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Por FERNANDO INFANTE LIMA *
En el universo de Lucy Patané hay música. En el universo de Lucy Patané hay música, diversidad y dispersión. En el universo de Lucy Patané hay una acción incansable, un perfil inagotable, que respira y exhala bocanadas de música.
Lucy se crió en las noches de rocío, en la paz de un barrio de casas bajas, en el refugio de un ámbito familiar ahogado de cultura. Lucy se crió entre piezas de arte de elaborada complejidad, que ejercían un hipnótico magnetismo sobre sus primeros impulsos, al tiempo que escapaban a su comprensión.
Lucy Patané es guitarrista, compositora, multi-instrumentista, productora musical y técnica en sonido. Lucy es el curso primario de un rio abarrotado de afluentes, es una fuente inextinguible de proyectos, de una transversalidad asombrosa.
En su foja de servicios resaltan, Las Taradas (una orquesta de señoritas que rememoran canciones de los años 40’s y 50’s), La Cosa Mostra (un combo inclasificable en el que caben el swing, el punk y la música popular italiana), Tronador (psicodelia y aires pop dominados en un tono experimental) y Ohdiosa (música electro-acústica abierta a la improvisación).
El traje de productora le sienta bien, pueden dar cuenta de ello, Los Rusos Hijos de Puta, Marina Fajes, Oliverio y los Elefantes, Gaston Massencio, Jazmín Esquivel y los Alces, Gabi Balcarce y Big Pony.
Lucy Patané siempre supo que su primer disco iba a llamarse Lucy Patané. La referencia es una colección de originales que se vienen gestando desde 2017 (ya que su firma aparece previamente en tres discos «Salida de Emergencia» (2011), «Para las Piedras» (2013) y «El Ultimo Pasajero» (2015); todos ellos comisionados para ser las bandas de sonido de las películas homónimas), una cosecha armada en dedicación y paciencia, en la convicción de ser cada una de ellas la pieza faltante para cerrar un circulo perfecto.
Lucy Patané es un álbum de canciones urgentes, canciones de las que brotan los sentimientos a flor de piel, canciones dominadas por los estados de ánimo. Lucy en su laberinto, ensayando un paso de baile superior, evitando los quiebres que resisten entre las pasiones encendidas y los corazones en conflicto. Una línea delgada divide la placidez que emana de una serena, armoniosa melodía y la furia seca, agria, que envuelve la distorsión de guitarras.
La instrumentación de la cinta fue elaborada en forma meticulosa, enjambres de guitarras, cuerdas, vientos, percusiones, al servicio de contrapuntos armónicos, ricos en cambios tímbricos. Un diseño en dialogo constante con los climas que visita cada composición.
Un juego de luces y sombras, de espíritu lúdico, pleno de humor y su contra parte, atada a un espíritu triste, sombrío; un juego que hace pensar que Lucy se ha bebido todos los vientos.
El nombre propio como tarjeta de identificación, ahí, donde reside la identidad y el orgullo bien entendido, en la necesidad y convicción, de que este trabajo es su mejor definición.
Es probable que Lucy Patané sea el mejor disco argentino de 2019.
* Ya nada será igual / La Señal Medios
