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viernes , abril 19 2024
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CGT / Adversidad y escepticismo (El hombre imposible)

Por GUSTAVO RAMÍREZ *
I
“Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo”, es lo que le dice el Nexus 6, Roy, al agente Deckard en una de las escenas más impactantes de la actual Blade Runner.
El miedo es una forma de gobierno. Pero es ante todo una emoción. Y a eso apela la restauración neoliberal como sustento argumental de su política. A la emotividad constante. Esa que acciona en términos psicológicos. Ni posverdad, ni nueva derecha. Una trasmutación del poder en este futuro presente.
Dick no vio en Deckard a un anti héroe. Describió a un ignorante cómplice del sistema que fue puesto en alerta cuando una Replicante, ese experimento genético y político del neocapitalismo, le muestra la fatalidad del Ser artificial. No hay un razonamiento ético. Hay una construcción política de las emociones. Un campo que la razón tecnológica, en manos de una corporación financiera, usó para dominar a la población de ese universo distópico.
En consecuencia Deckard, el Blade Runner, no es más que la representación disruptiva del proceso de dominación dentro del sistema. El neoliberalismo no sueña con ovejas eléctricas. No lo necesita. Crea sus propias ovejas. Sus propios Nexus 6. Sus Replicantes. Sus empresarios del Yo. Y utiliza todos los recursos a su alcance para dinamitar el campo social y que esas redes de sujetos individualizados continúen en la senda de la soledad política, donde su psicología es bombardeada desde diversos ángulos del universo social, por la maquinaria tecnológica, judicial, moral y mediática.

II
No es posverdad. No es la nueva derecha. Es una adaptación político-genética del poder económico. Es la restauración neoliberal por otros medios. Es el devenir del thatcherismo en nuevas expresiones políticas. En definitiva es realismo capitalista.
En esta nueva estructura, el Replicante ya no necesita a Deckard para referenciar su otredad, simplemente porque no lo necesita. Mientras sea Empresario del Yo, su psicología está unidireccionada a un éxito utópico que le da razón de ser a su voluntad ideológica. Ese nicho ha sido bien explotado por el macrismo. Deckard es el que ha sido retirado por los nuevos replicantes. Y ahora le quedan dos opciones: Huir o pelear.
¿Es el sindicalismo ese Deckard encerrado en su propia distinción filosófica, social y política? ¿Es ese agente social qué en pleno siglo XXI busca su identidad sobrepasado por una realidad que no distingue entre lo virtual y lo concreto?
Entre sus disquisiciones ese sindicalismo, ese Deckard, es peligroso para el sistema. El futuro llegó en el 2015 cuando el capital financiero tomó el poder por un escaso margen de votos. La realidad virtual propagó la idea de legitimidad social amplificada para descomprimir tensiones sociales. Se apeló a la persistente emotividad y el sindicalismo no quiso pecar de indulgente. Por entonces no estaba en juego su identidad social. Así que se sumó a la psicosis colectiva de la gobernabilidad. Y allí reconoció su propio espacio reducido.

III
“Lo que ocurre en este momento, además, es que hay un gobierno que no es peronista y siempre se dijo que cuando los gobiernos no eran peronistas era más fácil unificarse para confrontar. Bueno, habría que revisar eso, parece que no es tan lineal. A pesar de que hubo confrontaciones grandes y duras durante toda esta etapa, nosotros no hemos logrado un frente homogéneo en la CGT, este es un dato de la realidad. Es cierto que las diferencias internas vienen desde antes de la unificación, quedaron importantes sectores afuera, no todos por la misma razón”, declaró hace poco Juan Carlos Schmid en una entrevista que le realizó la revista Crisis.
Desde diversas columnas de La Señal Medios y AGN Prensa Sindical, se diagnosticó con precisión, hace varios meses atrás, la fuerza real del proceso interno en el Movimiento Obrero. Ni Blade Runner ni Replicante. La expresión pendular quedó agotada en un ámbito demasiado pequeño y sin resultados efectivos favorables. ¿Era necesario que la CGT asumiera una responsabilidad que no le es propia como la de la Gobernabilidad?
En la nota mencionada Schmid considera “este es un gobierno que golpea a los sectores populares empobrecidos y favorece a los de mayor concentración. A partir de diciembre entramos en un nuevo ciclo y tenemos que organizar la resistencia, pero con otra dimensión, con otras tácticas y con otro formato que en el pasado. Porque caer en la tentación de resolver esta encrucijada de manera violenta, yo no voy a usar la palabra funcional, pero es muy peligroso para los intereses que nosotros representamos. Simple y sencillamente por lo siguiente: cada vez que la clase trabajadora, o mejor dicho el pueblo argentino, ha intentado por esa vía la respuesta ha sido feroz de parte de la derecha. Y eso no hay que olvidárselo nunca. Nuestra posibilidad tiene que ser recrear la política. En la política todos valemos uno. La política es el arma que tenemos los sectores populares para hacer valer nuestras razones”.

IV
En esas definiciones políticas que expone el dirigente sindical se pierde de vista a los Replicantes que tomaron consciencia de sí y hoy pagan el costo con cárcel. Es decir. La restauración neoliberal, la oligarquía financiera, no perdió el tiempo en discusiones filosóficas. No quiere resquicios molestos del pasado en su presente. Los cuerpos políticos a los que considera obsoletos deben ser “retirados”.
No es nuevo. Lo hizo, insistimos, Thatcher en Inglaterra con las obvias salvedades históricas. El Gobierno de Macri no está interesado en combatir la corrupción, eso iría contra su propia genética, para esta administración lo importante es pasar al retiro al pasado reciente donde el Empresario del Yo o los Replicantes eran una metáfora. Donde, sencillamente, el neoliberalismo no era posible.
La caza abierta de dirigentes sindicales, políticos y sociales denota la voluntad explícita del Ejecutivo de borrar de la memoria colectiva el pasado reciente. En consecuencia pone en uso todos los dispositivos de poder con los que cuenta para eliminar el anclaje social colectivo de movilidad social ascendente. Allí tampoco importa el país. La liberación del mercado no reconoce fronteras, tampoco soberanía. Mucho menos independencia económica.
El Empresario del Yo es una variable del Nexus 6. Más sofisticada, enteramente emocional. Sin consciencia de sí ni de los otros. Un esclavo necesario en los papeles del neoliberalismo actual. La meta, su meta, su objetivo, es alcanzar un éxito individual que lo sujeta a la realidad virtual de lo posible. Un deseo que lo subyuga, enferma y somete. Una nueva pérdida de libertad.

V
“He visto cosas que los humanos no se imaginan. Naves de ataque incendiándose cerca del hombro de Orión. He visto rayos C centellando en la oscuridad cerca de las Puertas de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia”, dice el replicante Roy Batty a nuestro amigo Deckard antes de morir.
Durante los últimos dos años, mientras el Movimiento Obrero ganó las calles, muchos militantes del campo nacional y popular dejaron que la memoria colectiva de los últimos 12 años se perdiera en el tiempo. Lloraron sus lágrimas en denuncias morales a través de las redes sociales. Apuntaron su verba digital contra supuestos traidores internos y se descompusieron de progresismo sin comprender de qué se trataba el presente de la historia. Ellos también sucumbieron ante la perspectiva emocional del neoliberalismo.
Sin embargo la historia no ha terminado. No es el fin. Hay una regeneración de estructuras que buscan reorganizar su vida interna para fortalecerse en la resistencia. La CGT va en ese camino al corto plazo. El peronismo recorre un camino análogo. La adversidad puede llevarnos al escepticismo. Sin embargo la experiencia social ha dado cuenta de lo contrario. Es tiempo, es momento. Deckard lo entendió al ver partir al Nexus 6. Por eso entre el sistema y los Replicantes eligió a Rachel. Su replicante. Su salvación. Su demonio, pero sobre todo su “hombre” imposible como elección política.

 

* AGN / La Señal Medios.

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