Por Hector Amichetti*
El Banco Central de la República Argentina (nuestra querida nación que procura ser soberana), acaba de desplazar a los máximos directivos de la filial local del HSBC por facilitar maniobras de lavado, evasión y fuga de capitales.
La reacción no se hizo esperar, en su edición de ayer el diario «Clarín» titulaba: «Crece el rechazo por los desplazamientos en la cúpula del HSBC», dando cuenta en su artículo del malestar expresado contra la resolución del Banco Central, por parte de AEA (asociación que integran multinacionales y el Grupo Clarín), la Sociedad Rural Argentina, ABA y ADEBA (que agrupa a los bancos extranjeros), Colegios de Abogados y Cámaras de Comercio sectoriales (estadounidense, británica, canadiense, francesa y argentino-brasileña).
HSBC son las siglas de Hong-Kong and Shanghai Banking Corporation, entidad creada por el Imperio Británico en 1865 para administrar las fabulosas ganancias generadas por el tráfico de opio.
Con el resultado victorioso de una guerra, los ingleses impusieron el opio en China, además de arrebatarle hasta 1997, la región de Hong Kong.
La entidad bancaria, líder en el esquema mundial de las finanzas que apuntala el actual sistema capitalista, lleva ya 150 años en la administración de negocios espurios.
No es que buena parte del «Círculo Rojo» que opera en territorio argentino haya salido en estos días a manifestar solidaridad con la corrupta trayectoria del banco en cuestión, es mas bien una muestra de preocupación por una decisión del Banco Central que expresa la voluntad de poner límites a sus maniobras de evasión y fuga de capitales.
Estadísticas confiables aseguran que la fuga de capitales en nuestro país supera los 370.000 millones de dólares.
Imaginémos lo que representaría para Argentina si esos recursos, surgidos de actividades comerciales, producción y trabajo de los argentinos/as, fueran volcados a inversión para el desarrollo económico y social de nuestra patria.
El veterano economista francés René Passet, habitual columnista del periódico «Le Monde», informó hace algún tiempo que las transacciones financieras puramente especulativas con monedas alcanzan la cantidad de 1.3 billones de dólares diarios, suma similar a las reservas de todos los bancos nacionales del mundo.
Passet advierte que ningún Estado puede resistir más allá de unos pocos días las presiones especulativas de los mercados.
De esto hablamos cuando decimos que el Proyecto es de Liberación y sostenemos la imperiosa necesidad de una reforma financiera que establezca nuevas regulaciones para los bancos extranjeros, auditores externos, figura penal para los directivos de las entidades que delinquen, estricto control sobre la utilización de sistemas informáticos, la imposición de más crédito en condiciones accesibles para la producción y el consumo nacional.
En esa dirección apunta la firme decisión del Banco Central.
Las Corporaciones que controlan buena parte de la economía en nuestro país necesitan recuperar el manejo del Banco Central, desean volver a manipular el Estado para ponerlo en función de sus intereses, anhelan restablecer un gobierno oligárquico en la República Argentina.
Desprecian la Democracia, los desespera la sola idea de que las mayorías vuelvan a imponer su voluntad en las urnas y es por eso que tratan de deslegitimar las elecciones.
Al igual que el sesquicentenario HSBC parecen añorar el tráfico de opio.
Es que aquella sustancia servía eficazmente a las fuerzas del Imperio, como un instrumento más, para dominar a los pueblos.
Es que aquella sustancia servía eficazmente a las fuerzas del Imperio, como un instrumento más, para dominar a los pueblos.
* Secretario General Adjunto FGB / La Señal Medios