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viernes , abril 19 2024
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DOS MODELOS / Los evasores o los trabajadores

Por HÉCTOR AMICHETTI *

 

El gobierno de restauración oligárquica ha dispuesto, entre otras medidas de carácter económico que benefician únicamente a la clase privilegiada, el blanqueo de capitales.

Traducido al criollo: ha perdonado el fraude cometido contra el Estado Nacional por quienes evadieron durante años millones y millones de pesos en impuestos.

Hoy se cumplen 63 años del día en que el gobierno de Juan Perón (segundo mandato), expropió las empresas del Grupo Bemberg.

Don Otto Peter Friedrich Bemberg llegó a la Argentina para hacer buenos negocios allá por el año 1852. Dos años antes había fallecido en su forzado exilio francés, Don José de San Martín, libertador de medio continente sudamericano.

Don Otto comenzó a hacer plata importando tejidos y exportando granos, su alianza con la aristocrática familia Ocampo lo vinculó con la oligarquía terrateniente local, su amistad con Mitre y Avellaneda lo volvió próspero y «prestigioso» en la colonización santafesina.

En 1888 fundó en París la Brasserie Argentine Societé Anonyme y meses después abrió la cervecería Quilmes en Buenos Aires.

Eran tiempos en que la «Generación del Ochenta» impulsaba la inserción de Argentina en el mundo llamando a los inversores del Viejo Continente a traer capitales, tecnología, saberes y energía humana para desarrollar la agricultura, la ganadería y promover industrias relacionadas, invertir en obra pública, caminos, red de transporte y un etcétera que se repite por estos días.

Seguro que Don Otto habrá sido presentado en aquel entonces como representante de los capitales extranjeros que apoyan la gestión de un gobierno de la aristocracia que pone todas sus fichas en la sabiduría y habilidad de los ricos para desarrollar negocios que algún día derramarán beneficios sobre los pacientes pobres.

La cuestión es que el hombre, y su hijo que continuó al comando de la empresa, constituyeron un auténtico «Imperio cervecero» en la Argentina, destruyendo con malas mañas comerciales a todos sus competidores.

«La familia Bemberg en la Argentina es algo así como un inmenso pulpo venenoso que todo lo va emponzoñando y ocupando. La corrupción de funcionarios públicos fue su especialidad. La ‘coima’ es una institución bembergiana en todos los poderes», diría oportunamente Perón.

En 1932 murió Otto Bemberg hijo, cuando los familiares iniciaron los trámites de herencia, apareció que su fortuna -estimada en no menos de 2.500 millones de pesos- se había reducido mágicamente a 600.000 pesos.

¡Sí… apenas 600.000 pesos!

Fue entonces que el Consejo Nacional de Educación, beneficiario por entonces de los impuestos de herencia y herencias vacantes inició un juicio por defraudación y evasión de impuestos.

En plena época de la «Década Infame», con una Justicia domesticada por el poder oligárquico, el juicio durmió casi 15 años.

Hasta que un 17 de octubre, el pueblo trabajador en las calles le puso el despertador a esa Argentina que aparecía resignada.

Mediante un decreto del año ’52 el gobierno peronista retiró la personería jurídica al Grupo Bemberg por ocultamiento de patrimonio.

A través de la Ley 14.122 se dispuso la liquidación de las empresas del Grupo poniéndolas bajo administración del Estado.

En el presupuesto del año 1954 fue incluida una partida en concepto de créditos para la CGT y la Federación de Obreros Cerveceros con destino a adquirir las empresas de Bemberg.

Un día como hoy, el 4 de febrero de 1955, se expropiaron 13 empresas cerveceras y de actividades anexas del Grupo, creándose Fábricas Obreras Cerveceras Argentinas S.A. (FOCASA) a cargo de la CGT y de la Federación Obrera Cervecera de la República Argentina.

Fiel al modelo Peronista de la Comunidad Organizada, los trabajadores se hicieron cargo del grupo empresario constituyendo cooperativas y convirtiéndose en propietarios con apoyo del Estado Nacional y a pagar con las utilidades generadas con el esfuerzo productivo y el dinero de las deudas contraídas por los Bemberg mediante la evasión impositiva.

Esa ejemplar experiencia solo pudo ser interrumpida por el intempestivo y violento golpe de estado perpetrado en septiembre de ese mismo año por aquellos que impusieron por la fuerza de las armas la misma filosofía que intenta restaurar la plutocracia que hoy gobierna en Argentina.

La Argentina de los trabajadores o la Argentina de los explotadores y especuladores, dos modelos que recorren toda nuestra historia.

 

* Secretario General Federación Gráfica Bonaerense / Corriente Federal de Trabajadores.

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