia legítima” tal como lo enuncia la Ministra con altas vinculaciones con el Departamento de Estados norteamericano.

 

III

El hiperrealismo de Cambiemos ficcionaliza crisis allí donde el Estado de Bienestar propagaba su estrategia de justicia social. El peso de la herencia, términos que colapsan en la verbalización de un presidente con bajos instintos y reflejos limitados, promueve un deslizamiento de la culpabilidad hacia las fronteras del odio anti-peronista que no se ha alejado un ápice de las clases contreras.

Sin embargo fue el propio gobierno quien en menos de dos meses sumió al país en una crisis maquiavélica. El retroceso social que implican sus medidas políticas podrá medirse a corto plazo. Perón sabía que la víscera más sensible de los ciudadanos comunes es el bolsillo. Allí es donde los filisteos de panza llena verán las consecuencias de sus actos.

Mientras tanto el mundo se mueve. El Papa Francisco exaspera a los alcahuetes de Dios mandándole un Rosario a Milagro.   Pasa por México y no se apoltrona en los estudios de televisión. Va a Chipas y a Ciudad Juárez. Localidades que desangran a un México envuelto en llamas y sangre. No hay imágenes febriles ni informes furtivos en los medios de acá. México es solo la tierra de los mariachis, el Chavo, la cerveza liviana y la comida picante. No existen periodistas valientes. Así que el cronista de TELEFE va a Ciudad Juárez, una de las más peligrosas del mundo a cubrir el éxito fugaz de un grupo de monjitas piadosas que cantan canciones pop para el Papa. La desinformación es llamativa. Sobre todo porque extraer datos de la realidad mexicana serviría para analizar lo que sucede en Argentina con el decreto de Emergencia en Seguridad Pública y la Guerra al Narcotráfico.

Un dato curioso que se desprende de un informe del Observatorio de Políticas de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires. El mayor aumento del delito en nuestro país se registra en el período que abarca el año 1991 hasta el año 2000. Etapa donde se produce la mayor ruptura del tejido social. La guerra contra el crimen no es más que un eufemismo para terminar con la movilidad social y vaciar el territorio de cuadros políticos. Ya lo vivimos con la dictadura.

Nada es casualidad. Cambiemos. Y entonces el presidente de Estados Unidos, el blanco, Barack Obama viene a visitarnos justo para el 24 de marzo. Una mojadura de oreja. Una broma infinita. Sentémonos a la sombra, hablemos de langostas.

     Mientras tanto, el periodismo independiente que mutó su piel lagarto a periodismo obsecuente, nada reivindica más que el fin de la profesión. Envueltos en sus propias ganancias se acorazan de silencio y parasitan cómodamente en las pantallas durante sueños prime time. Llenos de satisfacción dionisíaca, los eyaculadores precoces de la desinformación dolarizada, exponen sus miserias y ocultan el estado de sitio en el cual sumieron a la profesión. Nada braman contra el Protocolo de Seguridad que viola la tan “defendida libertad” de expresión de otras épocas –recientes y frescas- al restringir a un corralito la labor del periodista. Claro, si es posible que aun en esos medios quede alguno.

Mientras tanto, emergiendo del gueto del inframundo el Movimiento Obrero en sus expresiones sin foto comienza a organizar la resistencia. No en el sentido épico que tanto gusta instrascender al kirchnerismo bobo. Si no en un sentido práctico. El primer foco hacia la disputa de poder lo movilizan los gremios que nuclean a los trabajadores estatales con un paro significativo el 24 de febrero. Habrá que ver si la medida trasciende el plano de la denuncia y traza el contenido programático de una agenda común que incluya al Movimiento Obrero en su conjunto. Si algo empieza a quedar claro en la geografía multidimensional de la expresión popular, es que la representación de los trabajadores no está bajo la égida de dirigencias vetustas y rancias. No son Moyano, Barrionuevo, Venega, Martinez, entre otros, los exponentes directos de voces mucho más agudas y profundas. Son la particularidad de un sector que ha corrido detrás de los intereses reducidos de su propia estirpe.

Es tiempo de pensar. De agudizar los sentidos para no perder el rumbo de la construcción política y social de los últimos años. Fuera del ombliguismo escenográfico otra realidad es palpable y posible. La organización vence al tiempo, tal cual lo propone la conducción primigenia del Movimiento. Llegó la hora de ser inteligentes sin regalarle nada a nadie. Es ahí donde también el kirchenerismo duro deberá sincerarse y realizar su propia lectura del bushido peronista, al fin de cuentas los samuráis nacionales siempre han peleado contra los monstruos de la oligarquía.

* Feos, Sucios, Malas / La Señal Medios

 

 

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