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domingo , abril 28 2024
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Argentina en Cepal

 

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

Quién sabe que trascendencia se otorgará a lo ocurrido hoy. Sabemos cómo está el clima político interno y desde hace rato que la Argentina tiene una valiosa postura internacional sin que la misma sea reconocida puertas adentro. Lo acaecido pocas horas atrás en el Centro Cultural Kirchner fue relevante, aunque no tanto como otras expresiones que pasaron desapercibidas.

Nuestro país, a través de su presidente Alberto Fernández, asumió la presidencia pro tempore de la Comisión Económica para América latina y el Caribe (Cepal). Una función que se extenderá por dos años. Fue el mismo anfitrión quien relacionó este desafío con el que lleva adelante en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Si repasamos sus definiciones, observaremos continuidad con muchos otros planteos nacionales.

El presidente afirmó que en América latina y el Caribe «la brecha entre ricos y pobres es la más profunda del planeta» y aseguró que esta desigualdad «es consecuencia directa de quienes pugnan por un Estado ausente que deje en manos del mercado la solución de aquella desigualdad». Por eso, en toda la región, «se impone el imperativo ético de cambiar este presente y unirnos en ese esfuerzo común».

Es que «vivimos en el continente más desigual del mundo. Aquí la brecha entre ricos y pobres es la más profunda del planeta», señaló, y agregó que «es hora de derribar muros y construir puentes».

Quienes sostienen el desequilibrio, dijo, «son los mismos que con sus políticas permiten que el ingreso se concentre en pocos mientras la pobreza se distribuye en millones de seres humanos. Así, la riqueza se acumula en paraísos fiscales y jamás se derrama sobre los más necesitados. Jamás”. Enseguida explicó que «aprovechando la desazón que generó la pandemia y los efectos económicos de la guerra, los discursos extremistas y violentos han proliferado», y advirtió que «quienes buscan debilitar y erosionar las democracias tienen intereses específicos que los llevan a promover la polarización extrema».

«Todos sabemos bien que el empeoramiento en la distribución del ingreso y en la cantidad y la calidad del trabajo no es producto de quienes creemos en un Estado presente promotor de políticas activas que induzcan a construir una sociedad más justa e inclusiva», remarcó Fernández. Para empezar a resolverlo, llamó a «volver a construir la Patria grande» y consideró que «la coyuntura actual de la región requiere una mirada crítica y respuestas innovadoras para diseñar políticas y soluciones hechas en América latina y para América latina y el Caribe».

Alberto se refirió a la crisis climática y la transición energética y dijo que «es esencial profundizar las acciones en procura de este desarrollo energético mediante la identificación de proyectos, la cooperación a nivel regional y la búsqueda de fuentes de financiamiento de parte de los principales organismos multilaterales de crédito». «Ahora que el BID ha vuelto a manos latinoamericanas y del Caribe, necesitamos recursos para que la transformación que planteamos pueda materializarse», señaló.

También subrayó la necesidad de «reducir la brecha tecnológica» dado que «se relaciona directamente con la localización de las inversiones productivas en nuestros países». Por eso, «debemos cooperar juntos, como región, en políticas públicas que estimulen la inversión privada para democratizar la conectividad; también podemos trabajar juntos en una agenda 4.0 entre los países de América latina y el Caribe en áreas como la economía del conocimiento, la tecnología satelital, la inteligencia artificial y la ciberseguridad».

Al respecto, destacó que «el documento núcleo que presenta la Cepal plantea ejes de trabajo muy valiosos en relación a reducir la brecha tecnológica», y consideró que «brindan la posibilidad de identificar los vectores que permitan asociarnos en la cadena de valor como eslabones que agreguen tecnología y empleo en el proceso de producción».

«En este tiempo nadie se salva solo», afirmó el Presidente, citando al papa Francisco. Cerró invitando a los representantes de la región a que «estemos juntos».

La historia de la Cepal no es grata para los argentinos. Hace 59 años que este país no lidera el organismo. Cuando lo hizo, fue Raúl Prebisch el encargado de trazar una huella sinuosa y confusa. En el encuentro, claro, se lo evocó con sobrio afecto. Pero importa este presente. Es probable que las dificultades internas –y algunas presiones externas- estén ralentizando el despliegue de una política regional que, sin embargo, mantiene los lineamientos básicos de nuestra historia.

En este día, la Argentina se hizo cargo de la conducción de la Cepal. Mientras, activa el Mercosur, pone a la Organización de Estados Americanos (OEA) en su lugar, apuntala el espíritu unificador de la Celac, gestiona inversiones con las potencias euroasiáticas, ingresa al BRICS. Ratifica el rechazo a las exclusiones y la promoción del diálogo con todos los protagonistas. También, desarrolla extrañas vinculaciones con los Estados Unidos para atenuar el efecto de las demandas del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esta faja de la realidad es, también, parte del presente.

  • Director La Señal Medios

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