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Por GABRIEL FERNÁNDEZ *
El papa Francisco envió un mensaje al Foro de Davos, en el que exhortó a los líderes mundiales a «asumir la responsabilidad» para acabar con la pobreza, a ofrecer oportunidades reales a las personas para alcanzar un desarrollo humano integral y a poner en práctica políticas económicas que favorezcan la familia.
Ahora bien: las semanas recientes han sido de gran debate y controversia en derredor de la figura de Jorge Bergoglio. Y no se trató de un contraste clásico, unidireccional. Desde varios flancos surgieron mandobles y, orgullosamente, ligamos algunos. De allí que resulte de interés incluir en el mensaje papal, a modo de presentación, la visión de Evo Morales.
El presidente de Bolivia señaló “Comparto plenamente la posición del Hermano Papa Francisco, que en su carta al Foro de Davos, denuncia que la principal causa de la pobreza es la política neoliberal, también expresó la necesidad de construir ´sociedades incluyentes, justas y compasivas´. Esa es nuestra lucha”.
Aunque no solemos emplear criterios de autoridad, pues a los hechos nos remitimos y allí radica la potencia de nuestra información, es innegable que si hay una voz autorizada en este continente para describir el alineamiento papal, es la de Evo Morales. Sin por eso modificar la perspectiva que cada uno posea del tema, sugerimos abrir los oídos para tomarlo en cuenta.
Ahora bien. Sigamos con el mensaje de Francisco. «Es un imperativo moral, una responsabilidad que nos concierne a todos, crear las condiciones apropiadas para que todos vivan de manera digna», subrayó.
«No podemos quedarnos en silencio ante el sufrimiento de millones de personas cuya dignidad está herida, no podemos continuar más hacia adelante haciendo como que la pobreza y la injusticia crecientes no tienen una causa», sostuvo el papa argentino.
El mensaje está dirigido al profesor Klaus Schwab, economista y empresario alemán fundador del Foro Económico Mundial, y fue leído por el cardenal Peter Turkson, prefecto del Dicasterio para el Servicio Humano Integral.
El pontífice invitó a «crear un futuro compartido en un mundo fracturado» y señaló la necesidad de «sociedades incluyentes, justas y compasivas» que permitan «superar la fragmentación» y trabajar juntos en el contexto de un mundo globalizado.
«Es vital salvaguardar la dignidad de la persona, en particular al ofrecer a todas las personas oportunidades reales para un desarrollo humano integral y al implementar políticas económicas que favorezcan a la familia», subrayó.
Francisco recordó que el mundo empresarial tiene un potencial enorme para llevar a cabo cambios sustanciales, especialmente si rechaza esa “cultura del usa y tira” y apunta a aumentar la calidad de la productividad, creando nuevos puestos de trabajo, combatiendo la corrupción y promoviendo la justicia social y leyes laborales más equitativas.
«Si queremos un futuro más seguro, uno que aliente la prosperidad de todos, entonces es necesario mantener la brújula continuamente orientada hacia el ‘verdadero norte’, representado por auténticos valores», concluyó.
Es ostensible el sentido del mensaje. Ahora bien, si lo que se pretende es una definición de Bergoglio por la expropiación de las riquezas y su socialización, la cosa se complica. Sobre todo porque ni Evo, ni Hugo Chávez, ni Néstor Kirchner, ni Lula realizaron tal cosa.
Este cierre nos remite a aquél diálogo de Enrique Santos Discépolo con Mordisquito, cuando recordó una visita al circo con su amigo, quien se quejaba del sonido de una guitarra templada por un acróbata en las alturas. Sin valorar la destreza y la situación, el “crítico” se enfocó en la técnica musical.
* AICA / LSM
* Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.
