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sábado , abril 27 2024
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Apuntes a contramano sobre DONALD TRUMP HOY. Y alguna pregunta clave

 
Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

(Texto inspirado por las preguntas de Leo Delgado Dodds y cuya lectura bien puede estar acompañada por un trasfondo que incluya a todo el planeta. No sólo a EE.UU., China y Rusia)

 

Al arribar al gobierno, Donald Trump observó que el despliegue internacional bélico norteamericano era inversamente proporcional al dinero invertido para potenciar la producción y el mercado interno. Por eso sus primeros tres años hizo lo contrario, recibiendo el repudio del esquema finanzas – armas – drogas canalizado públicamente a través de los grandes medios. Logró, después de un lustro, alzar el PBI y muy especialmente su componente industrial.

Pero el drama norteamericano no se circunscribía a esa dualidad. El andamiaje estaba sostenido por una combinación de emisión y deuda que evidenciaba debilidad estructural. Al mismo tiempo, la aguda concentración de recursos sobre las franjas más poderosas se había concretado a expensas de las capas medias –en proporción, durante las dos décadas previas perdieron más dinero que las sumergidas- perjudicando el consumo y desacelerando la producción y la circulación.

Al intentar poner en marcha una renovada Norteamérica industrial, el hasta hoy presidente no desarticuló la influencia del suprapoder sobre la política, la inteligencia, las Fuerzas Armadas y el Congreso. De allí que, en una nación cuya cultura política fue doblegada por el macartismo, haya construido una satisfactoria imagen de emprendedor solitario… que no estaba tan reñida con la realidad.

Es lógico preguntarse si tal desmembramiento del llamado Estado Profundo era posible. Aunque no exista respuesta bien puede señalarse que resultaba necesario. En una de esas lo cortés, a veces, hostiga lo valiente; pues el estilo auto dimensionado de Trump perjudicó la elaboración de una contracara asentada en un bloque industrial de empresas con anclaje en el mercado local. Para lograr semejante potencial, el jefe de Estado debería haber compartido la elaboración del rumbo integral de su administración. Imaginen.

Aunque cuando una nación está dinamitada en sus cimientos –como los pilares y las vigas inferiores de las Torres Gemelas antes de los “ataques”- cualquier salida clara se complica. Pues también, es preciso indicar que muchas de esas firmas están corroídas desde adentro con numerosos accionistas originarios en la región buitre de la economía.

La eclosión de esa política industrialista, verborrágica y desmilitarizadora de Trump se condensó en la eyección de John Bolton, quien había oficiado como articulador del poder concentrado desde la gestión Ronald Reagan en adelante. Allí su conducción estratégica estimó que el riesgo era enorme porque efectivamente los EEUU iban camino a ser una gran nación y no El Imperio absoluto para lo cual ya no les daba el piné. Una política de repliegue militar en el Mar de China Meridional, Oriente Medio, Afganistán, entre otros espacios, privaba a ese sector de los recursos públicos estadounidenses.

Paso a paso, la tríada finanzas – armas – drogas, generó el ataque a la refinería saudita, el atentado contra Qasem Soleimani, el pedido de juicio político y la radicalización de la propaganda «humanista» de la CNN, The New York Times y varios más. A tal punto que las demandas de las mujeres y, ahora, las de los negros, han sido puestas en pantalla con esmero encomiable. Que nadie se confunda: esto no significa que las protestas no estén justificadas. Estamos hablando de su aprovechamiento para condicionar el futuro del gobierno norteamericano por parte de quienes jamás se preocuparon por semejantes causas.

La pregunta a futuro es: ¿metieron en caja a Trump? Era una de las posibilidades desde el mismo arranque, tomando en cuenta que en ese país cuando un presidente no obedece al alto comando financiero, simplemente lo asesinan. Las empresas que se han adentrado en la Reserva Federal son las que guían el gatillo de los turbios agentes de la CIA. Veremos.

Si Trump se aviene a las necesidades del agujero negro rentístico, volverá a ser un triunfador alto y rubio (hasta ahora es identificado como un gordo dictadorzuelo latinoamericano). Por lo pronto, el PBI industrial ha caído y no sólo por la epidemia, y el presupuesto militar volvió a incrementarse. Puede que el presidente quiera sobrevivir.

Hay algo seguro: si se impone Joe Biden, el objetivo destructor se habrá alcanzado. Habrá grandes discursos democráticos, muchas balas fronteras afuera y escasa producción puertas adentro.

En ambos casos (Trump reconvertido, Biden desplegado) el gran perdedor será el pueblo norteamericano. A su vez, la Multipolaridad tendrá más dificultades para consolidarse. Pero igual logrará imponerse, pues las matemáticas dominan el mundo, como decía una pragmática profesora durante el período de estudios secundarios de quien esto apunta. Disculpas por el materialismo vulgar, pero los vectores de los competidores van en sentido opuesto.

Es probable que los historiadores reserven a Trump un lugar árido, frío y solitario. Aún más inhóspito que el ofrecido a Franklin Delano Roosvelt, aquél demagogo de los desempleados y las zanjas. ¿Qué esperaban esos red necks? ¡Si resultaron peores que los -recientemente bautizados- afrodescendientes!

 

• Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

 

 

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