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Por LAUTARO FERNÁNDEZ ELEM *
Hace 50 años, un 22 de marzo empezaban en París las primeras movilizaciones que irían acrecentando su fuerza hasta gestar el histórico Mayo Francés, una masiva y poderosa movilización que encontraba a obreros y estudiantes manifestándose en contra de las políticas de Charles de Gaulle en el marco de un proceso global de organización y alzamientos revolucionarios.
La historia espiralada, ni lineal ni cíclica, encuentra hoy a Francia en una de los mayores huelgas de los últimos años. Ante el sostenido proceso de reforma laboral y con el antecedente inmediato de una extendida huelga en septiembre del 2017 contra las primeras medidas claramente liberalizadoras del flamante mandatario Emmanuel Macron, se paralizó hasta tres cuartos del funcionamiento la majestuosa Sociedad Nacional de Ferrocarriles (SNCF), casi la mitad del servicio aéreo, buena parte del sistema de transporte urbano y la administración pública. La intención de recortar en 66 mil millones de Euros el presupuesto para el ferrocarril y la modificación del estatuto de los trabajadores ferroviarios puso en alerta y movilización a la CGT francesa. A su vez, el recorte de 120.000 puestos en la administración estatal, obliga a responder; aliarse y responder, al conjunto de la clase trabajadora.
No casualmente, y con similitudes hasta en su apellido, Macron y Macri provienen del mismo espacio y por ende caminan hacia los mismos objetivos con recetas similares. El ajuste y la desinversión en los bienes, aportes y salarios del Estado son un leimotiv en el accionar liberal de la segunda década del milenio, fundamentalmente en aquellos países donde la justicia social y la progresivamente equitativa -por lo menos durante algunos tramos de su historia- redistribución de la riqueza con base en la función del Estado, han sido señeros en la organización política y en la confección de un futuro distinto.
La multipolaridad actual y la pérdida del respaldo norteamericano a los procesos neoliberales tradicionales, ponen a la «derecha» y a la «izquierda» -expresada electoralmente por Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon respectivamente- a golpear desde sus flancos y a poner nuevamente en la mesa la necesidad de sostener los derechos de los trabajadores.
En la Argentina, el sector del transporte se encuentra en el centro de la contradicción y también del conflicto, con la diferencia de que los gremios mayoritarios tanto de transporte automotor como ferroviario, han firmado las modificaciones regresivas de sus convenios colectivos y se han manifestado públicamente en contra de accionar contra las políticas de gobierno.
- La Señal Medios / Sindical Federal / Radio Gráfica.
