ELECCIONES / De la democracia de partidos a la democracia del pueblo

Esto de por sí configura una Democracia condicionada.

Lo que no impidió que bajo esas condiciones y con el Partido Laborista como instrumento, Juan Perón llegara al gobierno para ampliar la democracia a la participación activa de las «Organizaciones Libres del Pueblo» e impulsar desde allí una auténtica revolución nacional y social.

Revolución que dejó marcas culturales imposibles de borrar.

«El problema del pensamiento democrático futuro está en resolvernos a dar cabida en su paisaje a la comunidad» advirtió el propio Perón hace 70 años.

Enemigos históricos de cualquier tipo de práctica democrática que pueda alterar ese simulacro de democracia que llaman «republicanismo demoliberal, burgués y representativo», los grupos oligárquicos corporativos, han impedido hasta ahora embellecer el paisaje tal como lo quería Perón y Evita.

Han sido, son y pretenden seguir siendo obstáculo insalvable para construir la Comunidad Organizada y Liberada.

Como en el ’46, como en el ’73 y como en el 2003, recuperemos el gobierno dentro de las reglas del sistema partidocrático tradicional, persuadidos de que más de un candidato de los que integrarán las listas, hará valer luego su voluntad personal por encima de la voluntad de quienes lo votaron.

A pesar de ello, la prioridad indiscutible de la hora es alcanzar la Victoria con el Frente de Todos.

Pero hay un deber histórico ineludible a cumplir una vez recuperado el gobierno: incorporar el paisaje de la comunidad con las organizaciones representativas del pueblo como protagonistas esenciales.

Una revolución nacional y social injustamente interrumpida, espera que el pueblo argentino, mediante organizaciones comprometidas con la práctica de una auténtica Democracia social de participación plena, tenga de una vez por todas la capacidad de completar su objetivo supremo de Justicia y Liberación.