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viernes , mayo 3 2024
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POLÍTICA, NO MILAGRO

 

Por ARMANDO VIDAL *

 

Con el título “El golpe de Cristina”, el autor creyó que desde el último vagón podía adelantarse a los hechos, y se equivocó. El mismo viernes, el tren (¿de la victoria?) dejó atrás la estación “Los Ministros” y aceleró su marcha hacia las elecciones del 14 de noviembre. El milagro de la política.

 

Acorralados, perplejos y confundidos habrá muchos hoy en la Argentina, y entre ellos yo. Tanto, que a las seis de la mañana de ayer fui a buscar los diarios al kiosco porque los viernes me traen uno solo: Diario Popular, un diario pensado para obreros en el tranvía. Ja, sonrío por la ocurrencia.

Sabés que recuerdo Emiliano y quiero escribirlo antes de que se lo lleve el tiempo: que yo iba en el tranvía desde Quilmes cuando vi desde la ventanilla un diario que creo era el vespertino La Razón con un título a toda portada que decía: “Murió Angel Vargas”. Era el 7 de julio de 1959. Era un martes, confirmé ahora. Yo tenía dieciséis años. No sé adónde iba.

Vuelvo al presente, viernes 17 de septiembre, todavía oscuro, con gente durmiendo en la calle. Camino hasta el kiosco de Martin García y Montes de Oca. Pasé entre porteros que barren la vereda con agua potable y me llevé Pagina12 , que no compro los viernes y oh…¡ también Clarín!, que no compro desde hace años y cuyo título fue: “Cristina lleva al límite la presión sobre Alberto Fernández”.

Me llamó la atención un título de otros tiempos de Clarín, un título contemplativo y hasta diría responsable tomando en cuenta la grave situación.

¿Por qué no tituló “El golpe de Cristina”? Un título como una estocada fatal. Me consuela que no lo haya hecho.

Sí, para mí lo de Cristina fue un golpe con el puño sobre la mesa, hastiada, cansada hasta diría sin pensar a fondo las consecuencias. O quizás sí, no lo sé.

No tengo duda alguna sobre lo que siento y quiero como ciudadano, ni tampoco en lo que fui diciendo como periodista que ve las cosas a la distancia, con ojos de viejo sostenidos a pura gota de esperanza.

No, me digo, así no. Porque lo que dice Cristina, seguramente con razón, deja a Alberto Fernández espantosamente solo. Como un chico castigado por una maestra severa, diría una madre muy enojada.

Ella lo eligió a Alberto y el pueblo lo votó porque ella lo eligió.

Todo lo que se espera ahora será consecuencia de esa decisión de Cristina. No sé si procuró verlo antes de difundir la carta de la cual tomé conocimiento de pronto, mientras fue a buscar un café, ví que la leía Víctor Hugo Morales en su programa de C5N, el jueves.

¿Qué pasó? ¿Qué está pasando?, me preguntaba. ¿Qué pacto, si lo hubo, se rompió?

Cristina fue Cristina con su carta del 16 de septiembre, día del golpe definitivo de la autollamada Revolución Libertadora contra Perón, que en 1955 puso fin a su segundo gobierno y la condenó a dieciocho años de exilio, y también de San Cornelio, un Papa martirizado.

Pero Cristina no pensó en fechas. Pensó en que Alberto Fernández cambie su gobierno, que también es de ella, sin miedos ni contemplaciones en atención al mandato del pueblo que el domingo pasado expresó su bronca e indiferencia por la suerte del Frente de Todos… y votó a favor de sus verdugos.

¿Duro, no?

Es tan duro este desenlace que estremeció a las Madres y a las Abuelas de Plaza de Mayo que claman por la unidad como si temieran catástrofes.

¿Unidad? ¿Pero cómo? Casi no importa hacerse la pregunta… ¿cuándo?

La crisis le regala el Congreso de la Nación a la oposición. Arrastra todo, como un alud de barro.

¿Cristina pensó en lo que pasará con ella con el retorno de los brujos al gobierno?

Pero así se escribe la historia. Que la hacen los grandes protagonistas, como lo es Cristina.

Y vale recordar a Norberto Bobbio, que en “Senectute”, su último libro, dijo que las ideas y la historia política no corren en paralelo porque hay momentos en que se adelantan y otros que se atrasan, que a veces son como el gallo que anuncia la aurora y a veces la lechuza que anuncia la noche.

Bobbio, filósofo, politicólogo y jurista italiano, murió en 2004, a los 95 años. Y escribió como una de las conclusiones de su vida que había aprendido a respetar las ideas ajenas y a entender antes de discutir y condenar y que por ello, dijo, ”detesto con toda mi alma a los fanáticos”.

Para tenerlo en cuenta y esperar Emiliano. Y nunca hay que descartar un milagro entre argentinos.

 

Fuente: Radio Gráfica, 18/7/2021, programa “De acá para allá”, sábados de 12 a 13, con la conducción de Emiliano Vidal.

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