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70 AÑOS / Delfo Cabrera, olímpico de Londres, víctima del genocidio deportivo en el 56

Por JOSÉ LUIS PONSICO *

 

Delfo Cabrera, notable fondista nacido en el pueblo de Armstrong, Santa Fe, lugar célebre por su riqueza agropecuaria, hace 70 años ganaba de manera impecable para orgullo del deporte argentino, la medalla de oro en Atletismo, Londres´48. De reconocido «bombero» por vocación, a la fama del deporte mundial. En un rato.

Apenas 42 kilómetros recorridos el sábado 7 de agosto por las calles de Londres hasta ingresar al mítico Estadio de Wembley, primera catedral del fútbol, Europa. Con paso firme mientras quiénes lo antecedían, caían desfallecientes. Así lo exhibe un histórico video.

Adelante de Cabrera marchaban el belga Etienne Gailly, al cabo tercero en la prueba, daba señales claras de agotamiento y el inglés Thomas Richard que alcanzó la medalla de plata. Cabrera no era favorito. Al punto que en tablero electrónico inscribieron «Cabrora, Argentina».

Félix Daniel Frascara, recordado periodista de la revista «El Gráfico» presente en la cobertura de la prueba inolvidable, sus crónicas,  brindaba el valor de la hazaña. En escenario europeo donde los argentinos habían llegado luego de un agotador viaje en barco, de 25 días.

«Delfo no pudo escuchar el himno argentino», escribió Frascarita. «Ocurre que los organizadores no lo tenían, tal era el desconocimiento pre existente sobre Cabrera y los otros atletas argentinos», concluyó. Argentina tuvo medalla de oro con Delfo, pero Eusebio Guindez quedó quinto y Armando Sensini finalizó noveno. Tres argentinos en los primeros diez lugares. Hasta Beijing´08, cuando Etiopía repitió la proeza.

A la caída del peronismo, 16 de septiembre del´55, varios deportistas  célebres pagaron cara su «adhesión» al gobierno de Perón. Los que habían recibido premios «especiales» cayeron en desgracia a partir de la «Revolución Libertadora».

Entre otros, el propio Cabrera al que el gobierno de Juan Perón y «Evita», desde la «Fundación Eva Perón» habían honrado con un chalecito en barriada de Wilde, Avellaneda. Un acto multitudinario el 1ro de mayo, Día de los Trabajadores, con el General en el balcón y «Evita» a su lado, con cien mil personas en la Plaza de Mayo, sirvió de escenario para la entrega de las llaves del chalecito

Medallistas olímpicos, Londres´48, además de Delfo Cabrera y los Panamericanos, marzo´55. cayeron en desgracia Atletas de elite, Osvaldo Suárez, Walter Lemos; los ciclistas Jorge Batíz, Carlos («Indio») Vázquez, también basquetbolistas.

Los que obtuvieron medallas de bronce, pagaron con suspensiones, Alberto López y Miguel Ballicora, River Plate, compañeros de Edgard Parizzia, Ricardo Alix, Oscar  (Loco) Ibañez y esgrimistas, Fulvio y Félix G.

Al punto que historiadores revisaron con visión político los Juegos Olímpicos, gloria y drama. Melbourne 1956 – A 60 años del «genocidio» se tituló un documental de uno de ellos.

El historiador Alfredo Armando Aguirre, fallecido en Río de Janeiro hace doce años, calificó «Genocidio deportivo», los casos de medallistas, Panamericanos, México´55. «Cayeron en desgracia» en gobierno de la «Revolución Libertadora».

Varios de ellos, célebres en el orden internacional, castigados por haber recibido «el tributo» del gobierno de Juan Perón. «Proscriptos» hace 65 años. Cabrera en el 56 fue enviado, un traslado, por la Policía Federal (pertenencia del Cuartel de Bomberos) a una triste oficina, cerca del Botánico. «Allí lo tenían poniendo sellos», contó su amigo Reinaldo Gorno. «Lugar lúgubre, apenas una bombita de luz», dijo

Cabrera luego falleció en extraño accidente de tránsito en el´81. Por “homicidio culposo” resultó procesado un militar en plena dictadura.

«La vuelta final en Wembley es una de las grandes leyendas del atletismo de todos los tiempos» evocó Osvaldo Suárez, otro notable atleta argentino, ganador tres Maratón San Silvestre, San Pablo. El gran Osvaldo fallecido en febrero de este año.

La legendaria carrera de fin de año entre 1958 y 1960. «Delfo fue un símbolo deportivo del gobierno peronista», afirmó el notable fondista de Villa Domínico en charla con el autor de la nota hace casi una década.

El sucesor de Cabrera comentó que encontró muerte extrañamente accidente automovilístico -Alberti, provincia de Buenos Aires, 2/08/81- aludió a la personalidad de su amigo.

«El 17 de octubre del´49, el Presidente Juan Domingo Perón entregó «medalla al mérito», en un acto emocionante en una de las jornadas más recordadas de la época.

«El General y Evita premiaron con casa, lindo chalecito, en Wilde. Delfo estaba muy feliz», agregó el legendario Osvaldo Suárez.

El recuerdo remite a uno de los actos desde el balcón de la Casa Rosada y la multitud en la Plaza de Mayo. Las imágenes que recorren la historia política del país ubican al humilde bombero honrado por el Presidente de la Nación y su esposa.

«Cabrera, cuarto de seis hermanos, obrero ladrillero siendo niño y recolector de maíz  en el campo», describió. «Criado, hogar humilde, cuando Juan Carlos Zabala ganó la maratón olímpíca en Los Angeles -curiosamente, 7 de agosto- en 1932». «Delfo le prometió a su madre que llegaría a ser olímpico en el atletismo». Ya era su pasión.

Delfo llegó a la Capital Federal inscribió como atleta a cargo del profesor Francisco Mura. Entrenó en el «Viejo Gasómetro», Boedo, antigua cancha de San Lorenzo.

«Cabrera bombero (Policía Federal) viajó con el resto de los atletas a Londres «tercera clase» escribió alguna vez Dante Panzeri, luego director de «El Gráfico»

«Los atletas cruzaban el Atlántico en barco, mes de viaje a Londres, Cabrera que no era alto aunque de físico macizo, armaba el plan de carrera con parte de una generación gloriosa», puntualizó Panzeri mucho después.

«Plan acordado con Eusebio Guíndez, que terminó quinto y el bahiense Armando Sensini, noveno» evocó Osvaldo Suárez, living del amplio departamento de la Av. Mitre al 1800, Avellaneda, el «corazón» de aldea, Villa Domínico.

«Nunca antes -tampoco después- Argentina tuvo tres maratonistas, olímpicos, entre los primeros diez» explicó Suárez, fondista ganador en el atletismo sudamericano de los´60. Especialista 5.000 y 10.000 metros, además de maratonista. Un coloso.

Cuando Cabrera llegó al estadio de Wembley iba detrás del belga Etienne Gailly. Videos muestran «la resistencia». Es posible que la hazaña haya marcado a fuego a la generación de atletas que lo continuaron como el propio Suárez, Lemos. También Domingo Amaizón y Armando Pino.

Cultura atlética emanada del «bombero olímpico». «En los 400 metros finales, ante 70 mil personas Delfo emocionó al mundo. Su paso firme, andar regular y pecho inflado mostraron para siempre en la vuelta que lo hizo célebre. Cabrera no era candidato a ganar la maratón olímpica. Los organizadores carecían de nuestro himno.

El tablero electrónico lo inscribió como «Cabrora», ironizó Suárez. El propio Osvaldo, una de las víctimas del «genocidio deportivo», comentó el sucesor.

En poco tiempo cayeron en desgracia, basquetbolistas de los Panamericanos de México´55. Alberto López y Miguel Ballícora, ambos de River.

Delfo Cabrera agradeció personalmente a Juan Perón y a Eva Duarte por el reconocimiento. Actitud que lo pagó caro después», describió Osvaldo.

El propio Suárez, tiempos de récord en 5.000 y 10.000 metros, destacado fondista, no pudo ir a Melbourne, Australia en el´56.

«Cabrera había ascendido a Cabo bombero, Policía Federal estaba entrenado pero el checo Emil Zatopek, imbatible, para siempre «la Locomotora humana», asombró al mundo. Delfo, sexto. Aquí, ídolo», siguió.

«La caída del gobierno peronista lo relegó, vivió postergado; ninguneado». Corría 1956. Otros «perdieron» ante la «Libertadora», esgrimistas, los hermanos Fulvio y Félix Galimi, instaló Alfredo Aguirre, historiador peronista, memorable escritor y autor de una frase que patentizó la época e injusticias de la «Revolución Fusiladora», por la liturgia peronista: «el genocidio deportivo», impactó Aguirre.

«Al año de la «Libertadora» de (Pedro) Aramburu e (Isaac) Rojas, Cabrera trasladado a oscura oficina del Jardín Botánico, Palermo. «Estaba grande pero seguía corriendo», dice Suárez.

La «Revolución Fusiladora» del´56, según liturgia peronista. En los Panamericanos del´51, Buenos Aires, Argentina estuvo al frente del medallero.

Superó a Estados Unidos. En México´55, EE.UU superó al deporte argentino. «Igual, éramos segundos en el deporte olímpico hace 60 años», puntualizó.

«Delfo se bancaba todo tipo de injusticias», añadió Suárez en su relato. «Cabrera simbolizó a todo el deporte peronista, caído en desgracia.

«A mí, la Libertadora me arruinó buena parte de mí carrera. Tenía los mejores registros en el´56 y no me dejaron ir a Melbourne», enfatizó

«El ocaso, proscriptos, nosotros», dijo. Osvaldo Suárez y Walter Lemos no pudieron asistir a Juegos Olímpicos. Australia, Melbourne´56.

«Recién superé todo aquello en Mar del Plata´64 cuando gané la maratón de  «El Gráfico«, corriendo en calles, pleno verano ante cien mil personas que estaban en La Feliz», comentó.

«Un recuerdo inolvidable hace más de medio siglo, Costa Atlántica, avenida Colón, calles con miles de personas, nos reencontramos todos. Hasta José María Muñoz fue a relatar la maratón», añadió Delfo, organización y referente del atletismo de la época. Fue inolvidable», se emocionó Suárez.

Cabrera en el´73, vuelta del justicialismo, gobierno nacional, ocupó cargo de funcionario en Secretaría de Deporte bonaerense.

Cabrera en enero del´74, luego de dimisión del gobernador Oscar Bidegaín, renunció al cargo en Secretaría de Deporte bonaerense.

Vivió en Mar del Plata, en la transición. Cumplió actividad de política deportiva, oficinas ex Piso de Deportes del Casino. Su fama ya había decrecido en medio del intenso debate político. Escenario de compleja (trágica) interna peronista.

La justicia penal interviniente juzgó «homicidio culpa e imprudencia». En 1989 trascendió identidad del conductor que lo atropelló y su «fatal irresponsabilidad» al volante. Se trataba de militar de alto rango.

«Delfo había superado todas las adversidades. El destino, tiempo de «genocidas», le jugó una mala pasada», concluyó Suárez, otro grande.

 

 

(*) Columnista de La Señal Medios y Libre Expresión

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