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viernes , mayo 3 2024
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CGT, Gobierno, Frente de Todos. ¿Es poder el poder popular?

 

Por LAUTARO FERNÁNDEZ ELEM *

 

La decisión de una buena parte de la política de desconocer la organización popular no es nueva. Dado el discurrir de los acontecimientos y la persistencia en el error me atrevo a decir que durante el gobierno de Macri fue igual, sólo que la masividad opositora conducía a enaltecer todas las movilizaciones.

En este lunes 18 de Octubre, cientos de miles de trabajadores organizados se movilizaron a lo largo de las avenidas Paseo Colón, Independencia, 9 de Julio y calles linderas. La desorganización de la cabecera y la ausencia de un acto central que aglutinó las pocas pero claras consignas fueron solo asteriscos en una convocatoria que no se veía, por parte de la Confederación General del Trabajo, desde hace 4 años. Una expresión de realidad y fortaleza indiscutible. Podemos cometer nuevamente el error de aquel 7 de marzo del 2017 y sacarle fotos al robo del atril o podemos esta vez sí, difundir las imágenes de la imponente movilización que en sí misma es un hecho a destacar.

Fue una movilización nacional para ciertos sindicatos, metropolitana para las organizaciones populares, y local para otros grupos. No se puso toda la carne al asador y fue más que suficiente para expresar lo que se expresó. Ningún gremio movió al 100% de sus posibilidades pero no hay nada por reprochar, puesto que es la movilización más grande y necesaria desde el 10 de diciembre del 2019; además, encamina algunas líneas hacia el congreso que definirá autoridades. “Servicios-industria-transporte” lanzó un dirigente como preanunciando la conformación tripartita.

El día domingo, a su vez, se dio una también importante concentración en Plaza de Mayo. Si bien más reducida y menos identitaria, buscó generar un hecho político que también respalde críticamente la gestión del Frente de Todos.

La –acertada– ausencia del presidente fue suplida por la presencia de otros referentes de menor rango que lograron contener dentro de las filas del Frente las propias críticas al Frente. Es decir, se generó un interesante espacio donde los compañeros pudieran expresar su descontento interno de manera alegre y poco organizada.

El 18, los receptores de varias de esas críticas (la CGT), expresaron su enorme capacidad de orgánica, organización y movilización. Su conducción entonces, mostró que tiene en sus manos un poder de fuego interno y externo con el que cualquier gobernante quisiera contar.

¿Sabe qué? El Frente de Todos, si lo decide, cuenta con él. Pero en vez de estar debatiendo por su representación, la desconoce y se asienta en lo controlable. De muchos dirigentes ya ni siquiera pedimos que se arroguen la conducción del evento, simplemente que no omitan que existe y asuman con un mínimo orgullo que son parte del mismo movimiento de masas.

El presidente Alberto Fernández, en vez de montarse sobre 17 y 18 para ungir una “doble jornada histórica de los trabajadores en defensa crítica de su gestión” y utilizarla como espalda para enfrentar a los grupos corporativos, decidió poner las palmas hacia abajo y pedir calma como cierto jugador en el Mundial 2002. Mientras se movilizaban miles de personas en la Ciudad de Buenos Aires, el flamante secretario de Comercio Interior Roberto Feletti se reunía con los empresarios supermercadistas para intentar garantizar el congelamiento de precios. No sé si sucedió, pero ojalá les haya dicho “ojo que si no cumplen: miren…” exhibiendo la gran movilización de este lunes.

Evidentemente ha virado la concepción de “demostración de fuerza” y lo vemos en dos planos. Ante los empresarios se pone sobre la mesa “la confianza del mundo” y algunos indicadores proyectivos. En el plano interno, tenemos una variable novedosa. El día domingo, las organizaciones políticas más fuertes del Frente de Todos movilizaron sin bandera, convocaron a medias y des convocaron al 18. Así entonces, la demostración de fuerza se ejerce en el daño a la movilización ajena y no en el fortalecimiento de la propia: “haciendo el vacío” y no “copando”.

El poder de Cristina está cada vez menos demostrado en lo práctico y más en lo simbólico. “Nosotros tenemos los votos” pero se pierden elecciones, “nosotros tenemos la gente” pero las movilizaciones masivas no son de sus organizaciones, “tenemos la máxima referencia política” pero las decisiones económicas fuertes no suceden. ¿Dónde se expresa entonces ese enorme poder potencial sino en su declamación y la aceptación ajena? Y si el poder es sólo de daño y no de construcción, ¿es poder un poder popular?

Una parte mayoritaria del movimiento obrero mostró los dientes. Los empresarios se alertan por su filo pero la dirigencia política mira si tiene caries.

Según dichos del presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, ya se prepara una gran articulación entre “Congreso y el Consejo Económico y Social” con los empresarios recientemente recibidos y la oposición sobre 10 puntos básicos. La ya descontada derrota electoral del 14 de noviembre en vez de reorientar a la conducción hacia la representación de la fuerza y el interés propio, mueve el eje del Frente de Todos hacia un pivote tan solicitado como endeble: el de administrador. Que todos estén relativamente conformes y que, parcialmente, avance algunos pasos, tan lentos y frágiles como distantes del objetivo.

Con sus debates y contradicciones, el pueblo levantó la voz, marcó un camino y esbozó ideas de cómo recorrerlo. En tiempos donde reina la zozobra, la única certeza –como siempre– la mostró, en la calle, el peronismo.

 

  • Sindical Federal / Desde el Barrio / LSM

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