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sábado , mayo 4 2024
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FUENTES SEGURAS / Las acciones urgentes delinean el futuro

Mientras se busca salir del marasmo, el desafío radica en insertar nuevos jugadores que quiebren la monpolización económica sin contrastar con los monopolios. ¿Es posible? El humor de las entidades agropecuarias. El poder rentístico golpea el presente para precaverse de la peronización futura. Cómo inciden la cultura y la comunicación en la economía. La importancia de Guzmán, las perspectivas de Basterra.

 

Por GABRIEL FERNÁNDEZ *

 

Es inevitable suponer que los intereses económicos son determinantes. El descubrimiento de su potencia a la hora de influir en las conductas de los grupos humanos configuró uno de los grandes avances en el análisis político.

Sin embargo, la identificación del estudio a fondo de la actualidad con una “ciencia” viene complicando, desde hace tiempo, una cabal interpretación de la dinámica propia de los distintos niveles que componen la sociedad.

Las versiones liberales y otras más atractivas de rasgo socialista se han posicionado por sobre la imprescindible detección del aquí y ahora, con sus componentes históricos, culturales y psicológicos.

La Argentina es un buen ejemplo de eso. Excede de modo notable a los espacios sociales medios que el forjismo caracterizó limpiamente como zonzos.

Grandes productores agropecuarios que pagaron impuestos superiores durante el macrismo, condenan a viva voz y convocan a un paro contra la suave disposición recaudatoria del presidente Alberto Fernández.

Grandes empresarios que vieron descender profundamente su producción en el ciclo previo, patalean contra las necesidades fiscales presentes y, ante el mínimo despliegue del consumo, alzan los precios perpetuando la inflación.

Así, los economistas más honrados –y ni hablar los contadores- devanan sus sesos para hallar una lógica que conduzca a una conclusión. Como la cultura historizada, la comunicación y la política no siempre integran sus análisis, se presentan como científicos pero guitarrean como folkloristas.

 

PINTURAS RUPESTRES. Algunos miembros de una Mesa de Enlace que cruje ante la realidad, lanzaron un paro de cuatro días que, si somos rigurosos, se opone al descenso de las llamadas retenciones. Si, cuestionan un volumen proporcional menor en el presente mientras respaldaron uno superior ayer nomás.

Repasemos las declaraciones de un productor emblemático, planteadas durante el período liderado por Mauricio Macri: “El sector está pagando muchísimo dinero en impuestos, más que en la época de Cristina de Kirchner. Pero la sensación que tiene el sector es que tiene en Macri un interlocutor válido. En el campo estamos mal, pero contentos. Pagamos más, pero contentos”.

¿En qué ciencia social y económica pueden ubicarse esas palabras de Gustavo Grobocopatel? Frente a sinceramientos equivalentes, alguna vez don Arturo Jauretche indicó: “es al ñudo hacerles caras lindas”.

Pero no hay que apurarse a sacar conclusiones antigubernamentales de tono clasista. El gobierno actual sabe que ese es el razonar promedio de una franja privilegiada de la sociedad. La cuestión pasa, además de entender, por contar con el poder exacto para ir un paso más allá.

 

LA ACCIÓN OFICIAL. Veamos. El Gobierno nacional formalizó el aumento de las retenciones para la soja, del 30% al 33%, y la reducción para una decena de cultivos relacionados con las economías regionales, a través del decreto 230/2020 publicado en el Boletín Oficial.

La medida también contempla compensaciones a productores de soja que comercialicen menos de 100 y 1.000 toneladas anuales de oleaginosa; tributarán alícuotas que irán del 20% al 30%.

El decreto remarcó que “resulta fundamental establecer políticas inclusivas de la actividad exportadora de las economías regionales que mejoren su desempeño y que incrementen la competitividad de la exportación de bienes y servicios a medida que mayor sea su valor agregado“.

También subrayó que “resulta imprescindible mejorar los ingresos fiscales en un contexto económico de endeudamiento, alta inflación, recesión creciente, desempleo generalizado y emergencia alimentaria”.

Además recordó que “el artículo 52 de la ley 27.541 de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública faculta al Poder Ejecutivo Nacional a fijar derechos de exportación cuya alícuota no podrá superar los límites allí previstos”.

 

LA REACCIÓN DESPAREJA. Puertas adentro de una Mesa sin fundamento económico abarcativo se registraron dos posturas. Carbap y Coninagro impulsaron la protesta, mientras el resto temblaba  por hallarse ante un horizonte favorable y al mismo tiempo ante la rabia del Patrón.

Todos coincidieron en la incapacidad movilizadora que hoy los caracteriza, a diferencia del Gran Engaño Mediático que lograron imponer durante la pulseada registrada contra el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

(Un apunte irónico al respecto. El proyecto de Ley 125 que tanto revuelo armó fue redactado por el entonces ministro de Economía Martín Lousteau. Su definición en el Congreso, estuvo en manos del entonces vicepresidente, al frente del Senado, Cleto Cobos. Alguna reflexión puede surgir de esa evocación).

Nuestras Fuentes Seguras dejaron claro el panorama. “Hemos hablado con decenas de productores. Detalle más o menos, comparten la política oficial y hasta se sorprendieron porque no encontraron funcionarios que propongan aumentos proporcionales a sus ganancias”.

¿Entonces? “Hay algunos referentes, sobre todo de Carbap, que alzan la voz ´como en el campo´ ante sus peones y ninguno de los que había planteado su acuerdo sale a contradecirlos y mucho menos a hablar en los medios para explicar cómo son las cosas”.

¿A qué le temen? “A la autoridad de los más fuertes en la actividad, pero también a sus relaciones con entidades financieras y medios de comunicación. Tienen terror a quedar fuera de algo. De otro modo ya habrían creado otra Mesa, bien plantada sobre sus propias cuentas”.

 

LOS COSOS DE AL LAO. La dedicación observada en el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación que orienta el eficiente dirigente formoseño Luis Basterra, a las cooperativas y a las pequeñas y medianas empresas rurales, es la otra cara de la desconfianza.

En trazo grueso, el gobierno de Alberto intenta el difícil equilibrio de promover la economía popular –de enorme dimensión presente y gigantesca proyección- para involucrar en el juego económico a protagonistas que desestructuren el sentido monopólico, sin golpear a los monopolios.

La aprehensión de los estrategas –Bancos, grandes productores, Grupo Noble, especuladores- no radica en las cuentas presentes sino en la posibilidad del afianzamiento político de un gobierno peronista que, con modos elegantes, vaya desequilibrando la balanza. Para eso está Martín Guzmán en el Ministerio de Economía, y no sólo para negociar la deuda.

El hilván con el Papa Francisco, que realizará entre el 26 y el 28 de marzo su encuentro en Asís para debatir un nuevo rumbo en la economía mundial, es más profundo de lo que quienes dicen respaldarlo admiten. Un espacio dentro del movimiento nacional pretende atacar a Alberto y apoyar al Papa. Otro, sostener al presidente y cuestionar al Pontífice.

Ambos están hondamente equivocados. Ambos se mueven por preceptos ideológicos férreos y coinciden, de tal modo, con aquellas versiones mencionadas al comienzo de este artículo. El análisis concreto de la situación concreta, incluyendo cultura historizada, comunicación e intereses de fondo en desarrollo, permite identificar los dos proyectos contrastantes.

Como observará, lector, vamos arribando al nudo del problema.

 

EL FUTURO NO EXISTE, SE CONSTRUYE. Pues el probable éxito de la gestión en curso facilitaría una continuidad en los comicios venideros. Si la reestructuración positiva del mercado interno brindaría una nueva posibilidad a la industria nacional, con todo lo que ello implica, la inserción del Estado y la Economía Popular en el esquema, peronizaría la vida nacional.

He ahí la clave. Los opositores más rudos visualizan la Verdad. “Ellos saben que tenemos razón” aseguró Alberto hace pocas horas. Pero claro que lo perciben, y ante la perspectiva de una creciente industrial local en detrimento de su primarización ruinosa, golpean precisamente en la línea de flotación de ese “populismo, peor que el coronavirus”.

Ya café de por medio y sin afán de difundir, con aires de introspección, nuestras Fuentes Seguras indicaron: “Guzmán es importante. Lo que está haciendo con la aprobación absoluta de Alberto es asentarse en algún éxito para saltar hacia adelante. No tiene ambición política personal, lo único que quiere hacer es lo que está haciendo y sabe que si acierta, cambia la historia”.

La Argentina no está al borde de cambiar la historia, aclaramos: está cerca de salir del marasmo, apenas. Pero una salida, acompañada por el debilitamiento de hecho del poder primarizador y rentístico, derivaría en la elaboración de una Nación.

Esto explica mucho más que las “leyes del mercado” el accionar inflacionista de los formadores de precios, las protestas agropecuarias y la intensa pulla mediática. Pero como sólo en estas líneas lo indicamos con nitidez, una parte del pueblo que apoya instintiva y sabiamente al gobierno, no logra articularlo como discurso.

“No se puede vivir de otra manera / porque si no, la gente no se entera” dice la canción. Y la manera, a no dudarlo, pasa por vivificar los medios del Estado y promover una comunicación popular surgida de la misma cultura historizada de nuestra base social. Sólo un párrafo atendible, para no cejar en el debate.

 

STEVIA. Esos dilemas sobre un horizonte aún no perfilado surgen como gestos en las acciones cotidianas. El síntoma más directo resultó el foul táctico impuesto por el jefe de Estado al ejecutivo de la Azucarera Ledesma durante la reunión en el Hotel Alvear.

Al igual que los compañeros del defensor que, a la pasada, le dan un toque al que hace teatro para forzar la tarjeta, el ministro de Desarrollo Productivo de la Nación Matías Kulfas, le aclaró por lo bajo al empresario: “Esto es para vos”.

Es que Fernández había elevado el tono para recriminar la persistencia de la inflación. Retó a  todos, pero especialmente a los líderes en el desajuste; y la empresa del pombero  -célebre por su anticipación a los métodos dictatoriales- es la más destacada.

En su discurso, el presidente fue duro con el sector alimentario por incrementar los precios a pesar de los congelamientos. Buscó respaldo cercano: a su lado y portando elogios estuvo Daniel Funes de Rioja, titular de la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal).

“El sector alimenticio tiene que hacer una revisión. Ayudamos a la recuperación frenando tarifas, dólar y combustibles, abriendo el crédito. No es posible que los precios sigan subiendo. Vamos a ser inflexibles“, aseveró Fernández.

Añadió: “En estos 90 días, giramos para no caer al precipicio. Arrancamos con un programa para los más necesitados. Si le das una mano al que está peor, después todo mejora. Lo pudimos hacer gracias al apoyo de los empresarios, tanto de la Copal, como del agro y la industria. Estamos agradecidos”.

 

CINCUENTA Y CINCUENTA. La configuración del Consejo Económico y Social será importante. Ya existen varias centrales empresariales ligadas al mercado interno y representativas de la producción y la generación de trabajo. Si las mismas ocupan un lugar adecuado en el debate, aquél futuro se irá insertando en este corrosivo presente.

Pero la clave estará en la capacidad del presidente para disponer de un oído exclusivamente destinado al movimiento obrero y las organizaciones sociales. “Vuele bajo, porque abajo, está la verdad”. El otro órgano autidivo está en condiciones de abarcar a todos los demás sectores.

Esa es la proporción adecuada. Cincuenta y cincuenta, que le dicen.

 

  • Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal.
  • Pinturas de Paul Kuczynski

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